viernes, 31 de octubre de 2014

EL JUEZ (The Judge)


Podría afirmarse con razón que en el universo cinematográfico existe un subgénero dedicado específicamente a los juicios. El magnetismo y fascinación que desprenden el ámbito de la Justicia y las personas que frecuentan el entorno de los Tribunales (jueces, abogados y fiscales) es una auténtica mina de la que extraer buenas ideas que se conviertan finalmente en películas interesantes. Desde “Vencedores o vencidos” a “12 hombres sin piedad”, “Acción civil”, “Algunos hombres buenos”, “Veredicto final”, “Anatomía de un asesinato”, “J.F.K.: Caso abierto”, “Justicia para todos” o “La caja de música”, la lista integrada por este particular tipo de cintas que tan bien conectan con el público mayoritario es prácticamente interminable. Incluso quienes nos dedicamos profesionalmente al Derecho y somos conscientes de la gran diferencia existente entre la realidad y la ficción, no podemos evitar sentirnos encandilados por el encanto que desprenden estos relatos centrados en la ley, la equidad, la verdad y su plasmación en forma de sentencias. 
Sin embargo, no creo que “El juez” forme parte de esa relación integrada por las mejores producciones dedicadas al tema de referencia. De entrada, no cuenta con el realizador apropiado, ya que David Dobkin es un especialista de la comedia disparatada. En su filmografía figuran títulos como “Los rebeldes de Shangai”, “De boda en boda”, “Fred Claus” o “El cambiazo”, ejemplos de tramas cómicas y simplonas centradas, más que en un guión solvente, en una serie de gags efectistas. Por lo tanto, siendo éste el terreno que mejor pisa el joven cineasta norteamericano, su salto al drama ha puesto en evidencia unas carencias que le impiden llevar a cabo su tarea con éxito. Si a esta realidad se añade la concurrencia de un guión tramposo y una trama y unos personajes poco creíbles, el resultado no puede ser otro: un film fallido. 
Cuenta la historia de un abogado que, al regresar a su hogar con ocasión de la muerte de su madre, se entera de que su padre -juez del pueblo y de quien está distanciado- es sospechoso de haber cometido un crimen. Su decisión de investigar el caso e, incluso, de encargarse de la defensa de su progenitor, le lleva a restablecer poco a poco con los suyos una relación que hasta entonces permanecía rota. 
Las erradas mezclas del melodrama judicial con el familiar, del tono irónico con el solemne y del personaje gracioso con el serio, convierten a “El juez” en un film inconexo, desnortado y carente de credibilidad. La escena del interrogatorio en mitad del juicio, en la que padre e hijo (es decir, procesado y abogado defensor) intercambian sus respectivos reproches sentimentales, es buena muestra de ello. También lo son las primeras secuencias de la proyección, en las que se contrapone la imagen del torpe e inexperto letrado que asume inicialmente la defensa del acusado con la del habilidoso, cínico e implacable profesional que termina por hacerse cargo del caso. Estos recursos, más propios de un típico telefilm de sobremesa, no resultan adecuados ni aceptables para la gran pantalla. En consecuencia, la sensación de que esa extraña y curiosa amalgama que nos ofrece David Dobkin ni pega ni acaba de encajar. 
El aspecto más destacado reside sin duda en un elenco de actores que, aunque se pierde en las trampas con las que el guion condena a sus respectivos personajes, se mantiene al mayor nivel, desde el ganador de un Oscar y seis veces nominado Robert Duvall al dos veces candidato al mismo galardón Robert Downey Jr, la también nominada Vera Farmiga y el igualmente ganador y tres veces aspirante Billy Bob Thornton. Aun así, al salir de la sala no pude evitar que me asaltara el siguiente pensamiento: ¡Cuánto talento desaprovechado”.

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Trailer en versión original



Datos del film

Película: El juez.
Título original: The judge.
Dirección: David Dobkin.
País: USA. Año: 2014. Duración: 141 min. Género: Drama.
Interpretación: Robert Downey Jr. (Hank Palmer), Robert Duvall (Joseph Palmer), Vera Farmiga (Samantha Powell), Billy Bob Thornton (Dwitght Dickham), Leighton Meester (Carla), Vincent D’Onofrio (Glen Palmer), Jeremy Strong (Dale Palmer), Dax Shepard (Kennedy), Sarah Lancaster.
Guion: Bill Dubuque y Nick Schenk.
Producción: Susan Downey, David Dobkin y David Gambino.
Música: Thomas Newman.
Fotografía: Janusz Kaminski.
Montaje: Mark Livolsi.
Diseño de producción: Mark Ricker.
Vestuario: Marlene Stewart.


martes, 28 de octubre de 2014

HOMENAJE A LA PELÍCULA "LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ" EN EL 75º ANIVERSARIO DE SU ESTRENO (75th anniversary of the premiere of the film "Gone With The Wind")


La película "Lo que el viento se llevó" cumple este año su 75 aniversario, una fecha relevante para este icono del Séptimo Arte que marcó un antes y un después en la Historia del Cine. Estados Unidos, país originario del mito, celebra este cumpleaños con honor y nostalgia, volviendo a proyectar la cinta en más de seiscientas salas de todo el país y en su formato original. 

