lunes, 30 de noviembre de 2009

LUNA NUEVA

En el año 1996 se creó una pequeña productora denominada Summit Entertainment que, dada su dimensión reducida, comenzó a financiar películas en régimen de coproducción, algunos de cuyos títulos son American Pie, Vanilla Sky o Sr. y Sra. Smith. Su aportación en todas ellas era siempre minoritaria y buscaba el respaldo de otras productoras con un volumen de negocio superior y un mayor potencial. Diez años después, en 2006, el antiguo ejecutivo de Paramount Pictures Rob Friedman se incorporó a la empresa y se lanzó definitivamente a la aventura cinematográfica en solitario. Sus comienzos fueron modestos hasta que se cruzaron en su camino las novelas de la escritora norteamericana Stephenie Meyer, autora de una saga literaria compuesta por cuatro libros: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer. La posterior adaptación para la gran pantalla de estas obras ha colocado a Summit en los primeros puestos de la recaudación, desde los que se codea con las grandes compañías históricamente más potentes del sector. Con Crepúsculo, tras una inversión de unos treinta y siete millones de dólares, obtuvo sólo en ingresos directos de taquilla casi cuatrocientos millones a nivel mundial, cerrando el año 2008 entre los diez filmes más taquilleros del año en Estados Unidos.
El éxito de estas películas se basa, además de en un fenómeno literario de proporciones descomunales, en una correctísima combinación entre el género romántico y el fantástico que ha conectado con un público muy numeroso repartido por todo el planeta. Y, aunque las cintas de acción (y más concretamente de vampiros –como es el caso-) suelen siempre incluir alguna trama sentimental o sexual secundaria respecto de la historia principal descansando en patrones que distan mucho del género romántico en sentido estricto, tanto Crepúsculo como Luna nueva son ante todo películas de amor. Cuando el maestro Francis Ford Coppola estrenó su Drácula hace casi dos décadas ocurrió algo similar en virtud de la enorme carga sentimental que marcaba todo el largometraje. Obviamente, ninguno de los dos títulos citados se acerca a la gran obra del director de El padrino, claramente instalada en un nivel superior. Pero, reconociendo una calidad inferior, no hay duda de que son las primeras producciones que tienen en el estilo de su adaptación literaria algunos puntos de conexión con la obra de Bram Stoker, al colocar al amor como su principal motor narrativo.
El envoltorio evidencia que nos hallamos ante una realización destinada a un perfil de espectador mayoritariamente adolescente y, por ese motivo, cuenta de entrada con el rechazo de buena parte de la crítica y el menosprecio de cierto sector del público pero, a pesar de esos obstáculos, el resultado que ofrece tiene papeletas más que suficientes para convertirse en una saga de culto, concepto bien diferente al de saga de éxito, ya que el matiz añade una influencia más profunda sobre toda una generación que se ha emocionado y ha disfrutado con las vivencias de sus protagonistas. Este relato de amor idílico ha encandilado tanto a adolescentes como a quienes no lo son tanto pero que tal vez rememoren una clase de sentimiento ya olvidado o, incluso, inexistente que, en su fuero interno, consideren propio exclusivamente de mentes juveniles. Sea como fuere, los doscientos sesenta millones de dólares recaudados en su primer fin de semana de exhibición reflejan un fenómeno que trasciende a una mera moda prefabricada.
Chris Weitz, realizador más experto en comedias (de hecho, recibió una nominación al Oscar en 2003 como guionista de la interesante Un niño grande con Hugh Grant y Rachel Weisz en el reparto) dirige este trabajo. Para el rodaje de Eclipse, tercera entrega cuyo estreno se prevé para finales de 2010, el encargado será David Slade, un habitual del thriller que saltó a la fama con la impactante Hard Candy. Repiten en los papeles protagonistas los mediáticos Robert Pattinson, Kristen Stewart y Taylor Lautner, marcados profesionalmente para siempre a causa del encasillamiento de sus personajes.

