viernes, 18 de julio de 2025

SUPERMAN



Si tuviera que elegir una sola escena de las dos películas “Kill Bill”, rodadas por Quentin Tarantino, sería aquella en la que David Carradine reflexionaba sobre los superhéroes. En el diálogo que mantenía con Uma Thurman apuntaba la gran diferencia que existía entre Superman y el resto de personajes de cómic. Así, mientras que Spiderman y Batman eran seres humanos que, por diversas circunstancias, se convertían en héroes amparándose en un disfraz que les ayudaba a ocultar su verdadera naturaleza, con Superman se producía el efecto contrario. Él se "humanizaba" para disimular su condición sobrenatural. Dicho de otro modo, Peter Parker y Bruce Wayne se esconden tras Spiderman y Batman, pero es Superman quien encubre a Clark Kent.

El hecho cierto es que se inicia en 2025 otra posible saga de este último, bajo las órdenes del director James Gunn (responsable de “Guardianes de la galaxia” y “El escuadrón suicida”). He de reconocer que la idea de “empezar una nueva saga” me produce cierta pereza, habida cuenta de esta machacona tendencia en la actual industria norteamericana. Resulta inevitable recordar las cuatro cintas protagonizadas por Christopher Reeve, Margot Kidder y Gene Hackman en 1978, 1980, 1983 y 1987 (aunque Hackman no participó en la tercera). Tras un parón de casi veinte años, se estrenó en 2006 “Superman Returns”, con Brandon Routh dando vida al personaje principal, Kate Bosworth como Lois Lane y Kevin Spacey en el papel de Lex Luthor. En 2013, Zack Snyder recogió el testigo en la realización y filmó “El hombre de acero”, con Henry Cavill y Amy Adams encabezando el reparto. Más tarde llegó a las carteleras (también con Cavill) la desnortada trilogía de “La Liga de la Justicia”, formada por “Batman v Superman: El amanecer de la justicia” (2016), “La Liga de la Justicia” (2017) y “La Liga de la Justicia de Zack Snyder” (2021). Ahora se pretende volver al origen: nuevo protagonista, nuevo director, nuevo intento de revitalizar la trama pero, en esencia, la misma historia e idénticos personajes.

Sin duda, el “hombre de la capa roja” suscita un enorme interés y, si bien no encarna a mi superhéroe favorito, siento una gran devoción por la música compuesta para él por John Williams y valoro cómo refleja esa lucha entre el bien y el mal que tanto engancha a los espectadores. No obstante, pese a que las dos horas aproximadas de proyección se tornan llevaderas, esta propuesta dista mucho de incitarme al aplauso y el mérito técnico de numerosas de sus escenas no conlleva el necesario enganche emocional. Pretende (y, a veces, incluso logra) alcanzar un nivel superior de agilidad, diversión y luminosidad pero, a estas alturas, sorprender por la vía de los efectos especiales y conmover a través de contenidos tan reiterativos entraña una elevada dificultad.  

Por distintas razones, continúo prefiriendo los títulos de Zack Snyder en 2013 y de Richard Donner en 1978. El primero ofrece más rigor e intensidad. El segundo, mayor encanto y fantasía. En cualquier caso, ambos iniciaron unas sagas que se alargaron excesivamente, como sucederá a buen seguro con esta de 2025. No obstante, a poco que rescaten al niño o a la niña que cada uno conserva en su interior, no recibirá el calificativo de mala producción.

David Corenswet da vida al reciente Superman. No muy conocido para el gran público, ha intervenido en “Twisters” y en algún episodio de la serie de televisión “House of Cards”. Sin merecer una crítica especialmente negativa por su actuación, durante largos tramos del metraje no termina de encajarme en la figura del superhéroe. Integran el equipo artístico otros nombres más conocidos, como Bradley Cooper (que ya acumula doce nominaciones al Oscar, incluyendo las de actor principal, actor de reparto, productor y guionista), Rachel Brosnahan (“La maravillosa Sra. Maisel”), Nicholas Hoult (“Un niño grande”, “Jurado Nº2”, “Nosferatu”), Michael Rooker (“J.F.K.: Caso abierto”, “Arde Mississippi”, “Henry: Retrato de un asesino”) o la modelo Sara Sampaio.




