Si
tuviera que elegir una sola escena de las dos películas “Kill Bill”, rodadas
por Quentin Tarantino, sería aquella en la que David Carradine reflexionaba
sobre los superhéroes. En el diálogo que mantenía con Uma Thurman apuntaba la
gran diferencia que existía entre Superman y el resto de personajes de cómic.
Así, mientras que Spiderman y Batman eran seres humanos que, por diversas
circunstancias, se convertían en héroes amparándose en un disfraz que les
ayudaba a ocultar su verdadera naturaleza, con Superman se producía el efecto
contrario. Él se "humanizaba" para disimular su condición
sobrenatural. Dicho de otro modo, Peter Parker y Bruce Wayne se esconden tras
Spiderman y Batman, pero es Superman quien encubre a Clark Kent.
El hecho
cierto es que se inicia en 2025 otra posible saga de este último, bajo las
órdenes del director James Gunn (responsable de “Guardianes de la galaxia” y
“El escuadrón suicida”). He de reconocer que la idea de “empezar una nueva
saga” me produce cierta pereza, habida cuenta de esta machacona tendencia en la
actual industria norteamericana. Resulta inevitable recordar las cuatro cintas
protagonizadas por Christopher Reeve, Margot Kidder y Gene Hackman en 1978,
1980, 1983 y 1987 (aunque Hackman no participó en la tercera). Tras un parón de
casi veinte años, se estrenó en 2006 “Superman Returns”, con Brandon Routh
dando vida al personaje principal, Kate Bosworth como Lois Lane y Kevin Spacey
en el papel de Lex Luthor. En 2013, Zack Snyder recogió el testigo en la
realización y filmó “El hombre de acero”, con Henry Cavill y Amy Adams
encabezando el reparto. Más tarde llegó a las carteleras (también con Cavill)
la desnortada trilogía de “La Liga de la Justicia”, formada por “Batman v
Superman: El amanecer de la justicia” (2016), “La Liga de la Justicia” (2017) y
“La Liga de la Justicia de Zack Snyder” (2021). Ahora se pretende volver al
origen: nuevo protagonista, nuevo director, nuevo intento de revitalizar la
trama pero, en esencia, la misma historia e idénticos personajes.
Sin duda,
el “hombre de la capa roja” suscita un enorme interés y, si bien no encarna a
mi superhéroe favorito, siento una gran devoción por la música compuesta para
él por John Williams y valoro cómo refleja esa lucha entre el bien y el mal que
tanto engancha a los espectadores. No obstante, pese a que las dos horas
aproximadas de proyección se tornan llevaderas, esta propuesta dista mucho de
incitarme al aplauso y el mérito técnico de numerosas de sus escenas no
conlleva el necesario enganche emocional. Pretende (y, a veces, incluso logra)
alcanzar un nivel superior de agilidad, diversión y luminosidad pero, a estas
alturas, sorprender por la vía de los efectos especiales y conmover a través de
contenidos tan reiterativos entraña una elevada dificultad.
Por
distintas razones, continúo prefiriendo los títulos de Zack Snyder en 2013 y de
Richard Donner en 1978. El primero ofrece más rigor e intensidad. El segundo,
mayor encanto y fantasía. En cualquier caso, ambos iniciaron unas sagas que se
alargaron excesivamente, como sucederá a buen seguro con esta de 2025. No
obstante, a poco que rescaten al niño o a la niña que cada uno conserva en su
interior, no recibirá el calificativo de mala producción.
David
Corenswet da vida al reciente Superman. No muy conocido para el gran público,
ha intervenido en “Twisters” y en algún episodio de la serie de televisión “House
of Cards”. Sin merecer una crítica especialmente negativa por su actuación,
durante largos tramos del metraje no termina de encajarme en la figura del
superhéroe. Integran el equipo artístico otros nombres más conocidos, como Bradley
Cooper (que ya acumula doce nominaciones al Oscar, incluyendo las de actor
principal, actor de reparto, productor y guionista), Rachel Brosnahan (“La
maravillosa Sra. Maisel”), Nicholas Hoult (“Un niño grande”, “Jurado Nº2”,
“Nosferatu”), Michael Rooker (“J.F.K.: Caso abierto”, “Arde Mississippi”, “Henry:
Retrato de un asesino”) o la modelo Sara Sampaio.
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