Basada en la novela de Margaret Michell, uno de los libros más vendidos de la historia y ganador del Premio Pulitzer, fue producida por el poderoso David O. Selznick, quien se embarcó en un proyecto que duró más de dos años, pese a que el rodaje en sí se realizó en tan sólo 125 días.

Durante dicha etapa previa a la grabación, Selznick se dedicó a una tarea imprescindible para lograr el éxito del largometraje: la de escoger a la actriz que interpretaría el papel de Scarlett O'Hara, el personaje sin el cual no existiría este título tal y como lo conocemos.

Las noticias relativas a la preparación del film concentraban hasta tal extremo la atención de los estadounidenses que se llegó a realizar un concurso de radio para decidir quién se hacía con el papel de Scarlett, y la revista “Vogue” difundió un retrato robot de la actriz idónea -según las encuestas que había realizado-. Nombres del calibre de Bette Davis, Katherine Hepburn, Lana Turner, Joan Crawford o Barbara Stanwyck fueron desechados sin miramientos después de realizadas las pruebas y nada se supo de la candidata elegida hasta la Navidad de 1938, cuando la revista “Time” publicó en su portada la foto de Vivien Leigh.

En cambio, la elección de Clark Gable para dar vida al capitán Rett Butler fue indiscutible desde el principio. En cuanto se publicó la obra de Mitchell, Selznick recibió numerosas cartas que solicitaban la presencia de Gable como protagonista, deseo que también compartió el productor sin ningún género de duda.

Tres directores (se habla incluso de alguno más) participaron en el rodaje: George Cukor, Victor Fleming (el que oficialmente aparece en los títulos de crédito) y Sam Wood. 


"Lo que el viento se llevó" obtuvo ocho Oscars de Hollywood en la sección de competición (película, director, actriz principal -Vivien Leigh-, actriz secundaria -Hattie McDaniel-, guión, fotografía, montaje y dirección artística) y dos honoríficos,  además de estar nominada a otros cinco (actor principal -Clark Gable-, actriz secundaria -Olivia de Havilland-, efectos especiales, banda sonora original y sonido).

Estamos, pues, ante una película imprescindible. Un auténtico icono del cine. 

Escenas de "Lo que el viento se llevó" (en versión original)








viernes, 24 de octubre de 2014

DRÁCULA: LA LEYENDA JAMÁS CONTADA (Dracula Untold)

Es difícil ser original e imaginativo a la hora de rodar una nueva película sobre Drácula, probablemente el personaje más veces llevado a la gran pantalla. En diversas décadas, a través de distintas cinematografías e, incluso, por medio de diferentes géneros, la leyenda de Vlad El Empalador se utiliza recurrentemente a lo largo de la historia del cine. Por eso, resulta pretencioso subtitular esta última versión como “La leyenda jamás contada”, alardeando de ofrecer una visión novedosa del famoso vampiro. Es verdad que la trama difiere en algunos aspectos de sus predecesoras pero, tanto las líneas maestras del relato como el perfil de su protagonista, han sido abordados hasta la fecha decenas de veces. Su realizador, Gary Shore, debuta tras la cámara con este proyecto de considerable presupuesto (setenta millones de dólares) producido por la emblemática Universal, constatando así su entrada en la industria cinematográfica por la puerta grande.
La cinta pretende aglutinar parte de la estética desplegada en la saga “300” y parte de los referentes más fantásticos y oscuros que se han basado en esta célebre figura de la literatura y el celuloide. Centrada en su faceta de guerrero y de héroe aliado con las fuerzas tenebrosas, la narración se sustenta sobre todo en la utilización de los efectos especiales y en unas cuidadas producción y ambientación. Los aspectos técnicos, por lo tanto, obtienen una notable puntuación. Sin embargo, por lo que se refiere al ámbito de la creatividad, Shore ofrece más bien poco, teniendo en cuenta que el guión es pobre y que todos los personajes quedan relegados a un segundo plano con relación al espectáculo visual. Si, además, se añade que el verdadero interés del largometraje comparte el común denominador de otras epopeyas clásicas rodadas con anterioridad, cabe concluir que no ocupará un puesto puntero dentro de la larga lista de títulos dedicados al terrorífico transilvano. 
La acción comienza en el año 1462, cuando en la región centroeuropea se disfruta de un prolongado periodo de paz bajo el dominio de Vlad y de su amada esposa, Mirena, una vez detenido el avance Imperio Otomano. Pero la tranquilidad dura poco y la preocupante amenaza de un sultán forzará al Empalador a solicitar la ayuda de un monstruo para derrotar así a sus enemigos, a sabiendas de que por ello su alma quedará encadenada para toda la eternidad. 
Personalmente, me quedo sin duda alguna con la versión firmada por el maestro Francis Ford Coppola en 1992 que, además de obtener tres Oscars de Hollywood, arrebató los corazones a millones de espectadores gracias a un memorable guión, pleno de diálogos que han quedado para la posteridad. Tanto la excelente banda sonora de Wojciech Kilar, como la interpretación de un Gary Oldman en estado de gracia -acompañado por Winona Ryder y Anthony Hopkins-, unidas al acertado vestuario, la impecable ambientación y la cautivadora historia de amor, convirtieron a aquel film en un icono del género fantástico y en un referente renovador de tan manido personaje. Desde luego, en aquella ocasión sus responsables sí pudieron presumir de haber creado un producto distinto a los ya vistos hasta entonces. 
El elenco de “Drácula: La leyenda jamás contada” está encabezado por el actor Luke Evans, un habitual del cine de acción (“Fast & Furious 6”, “Inmortals”, “Furia de titanes”) y por Sarah Gordon, actriz de muy interesante filmografía, a quien hemos podido ver en “Enemy” de Denis Villeneuve, y “Cosmópolis” y “Un método peligroso”, ambas de David Cronenberg. Les acompaña en un papel secundario el veterano Charles Dance (“La piscina”, “Gosford Park”, “Michael Collins”).