jueves, 19 de noviembre de 2009

2012

Ronald Emmerich, realizador alemán especializado en un subgénero cinematográfico denominado cine de catástrofes, se dio a conocer en el año 1992 con la cinta Soldado universal, protagonizada por el inefable Jean-Claude Van Damme, a la que siguieron una selección de títulos de temática militar, futurista y pseudocientífica como Stargate, Independence Day o Godzilla. En 2004 recreó en El día de mañana un planeta sometido a una nueva era glaciar para, cuatro años más tarde, mostrar su visión de la vida primitiva en la Tierra en el numérico film 10.000. Por lo tanto, su filmografía es eminentemente técnica y, en ese sentido, los productos que genera son de calidad. Es habitual que sus largometrajes sumen reconocimientos por los efectos especiales, la calidad del sonido y el montaje de efectos sonoros pero, aunque obtiene resultados muy loables en el aspecto visual contemplado como espectáculo, fracasa en el aspecto de la narración cinematográfica. En realidad, Emmerich está más cerca de un magnífico director de videoclips musicales que de un correcto cineasta. Basta con ver el tráiler de 2012 para entender este planteamiento, puesto que dicha superproducción se basa en una larga concatenación de imágenes muy impactantes que recrean la destrucción y juegan con la magnitud del desastre que muestran.
La idea central del largometraje nace de una supuesta predicción de la civilización maya, si bien son muchas las personas que afirman que se trata solamente de otra fiebre de implantación colectiva (una más) similar a la sucedida en el último cambio de milenio. Sea como fuere, lo cierto es que, según los antiguos pobladores de Centroamérica, el 21 de diciembre del año 2012 llegará el día del fin del mundo, posibilidad que ha servido a los avezados productores de la industria de Hollywood para poner en pie otra de sus superproducciones. De nuevo, los aspectos técnicos son impecables y la sensación de montaña rusa que provoca la proyección sin duda entretiene e, incluso, divierte, de modo que es justo reconocerle un elevado nivel de aceptación popular. Ahora bien, más les vale mantener el fervor de los espectadores porque, con un presupuesto estimado de doscientos sesenta millones de dólares, necesitará a muchos de ellos para rentabilizar un proyecto tan costoso. Los sesenta y cinco millones recaudados en su primer fin de semana en Estados Unidos no parecen suficientes para tranquilizar a unos inversores que todavía tendrán que esperar algún tiempo para comprobar si su apuesta se recupera según lo previsto. Está claro que en esta película todo resulta de dimensiones desproporcionadas, incluido un metraje que sobrepasa las dos horas y media.
Es frecuente en este género de cine de catástrofes confeccionar un reparto que mezcle tanto a actores con experiencia y veteranía como a jóvenes promesas de la interpretación. Títulos como Terremoto, El coloso en llamas, Aeropuerto o, más recientemente, Armageddon e Independence Day, avalan esa tesis. En esta ocasión, el actor norteamericano John Cusack (Los timadores, Balas sobre Broadway, Alta fidelidad, La pareja del año) es el protagonista principal de la historia. Completan el elenco artístico Danny Glover (Grand Canyon, Arma letal), Woody Harrelson (Una proposición indecente, Asesinos natos), Oliver Platt (Los tres mosqueteros, Frost/Nixon) y las actrices Amanda Peet (Syriana, Falsas apariencias) y Thandie Newton (Crash, Rocknrolla).

