lunes, 21 de julio de 2008

SPEED RACER

Los hermanos Andy y Larry Wachowski saltaron a la fama mundial en el año 1999 con el estreno de su primera película correspondiente a la saga Matrix. Ambos fueron responsables posteriormente tanto de los guiones como de la dirección de la trilogía. La entrega inicial fue todo un acontecimiento por su originalidad, sus atractivos efectos visuales y la consecución de un tipo de acción bastante lograda. El éxito fue tan rotundo que logró cuatro premios de la Academia de Hollywood, además de dar origen a un importante número de subproductos como series en DVD o juegos diversos y a otras dos cintas que se estrenaron en las salas de proyección el mismo año, práctica sumamente inusual en la industria cinematográfica. La segunda parte aún conservaba en ciertos aspectos el nivel de su predecesora pero la tercera y última supuso un deshonroso cierre a este macroproyecto gozó de tanta relevancia hace casi una década. En su siguiente trabajo, V de Vendetta, los Wachowski se limitaron a la labor de guionistas y productores. Como ya ocurriera con Matrix, se partía de una idea interesante y original que, aunque no logró el triunfo económico de los títulos anteriores, cosechó buenas críticas y un aceptable respaldo por parte del público.
Ahora presentan Speed Racer asumiendo una vez más las funciones asociadas a guión, dirección y producción. En esta ocasión, la trama se desarrolla en el mundo de las carreras de coches, con un protagonista talentoso pero muy temerario, a medio camino entre un genio virtuoso del volante y un tipo atormentado incapaz de superar la muerte de su hermano en plena competición. En realidad, la idea nace de una serie japonesa de dibujos animados emitida hace varias décadas y con cuyos mimbres se pretende construir un film sobre la corrupción en el marco del automovilismo. Pero, y como ya ocurriera con Matrix revolutions, el resultado final se puede calificar de mediocre y decepcionante. Desaparecida la originalidad, tan sólo queda un intento vano de agotar al espectador merced a multitud de carreras, planos sorprendentes y excesivos recursos demasiado manidos como para sorprendernos a estas alturas. Además, se exceden en la estética del videoclip y alteran la imagen a través de una colección de colores desproporcionados más propios de las cintas de animación, de modo que terminan resultando cansinos. Es más; se dice que John Mathieson, el primer director de fotografía contratado para el rodaje y responsable de títulos como Gladiator o El Fantasma de la Ópera, decidió abandonar el proyecto por su total desacuerdo con la particular visión de los realizadores acerca de la película.
Pese a gozar de un estreno mundial a imagen y semejanza del que tuvo hace siete días Ironman, su recaudación dista mucho de aquélla, con apenas dieciocho millones de dólares en su primer fin de semana de exhibición en Estados Unidos. Confiemos en que Speed Racer sea una excepción en la, hasta la fecha, interesante trayectoria de estos jóvenes hermanos.
El protagonista es Emile Hirsch, un joven californiano de apenas veinte años y sin experiencia profesional destacable pero que es secundado por los siempre interesantes Susan Sarandon –Thelma & Louise, Pena de muerte, El cliente-, Christina Ricci –Sleepy Hollow, La tormenta de hielo, Monster- y John Goodman –El gran Lebowski, Barton Fink, Always, Melodía de seducción-.

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