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Datos del film:
Película: Drácula: La leyenda jamás contada.
Título original: Dracula Untold.
Dirección: Gary Shore.
País: USA. Año: 2014. Duración: 92 min. Género: Acción, drama, fantástico.
Interpretación: Luke Evans (Vlad), Sarah Gadon (Mirena), Dominic Cooper (Mehmed), Art Parkinson (Ingeras), Charles Dance (Maestro vampiro), Diarmaid Murtagh (Dimitru).
Guion: Matt Sazama y Burk Sharpless; inspirado en los personajes creados por Bram Stoker.
Producción: Michael De Luca.
Música: Ramin Djawadi.
Fotografía: John Schwartzman.
Montaje: Richard Pearson.
Diseño de producción: François Audoy.
Vestuario: Ngila Dickson.


martes, 21 de octubre de 2014

HOMENAJE A LA PELÍCULA "MY FAIR LADY" EN EL 50ª ANIVERSARIO DE SU ESTRENO (50th anniversary of the premiere of the film "My Fair Lady")


El 21 de octubre de 1964 se estrenó en Nueva York la película musical "My Fair Lady". Apenas una semana después llegó a las salas de proyección de Los Ángeles.

Dirigida por George Cukor y protagonizada por Rex Harrison y Audrey Hepburn, se trata de la adaptación de la obra teatral del mismo título, cuyos autores son Alan Jay Lerner y Frederick Loewel y que, a su vez, estaba basada en el  "Pigmalión" del escritor irlandés George Bernard Shaw. Sobre este último libreto se rodó la primera versión de 1938, que corrió a cargo del actor Leslie Howard, intérprete y también realizador de la misma. Como curiosidad, destacar que el propio Bernard Shaw (Premio Nobel de Literatura) obtuvo el Oscar de Hollywood como guionista de aquel primer film. 

"My Fair Lady" se hizo acreedora de ocho estatuillas de Hollywood (mejores película, director, actor, fotografía, dirección artística, sonido, vestuario y música adaptada), además de alzarse con tres Globos de Oro (película, director y actor). Asimismo, triunfó en las ediciones de los BAFTA británicos y de los David di Donatello italianos.

La acción comienza en Londres (concretamente, en Covent Garden) en 1912, cuando   encontramos al salir de la Ópera a Henry Higgins (Rex Harrison), un arrogante, irascible y misógino profesor de fonética que cree que el habla de una persona determina su futuro social. Presume de ello frente al Coronel Hugh Pickering (Wilfrid Hyde-White), experto igualmente en fonética y admirador de sus métodos, asegurando que puede enseñar a cualquier mujer a hablar con propiedad, hasta el punto de hacerla pasar por duquesa en el baile anual de la Embajada. Para ello, le muestra como ejemplo a una joven florista callejera llamada Eliza Doolittle (Audrey Hepburn). La muchacha se dirige al día siguiente a la casa de Higgins para recibir clases de dicción. Su ambición es trabajar en una floristería, pero su acento le impide llegar tan lejos. Sólo puede pagar al docente un chelín por clase, estando Higgins acostumbrado a clientes con mayor poder adquisitivo. El Coronel Pickering se siente intrigado por la idea y se apuesta con su colega todos los gastos del experimento a que no consigue hacerla pasar por una dama de la alta sociedad en seis meses, desafío que Higgins acepta.