viernes, 11 de julio de 2025

JURASSIC WORLD: EL RENACER (Jurassic World: Rebirth)



En 1993 Steven Spielberg dominó la industria del cine a través de dos propuestas completamente antagónicas y que arrasaron en ámbitos muy diferentes. “La lista de Schindler” conquistó las principales ceremonias internacionales de premios, mientras que “Parque Jurásico” encabezó las taquillas a nivel mundial. Por aportar un dato que refleje la entidad de semejante liderazgo, aquel año recaudó en Estados Unidos más del doble de lo ingresado por la segunda película más taquillera (“El fugitivo”). Aquella apuesta por una cinta sobre dinosaurios resultaba entonces muy novedosa, ya que mezclaba acción, humor y tensión con cierta habilidad. Ganó tres Oscars de los denominados técnicos (sonido, efectos especiales y montaje de efectos sonoros). Hasta ahí, nada que reprochar.

Posteriormente, se rodaron secuelas y variaciones sobre el mismo tema: “El mundo perdido: Jurassic Park” (1997), “Parque Jurásico III” (2001), “Jurassic World” (2015), “Jurassic World: El reino caído” (2018), “Jurassic World: Dominion” (2022) y, ahora, “Jurassic World: El renacer” (2025). A título personal, considero que desde hace tiempo se está alargando innecesariamente una saga que ya había dado todo de sí al mundo del espectáculo. No basta con la renovación de los rostros protagonistas, ya que el motor de la historia se perpetúa, provocando la saturación y reiterando la reiteración. 

Dirige el proyecto Gareth Edwards, quien en 2016 filmó un meritorio “spin off” de “Star Wars” (“Rogue One: Una historia de Star Wars”), pero cuya filmografía se compone mayoritariamente de adaptaciones de monstruos varios con irregular resultado (“Monsters” en 2010, “Godzilla” en 2014 y “The Creator” en 2023). Manifiesta cierto dominio del ritmo narrativo, si bien los materiales que utiliza se revelan ya muy trillados y, pese a la inversión y a la calidad técnica, la tarea de sorprender se le complica. 

Tiempo después de los acontecimientos narrados en “Jurassic World Dominion”, la ecología del planeta Tierra resulta insoportable para los dinosaurios. Los pocos que todavía sobreviven se hallan en ambientes aislados de regiones ecuatoriales, donde el clima se parece más al que conocieron antaño. Las tres criaturas de mayor tamaño dentro de esa biosfera tropical contienen en su ADN la clave para fabricar un medicamento que aportará importantes beneficios médicos a la raza humana. Una experta en operaciones encubiertas es contratada para dirigir un equipo de especialistas en una misión secreta, cuyo objetivo estriba en conseguir dicho material genético. Pero la intervención quedará truncada tras un accidente acuático que les conducirá a una isla misteriosa, donde se ubicó hace años un centro de investigación ultrasecreto del Parque Jurásico.

Más allá del reconocimiento de determinadas escenas altamente logradas y de las dosis de nostalgia que transporta al inicio de este fenómeno cinematográfico en 1993, el film aporta escasa originalidad y buena parte de sus bazas para mantener la tensión y el interés se sustentan sobre una reincidencia que sonroja más que asombra. A mi juicio, otras dos horas y cuarto de dinosaurios a estas alturas sobran.