El padre de Eliza, Alfred P. Doolittle (Stanley Holloway), basurero de profesión, se presenta tres días después queriendo proteger la dignidad de su hija pero, en realidad, solamente busca sacar tajada del profesor, que le soborna con cinco libras esterlinas. Higgins queda impresionado con la franqueza del basurero, su don natural para la retórica y, muy especialmente, su falta de principios, que el limpiador justifica diciendo que no puede permitírselo. Higgins le recomienda entonces a un rico estadounidense interesado en discursos de principios morales.

Entre tanto, Eliza se somete a diversas formas de mejorar su dicción, como hablar con la boca llena de canicas. Al principio, apenas progresa pero, cuando Higgins y Pickering están a punto de tirar la toalla, vuelve a intentarlo y lo logra. Instantáneamente comienza a hablar con un acento británico estándar de clase alta. 

La obra de Broadway también cosechó un enorme éxito. Se estrenó en 1956, convirtiéndose en su día en el musical de mayor permanencia en cartel. Desde entonces se ha representado en numerosas ocasiones en todo el mundo. Sus canciones y números musicales se hicieron famosos y han perdurado en la memoria del público pese al transcurso de las décadas. 

Audrey Hepburn interpretó a Eliza Doolittle en la versión cinematográfica de 1964, mientras que la función en las tablas supuso el descubrimiento de Julie Andrews. En ambos casos, Rex Harrison dio vida al profesor Henry Higgins.



Escena de la película




Escena de la película




Escena de la película


viernes, 17 de octubre de 2014

PERDIDA (Gone Girl)

El hecho de que “Perdida” no sea uno de los mejores trabajos de David Fincher es tan sólo la demostración de su enorme calidad como realizador y del elevadísimo nivel profesional que ya ha sido capaz de alcanzar. Si a día de hoy tuviera que citar el nombre de un único cineasta surgido a partir de la década de los noventa, le elegiría sin duda alguna. Su filmografía es original y rompedora, desde la intensidad y trascendencia de “Seven”, a la brillantez y creatividad de “El club de la lucha”, pasando por el rigor y maestría de “Zodiac”, la sensibilidad y precisión artística y técnica de “El curioso caso de Benjamin Button” o el ritmo vertiginoso y la habilidad narrativa de “La red social” . Todos los títulos citados han convertido al director norteamericano en un referente mundial que le señala como uno de los grandes de la Historia del Séptimo Arte. Y aunque “Perdida” ocupe un puesto menos relevante dentro de su currículo, no desmerece por ello. Es, simplemente, que sus anteriores credenciales eran muy difíciles de superar y cualquier calificativo que no alcance el sobresaliente desentona en su particular ranking. 
Hasta el momento estábamos acostumbrados a verle moverse con soltura en el thriller, su género más habitual, exponiendo en esos terrenos pantanosos de lo sórdido y lo macabro todo lo que de siniestro, oscuro y violento rodea al ser humano, recurriendo a personajes creíbles aunque cercanos a lo pintoresco e imprimiendo un ritmo intenso, agobiante y estéticamente lúgubre. En este caso, por exigencias del guión, traslada la acción a otros escenarios y utiliza una forma distinta de narrar la historia, por lo que buena parte del público considerará que se ha alejado de su propia esencia. 
En la celebración de su quinto aniversario de boda, Nick Dunne denuncia la misteriosa desaparición de Amy, su esposa, mientras que la investigación policial y la presión de los medios de comunicación le señalarán progresivamente como el principal sospechoso. A pesar de contar con todos los elementos de un thriller convencional, Fincher prefiere remarcar la vertiente dramática y de denuncia social en detrimento del grado de intensidad y de ritmo de las situaciones planteadas. En el fondo, más que ante una cinta de suspense tradicional, nos coloca frente a un alegato en contra de este actual modelo de sociedad que retrata la telebasura y, sobre todo, nos ofrece el análisis descorazonador de la relación sentimental de una pareja cuyo matrimonio aparentemente idílico esconde un universo de rencor y maldad inconcebible a priori. 
Sus cambios en el modo de abordar la trama rebajan el listón de la emoción al que nos tiene acostumbrados el autor pero, además, su recreación del enfermizo ámbito televisivo y mediático engendrado en torno a las personas desaparecidas afecta negativamente al largometraje, ya que, en alguna medida, el rigor y trascendencia asociados a la “marca Fincher” se ven contagiados de la vulgaridad de esos pseudo programas informativos que, en honor a la verdad, no pasan de ser un burdo reality show. Por lo demás, el film muestra una interesante galería de personajes, a ratos unos excepcionales diálogos y, asimismo, una notable plasmación de la mezquindad y bajeza de la condición humana. 
El actor Ben Affleck, a quien sigo prefiriendo en su faceta detrás de la cámara, interpreta con soltura el papel de marido sobrepasado por las circunstancias. Le da la réplica con solvencia la bella Rosamund Pike (“Orgullo y prejuicio”, “An Education”), espléndida en su doble aspecto de ángel o demonio, según le convenga.

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Datos del film
Película: Perdida.
Título original: Gone girl.
Dirección: David Fincher.
País: USA. Año: 2014. Duración: 149 min. Género: Drama, thriller.
Interpretación: Ben Affleck (Nick Dunne), Rosamund Pike (Amy Dunne), Neil Patrick Harris (Desi), Tyler Perry (Tanner Bolt), Carrie Coon (Margo Dunne), Kim Dickens (detective Rhonda Boney), Patrick Fugit (detective Jim Gilpin), Emily Ratajkowski (Andie), Missi Pyle (Ellen), Casey Wilson (Noelle).
Guion: Gillian Flynn; basado en su novela.
Producción: Arnon Milchan, Joshua Donen, Cean Chaffin y Reese Witherspoon.
Música: Trent Reznor y Atticus Ross.
Fotografía: Jeff Cronenweth.
Montaje: Kirk Baxter.
Diseño de producción: Donald Graham Burt.
Vestuario: Trish Summerville.


martes, 14 de octubre de 2014

EL PROTECTOR (The Equalizer)

La Historia del cine está saturada de justicieros, de hombres que, frente a la crueldad y la vileza manifiestas y ante la inoperancia e ineficacia de las leyes, deciden poner remedio a las situaciones a través de su particular visión de la Justicia. Son individuos que, pese a querer llevar una vida tranquila y apacible, se ven arrastrados a una espiral de violencia por no poder evitar su defensa del inocente y su castigo al culpable. Por eso, la razón del éxito de este género cinematográfico es bien sencilla y no es otra que su íntima conexión con los espectadores. Ello explica que la productora Warner Bros ganara más dinero con la comercialización de la famosa máscara de “V de Vendetta” que con la propia taquilla de la película. Al ser humano le encanta la figura del solitario que castiga a los malos y evita su impunidad, ya sea en su vertiente más sobria (“El protegido”, de M. Night Shyamalan), más fantástica (“Spiderman”, “Batman”) o, como en el caso del cineasta Antoine Fuqua, más desproporcionada. 
Su preferencia por la acción violenta y desenfrenada define a este realizador norteamericano, que en sus inicios había rodado algunos largometrajes que, sin merecer excesivos elogios, presentaban aspectos dignos de ser salvados (“Día de entrenamiento”, “Lágrimas del sol” o la versión de “El rey Arturo” con Clive Owen al frente). Posteriormente, su filmografía se volvió repetitiva y cansina. Así, su último estreno, “Objetivo: La Casa Blanca”, una concatenación de secuencias a cuál más grandilocuente e inverosímil, puede calificarse directamente de vulgar y carente de interés, evidenciando una notable decadencia creativa. Sin embargo, en “El protector” remonta ligeramente el vuelo, aunque tampoco demasiado. 
El comienzo resulta prometedor, en parte gracias a un Denzel Washington cuya presencia llena la pantalla. Su recreación de un lobo solitario que aspira a dejar atrás un pasado agresivo refugiándose en los libros y en su mundo interior pero que, testigo del sufrimiento de personas inocentes, no puede evitar sacar la fiera que lleva dentro, es muy convincente. Lástima que ahí terminan los méritos del film ya que, a medida que avanza la narración, Fuqua manifiesta su predisposición a centrar la trama en las explosiones espectaculares y en la habilidad poco creíble del protagonista para aniquilar, incluso rodeado y desarmado, a legiones de adversarios. De hecho, la segunda parte del metraje es una constante solicitud del director al público para que éste considere posibles las solitarias e imaginativas hazañas del vengador encarnado por Washington, quien dota de nuevo significado a la expresión “Solo ante el peligro”, que ni siquiera Fred Zinnemann y Gary Cooper (en un alarde de prudencia y rigor) se atrevieron a darle en la mítica cinta de 1952. 
En mi opinión, “El protector” gustará y entretendrá a los aficionados a un tipo de acción contundente y saturada de peleas y disparos y, sobre todo, hará las delicias de quienes sueñan con este formato de justicia instantánea que castiga el mal con rapidez y contundencia. Por el contrario, aquellos que no sacien sus aspiraciones tan sólo con el castigo y la sangre, o que deseen algo más que aplacar su hambre y sed de justicia, constatarán las diversas carencias de un relato al que no se le ha sacado todo el jugo y al que han reducido a su condición de espectáculo más básico y elemental. 
Junto al imponente Denzel Washington, participa en el reparto la interesante Chloë Grace Moretz, que ya mostró su carisma y su capacidad de transmitir en “500 días juntos”, “Kick-Ass” y “La invención de Hugo”.