Encabeza el reparto Scarlett Johansson. Nominada dos veces a la estatuilla dorada por “Historia de un matrimonio” y “Jojo Rabbit”, cuenta en su carrera profesional con actuaciones tan destacadas como las emblemáticas de “Lost in Translation”, “Match Point” o “La joven de la perla”. También encarna a su particular personaje de heroína de Marvel, Natasha Romanoff, alias la “Viuda Negra”. Le dan la correspondiente réplica Mahershala Ali (ganador de dos premios de la Academia de Hollywood gracias a sus papeles en “Green Book” y “Moonlight”), Jonathan Bailey (“Wicked”), Rupert Friend (“Homeland”, “Orgullo y prejuicio”) y Manuel Garcia-Rulfo (“Viudas”, “Los siete magníficos” de 2016).




viernes, 4 de julio de 2025

F1: LA PELÍCULA ("F1: The Movie")



El inicio del verano resulta propicio para la llegada a las carteleras de los denominados “blockbusters”, término que identifica a las películas llamadas a obtener un gran éxito de taquilla, fruto de sus ingentes presupuestos tanto de producción como de promoción. En Estados Unidos suelen escoger fechas próximas a su fiesta nacional del 4 de julio para llevar a cabo tales estrenos. En este 2025, uno de los largometrajes que mejor responde a este concepto es “F1: La película” (abreviatura de Fórmula 1).

Se sitúa tras la cámara Joseph Kosinski, un cineasta acostumbrado a este tipo de filmes, que rodó el título más taquillero de 2022: “Top Gun: Maverick”, con más de setecientos millones de dólares recaudados tan sólo en el mercado norteamericano. Precisamente viendo “F1: La película”, me vino a la cabeza una escena de “Top Gun” (1986), en la que ambos protagonistas chocaban sus manos con fuerza mientras se gritaban el uno al otro “necesito velocidad”. Al parecer, con esta nueva propuesta cinematográfica se pretende saciar dicha necesidad. De hecho, alguna crítica ya ha definido a “F1: La película” como un “Top Gun” sobre ruedas.

Se trata, sin duda, de una cinta trepidante en numerosas secuencias, con unos aspectos técnicos muy cuidados y una elevada intensidad narrativa, lo que refleja a la perfección todos los méritos y deméritos habituales en las superproducciones de Hollywood. A mi juicio, pues, no engaña en su oferta, habida cuenta de que los espectadores conocen de antemano qué clase de entretenimiento va a recibir. 

También existe (y llega a saturar) de modo palpable un exceso de chulería y prepotencia durante todo el metraje. Tal vez muestre fielmente el mundo de la Fórmula 1. Carezco de datos suficientes para afirmarlo o desmentirlo. En todo caso, se orienta al deleite de un público que disfruta ante el lujo, el despotismo y los egos.

Un piloto retirado, apodado “el más grande de todos los tiempos”, una auténtica leyenda en la década de los noventa, vio truncada parcialmente su carrera como consecuencia de un accidente en la pista. Treinta años después continúa en activo, aunque alejado de la adrenalina de la competición al más alto nivel. En un momento dado, recibe la llamada de un antiguo compañero, propietario de un equipo de Fórmula 1 en apuros, que le convence para volver a revivir aquellas viejas sensaciones como el mejor del mundo. Sin embargo, su acompañante de equipo, un joven novato, no se lo pondrá nada fácil.

Imagino que el grado de satisfacción del visionado variará en función de circunstancias tan concretas como ser o no aficionado al automovilismo y a las carreras de coches. Tal vez por esa razón, el metraje (que supera las dos horas y media) me resultó demasiado largo. Además, determinadas exageraciones desentonan más que afinan el relato. Aun así, se alcanza el doble objetivo de entretener y recaudar.

Encabeza el reparto Brad Pitt, ganador de dos Oscars (uno, como mejor actor secundario por “Érase una vez en... Hollywood” y otro, como productor de “12 años de esclavitud”), quien representa a la perfección a una estrella del Séptimo Arte. Su envidiable filmografía incluye ejemplos del nivel de “Thelma & Louise”, “Seven”, “El club de la lucha”, “Babel”, “El curioso caso de Benjamin Button” o “Moneyball”. Aquí desempeña su papel con eficacia y soltura.

Le acompañan el televisivo Damson Idris (“Black Mirror”, “The Twilight Zone”), Javier Bardem (estatuilla dorada por su actuación en “No es país para viejos” y nominado asimismo por “Antes que anochezca” y “Being the Ricardos”), Kerry Condon (“Almas en pena de Inisherin”) y Joseph Balderrama (“The Batman”).