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Datos del film
Película: The equalizer: El protector.
Dirección: Antoine Fuqua.
País: USA. Año: 2014. Género: Acción, thriller.
Interpretación: Denzel Washington, Chloë Grace Moretz, Marton Csokas, Melissa Leo, Bill Pullman, David Meunier.
Guion: Richard Wenk.
Producción: Todd Black, Tony Eldridge, Mace Neufeld, Alex Siskin, Denzel Washington y Richard Wenk.
Montaje: John Refoua.
Diseño de producción: Naomi Shohan.
Vestuario: David C. Robinson.


viernes, 10 de octubre de 2014

ASÍ NOS VA (And So It Goes)


Los seis años más interesante de Rob Reiner en su faceta de realizador se extienden entre 1986 y 1992. A lo largo de ese período estrenó “Cuenta conmigo”, “La princesa prometida”, “Cuando Harry encontró a Sally”, “Misery” y “Algunos hombres buenos”, títulos de estilos y géneros muy diferentes con los que logró conectar con un público mayoritario y, lo que es más difícil, conseguir que algunas de sus secuencias formasen parte de los recuerdos más entrañables de una generación y, por ende, de la Historia del Séptimo Arte. Pero después sucedió algo inexplicable que transformó su filmografía para tornarla en repetitiva, anodina y carente de intensidad, gracia e interés. Fruto también de dicha tendencia estrena ahora “Así nos va”, supuesta comedia que pone de manifiesto esa deriva hacia la mediocridad que arrastra al cineasta estadounidense con escasas esperanzas de salvación. 
Además del reclamo del propio Reiner, el cartel del largometraje exhibe el de sus actores protagonistas, Michael Douglas y Diane Keaton, dos pesos pesados de la industria cinematográfica que acumulan dos Oscar y tres Globos de Oro de un total de nueve candidaturas (él) y una estatuilla de cuatro nominaciones y otros dos Globos de Oro tras optar también en nueve ocasiones a dicho galardón (ella). Sólidas y notables trayectorias interpretativas que, tras ver esta cinta, suscitan tan sólo una pregunta: ¿Qué es exactamente lo que les impulsó a rodar un proyecto en el que nada llama la atención, sin personajes atractivos, ni escenas memorables, ni tramas consistentes? La concatenación de situaciones previsibles, conflictos manidos, pésimos diálogos y penosas interpretaciones conforma el resultado final. En todo momento se aprecia la falsedad de las actuaciones y la artificialidad de unos enredos llamados a imprimir el tono cómico a una narración que comienza a hundirse desde el primer fotograma. 
La acción gira en torno a un odioso, agresivo e irritante agente inmobiliario (Michael Douglas) que disfruta siendo deliberadamente ofensivo con toda persona que se cruza en su camino. Hasta que un buen día su hijo le pide por sorpresa que se haga cargo de su nieta, cuya existencia desconocía hasta ese momento. La nueva situación altera su vida por completo y, aunque al principio no sabe qué hacer con una adorable pero desamparada niña de nueve años, finalmente modificará su comportamiento y su agrio carácter gradualmente. 
Los objetivos de conmover, emocionar y entretener no se logran. Su escasa hora y media de proyección se hace larga y tan sólo evidencia una gran carencia artística en todos los sentidos. El film se sostiene sobre los pilares de la sensiblería banal y de la reiteración de tópico. Efectivamente, “Así nos va”… de mal, porque semana a semana llegan noticias de películas novedosas e imaginativas que no acaban de llegar a nuestras salas de proyección por los impedimentos de las distribuidoras o por las pegas de los exhibidores, en detrimento de otros largometrajes que sí logran colarse en las carteleras para desprestigiar lo que debería ser un arte. 
Todavía echo la vista atrás y rememoro aquella época, hace ya más de dos décadas, en la que Rob Reiner rodaba cine de calidad. Y me sigo preguntando qué pudo pasarle para que se desviara tanto del buen camino. Sólo me queda recurrir a la melancolía para disfrutar con los chavales de “Cuenta conmigo”, con Íñigo Montoya y su princesa prometida, con Harry y Sally o con el teniente Kaffee, e intentar olvidar todo lo que ha sucedido después.

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Datos del film
Título original And So It Goes
Año: 2014. Duración: 94 min. País: Estados Unidos
Director: Rob Reiner
Guión: Mark Andrus
Música: Marc Shaiman
Fotografía: Reed Morano
Reparto: Michael Douglas, Diane Keaton, Sterling Jerins, Frances Sternhagen, Paloma Guzmán, Annie Parisse, Austin Lysy, Michael Terra, Sawyer Tanner Simpkins, Maxwell Simkins, Maurice Jones, Yaya DaCosta, Scott Shepherd, Andy Karl, Frankie Valli, Luke Robertson


martes, 7 de octubre de 2014

PELÍCULAS PRESELECCIONADAS PARA OPTAR A LA NOMINACIÓN AL OSCAR AL MEJOR FILM DE HABLA NO INGLESA (Selected Films to Qualify for the Academy Award for Best Foreign Language Film 2015)



Ya se conocen las películas que optarán a la nominación al Oscar de Hollywood en la categoría de mejor film de habla no inglesa.

‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ será la representante de la cinematografía española.

A continuación, el listado completo de cintas preseleccionadas:



Afganistán: ‘A Few Cubic Meters of Love’, de Jamshid Mahmoudi.
Alemania: ‘Beloved Sisters’, de Dominik Graf.
Argentina: ‘Wild Tales‘ (Relatos salvajes), de Damián Szifrón.
Austria: ‘The Dark Valley’, de Andreas Prochaska.
Bélgica: ‘Dos días, una noche’, de Jean-Pierre y Luc Dardenne.
Bolivia: ‘Olvidados’, de Carlos Bolado.
Bosnia-Herzegovina: ‘With Mom’, de Faruk Loncarevic.
Brasil: ‘Hoje eu quero voltar sozinho’, de Daniel Ribeiro.
Bulgaria: ‘Bulgarian Rhapsody’, de Ivan Nitchev.
Canadá: ‘Mommy’, de Xavier Dolan.
Chile: ‘Matar a un hombre’, de Alejandro Fernández Almendras.
Colombia: ‘Mateo’, de María Gamboa.
Corea del Sur: ‘Sea Fog’, de Sung Bo Shim.
Croacia: ‘Cowboys’, de Tomislav Mrsic.
Dinamarca: ‘Sorrow and Joy’, de Nils Malmros.
Eslovaquia: ‘A Step into the Dark’, de Miloslav Luther.
Eslovenia: ‘Seduce Me’, de Marko Santic.
España: ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’, de David Trueba.
Estonia: ‘Tangerines’, de Zaza Urushadze.
Filipinas: ‘Norte, the End of History’, de Lav Diaz.
Finlandia: ‘Concrete Night’, de Pirjo Hokasalo.
Francia: ‘Saint Laurent’, de Bertrand Bonello.
Georgia: ‘Corn Island’, de George Ovashvili.
Grecia: ‘Little England’, de Pantelis Voulgaris
Holanda: ‘Lucia de B. (Accused)’, de Paula van der Oest.
Hong Kong: ‘The Golden Era’, de Ann Hui.
Hungría: ‘White God’, de Kornél Mundruczo.
India: ‘Liar’s Dice’, de Geethu Mohandas.
Irán: ‘Today’, de Seyyed Reza Mir-Karimi.
Islandia: ‘Life in a Fishbowl’, de Baldvin Zophoníasson.
Israel: ‘Gett: El proceso de Viviane Ansalem’, de Ronit y Shlomi Elkabetz.
Italia: ‘El capital humano’, de Paolo Virzì.
Japón: ‘The Light Shines Only There’, de Mipo Oh.
Kosovo: ‘Three Windows and a Hanging’, de Isa Qosja.
Letonia: ‘Rocks in my Pockets’, de Signe Baumane.
Lituania: ‘The Gambler’, de Ignas Jonynas.
Luxemburgo: ‘Never Die Young’, de Pol Cruchten.
Macedonia: ‘To the Hilt’, de Stole Popov.
Marruecos: ‘La lune rouge’, de Hassan Benjelloun.
Mauritania: ‘Timbuktu’, de Abderrahmane Sinssako.
México: ‘Cantinflas’, de Sebastián del Amo.
Montenegro: ‘The Boys from Marx and Engels Street’, de Nikola Vukcevic.
Nepal: ‘Jhola’, de Yadav Kumar Bhattarai.
Noruega: ‘1001 grams’, de Bent Hamer.
Pakistán: ‘Daughter’, de Afia Nathaniel.
Palestina: ‘Eyes of a Thief’, de Najwa Najjar.
Panamá: ‘Invasión’, de Abner Benaim.
Perú: ‘El evangelio de la carne’, de Eduardo Mendoza de Echave.
Polonia: ‘Ida’, de Pawel Pawlikowski.
Portugal: ‘E Agora? Lembra-me’, de Joaquim Pinto.
República Checa: ‘Fair Play’, de Andrey Sedláckové.
República Dominicana: ‘Cristo Rey’, de Leticia Tono.
Rumania: ‘El perro japonés’, de Tudor Cristian Jurgiu.
Serbia: ‘See you in Montevideo’, de Dragan Bjelogrlic.
Singapur: ‘Sayang disayang’, de Sanif Olek.
Suecia: ‘Turist”, de Ruben Östlund.
Suiza: ‘Der Kreis (The Circle)’, de Stefan Haupt.
Tailandia: ‘The Teacher’s Diary’, de Nithiwat Tharathorn.
Taiwán: ‘Ice Poison’, de Midi Z.
Turquía: ‘Winter Sleep’, de Nuri Bilge Ceylan.
Ucrania: ‘The Guide’, de Oles Sanin.
Uruguay: ‘Mr. Kaplan’, de Álvaro Brechner.
Venezuela: ‘Libertador’, de Alberto Arvelo Mendoza.


viernes, 3 de octubre de 2014

LA DESAPARICIÓN DE ELEANOR RIGBY (The Disappearance of Eleanor Rigby: Them)


Ned Benson decidió que su debut como director de largometrajes se llevara a cabo, no con una, sino con dos películas. Por ello, filmó la misma historia de amor desde ambas perspectivas, la del chico y la de la chica. Y así fue como se estrenaron en Estados Unidos “The Disappearance of Eleanor Rigby: Him” y “The Disappearance of Eleanor Rigby: Her”. Sin embargo, la complicación de tener que ver dos cintas diferentes para poder apreciar la creatividad del cineasta y obtener una visión completa del relato, animó a los responsables de su distribución a realizar un tercer film que aglutinase los puntos de vista masculino y femenino. 
Por esa razón, “The Disappearance of Eleanor Rigby: Them” llegó a las salas de proyección, provocando que el estreno de Benson en la pantalla grande haya sido triple. No obstante, mientras en el mercado anglosajón sí han podido disfrutar de los tres títulos, en España sólo se estrenará el tercero, seguramente por las reticencias de los exhibidores y de la distribuidora a que un experimento de esta envergadura funcione a nivel de taquilla. Lo cierto es que, tanto en el Festival de Cannes como en el de Toronto, la obra de este realizador ha cosechado buenas críticas y aplausos generalizados. Argumentos a favor no le faltan, entre ellos que, como sucede en el resto de las artes, lograr ser original e imaginativo en el campo cinematográfico es difícil pero Ned Benson lo ha conseguido. 
La trama está protagonizada por Eleanor y Conor Rigby, una pareja que vive en Nueva York y cuya relación disfruta de unos idílicos comienzos, hasta que la vida se encarga de que no todo sea dulzura y felicidad. La parte que se centra en Eleanor nos ofrece su visión sobre esos cambios, su forma de abordarlos y el modo en que afectan a su situación conyugal. La parte que corresponde a Conor refleja el modo en que éste se vuelca en su trabajo en un restaurante para evitar afrontar los problemas, sin ser consciente del impacto que esa actitud provoca en su esposa. Ambos anhelan recuperar aquella magia del pasado, aun a sabiendas de que ya no será posible. 
Los aciertos de “La desaparición de Eleanor Rigby” son numerosos. Para empezar, nos coloca ante una perspectiva honesta, creíble y realista de una relación de pareja. Además, su director posee una visión cinematográfica que traduce en unas buenas filmación y narración. Asimismo, los espectadores disfrutarán de unas magníficas e igualmente verosímiles interpretaciones de los protagonistas, que logran transmitir a la perfección todos los sentimientos que han ido acumulando a lo largo de sus vidas. Si hubiera que buscar (más bien, rebuscar) algún reproche, podría indicarse que la intensidad decae en algún momento de la proyección y que la desilusión de los personajes contagian puntualmente el ritmo narrativo. En ese sentido, tal vez decepcione a quienes ansiaran una edulcorada y divertida comedia romántica porque, desde luego, no lo es. 
El elenco de actores es excelente y está encabezado por dos, a pesar de su juventud, grandes intérpretes: Jessica Chastain y James McAvoy. La primera ha sido doblemente nominada al Oscar por “Criadas y señoras” y “La noche más oscura” y demuestra un especial tino a la hora de escoger proyectos interesantes. En mi opinión, mereció el preciado galardón en 2013 por su actuación en la citada cinta de Kathryn Bigelow. El segundo, tras despuntar en “El último rey de Escocia” y encandilar en “Expiación”, retorna con este título a la buena senda profesional. Les acompañan algunos secundarios de lujo, como William Hurt (avalado por un Oscar y tres nominaciones), Viola Davis (dos veces candidata a la estatuilla de Hollywood) y la siempre eficiente actriz francesa Isabelle Huppert. Todos ellos sirven de perfecto acompañamiento a los protagonistas.

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Trailer en versión original



Datos del film
Película: La desaparición de Eleanor Rigby.
Título original: The disappearance of Eleanor Rigby: Them.
Dirección y guion: Ned Benson.
País: USA. Año: 2014. Duración: 122 min. Género: Drama, romance.
Interpretación: Jessica Chastain (Eleanor Rigby), James McAvoy (Conor Ludlow), Nina Arianda (Alexis), William Hurt (Julian), Isabelle Huppert (Mary), Viola Davis (profesora Friedman), Bill Hader (Stuart), Ciarán Hinds (Spencer).
Producción: Cassandra Kulukundis, Ned Benson, Jessica Chastain, Todd J. Lararowski y Emanuel Michael.
Música: Son Lux.
Fotografía: Christopher Blauvelt.
Montaje: Kristina Boden.
Diseño de producción: Kelly McGehee.
Vestuario: Stacey Battat.