viernes, 13 de noviembre de 2009

JULIE & JULIA

La guionista, directora y productora norteamericana Nora Ephron se ha especializado en comedias románticas y cintas que mezclan el humor y el drama con acierto. El guión de la fabulosa Cuando Harry encontró a Sally (1989) constituye su mayor logro, avalado por una merecida nominación a los Oscar. Guionista y simultáneamente realizadora de Algo para recordar, triunfó notablemente con este sentimental film protagonizado por Tom Hanks y Meg Ryan. Ambos largometrajes definen a la perfección el estilo de esta neoyorkina que, desde su primera incursión en la gran pantalla con Silkwood, donde se encargó de escribir la historia que tradujo en imágenes el solvente director Mike Nichols, hasta este último proyecto en el que asume guión, dirección y producción, la filmografía de Ephron ha sido un tanto irregular puesto que, a los títulos ya mencionados, hay que añadir otros de inferior calidad. Michael (con John Travolta dando vida a un ángel caído del cielo) o Tienes un e-mail (reuniendo nuevamente a Ryan y Hanks) son claros ejemplos de no haber sabido mantener el listón alcanzado con sus mejores trabajos.
En Julie y Julia se cuentan dos historias desarrolladas en diferentes épocas y protagonizadas por personajes distintos pero unidos por el arte culinario. La trama ambientada en los años sesenta está encabezada por la siempre sensacional Meryl Streep que, con su habitual versatilidad, encarna a la popular chef Julia Child quien, tras la publicación de un libro sobre gastronomía francesa, se convirtió en un famoso rostro televisivo. De hecho, su fama la convirtió en objeto de varias parodias, una de las cuales se pudo contemplar en Always de Steven Spielberg. Un segundo relato tiene lugar en la época actual, donde una mujer tejana escribe un blog de gran aceptación sobre sus experiencias a la hora de elaborar las recetas de cocina de la propia Child. Basada tanto en hechos como en personajes reales, esta comedia termina por resultar de agradable visión. No obstante, presenta fallos apreciables, algunos de tipo técnico -como las numerosas escenas en las que se observa el micrófono dentro del encuadre de la imagen- y otros narrativos –como no mantener el mismo nivel rítmico durante la proyección-. Pese a ello, termina resultando aceptable en su conjunto, sobre todo gracias a las interpretaciones de la pareja protagonista, sin duda el punto fuerte de Julie y Julia. Con un presupuesto de unos cuarenta millones de dólares (elevado si se tiene en cuenta el género cinematográfico al que pertenece) lleva recaudados casi cien en el mercado estadounidense y, quedando pendiente su explotación en el resto de países, parece demostrada su buena acogida por parte del público.
El reparto está encabezado por la excepcional Meryl Streep, de quien poco más se puede decir que no sea reiterar loas pasadas, presentes y, a buen seguro, futuras. Ni siquiera sus, por el momento, quince nominaciones a los Oscar, son argumento suficiente para explicar su inmensa envergadura como actriz. A finales de año tiene previsto el estreno de otra comedia que, por ahora, lleva por título It´s complicated, a las órdenes de Nancy Meyers y con Alec Baldwin como compañero. Igualmente, merece una crítica sobresaliente la joven Amy Adams, italiana de nacimiento y que ya cuenta con sendas nominaciones a la estatuilla de Hollywood como mejor actriz secundaria por sus papeles en Junebug y La duda (curiosamente también en compañía de Streep).

lunes, 9 de noviembre de 2009

DESTINO FINAL 3D

En el año 2000 tuvo lugar el estreno de la película de terror Destino final, una cinta dirigida a un público mayoritariamente adolescente que obtuvo una más que notable aceptación si se tiene en cuenta que costó poco más de veinte millones de dólares pero recaudó más de cien. Su trama giraba alrededor de la visión de un accidente aéreo que, de forma premonitoria, asaltaba a un joven, de modo que podía salvarse junto a sus amigos de tan fatal desenlace. Lamentablemente, a pesar de esquivar la muerte en un primer momento, ésta les seguía persiguiendo y acababa uno por uno con todos los componentes del grupo. En los años 2003 y 2006 llegaron a la gran pantalla las partes segunda y tercera que, aunque cambiaban parcialmente sus comienzos, no dejaban de repetir la misma fórmula. Lo que, inicialmente, era un accidente de avión se transformaba en accidente de tráfico (Destino final 2) y en parque de atracciones (Destino final 3). La falta de originalidad era absoluta, limitándose a reiterar los elementos que les dieron éxito en las taquillas.
Pese a la ausencia de alicientes novedosos, dichas entregas gozaron de similar aceptación y resultaron en la práctica un calco de la primera, incluso en el aspecto económico. Es evidente que este público, a medio camino entre lo infantil y lo juvenil, se contenta con ver una y otra vez idéntico formato, largometrajes terroríficos cuyas propuestas resultan sumamente eficaces. Por lo tanto, no es de extrañar que el guión de la cuarta parte descanse sobre el mismo hilo argumental, ahora sobre las premonitorias visiones de unos accidentes en el ámbito de las carreras automovilísticas. En cuanto al resto, no cabe resaltar aportación alguna. De hecho, quienes hayan visto el tráiler que se ha proyectado en semanas precedentes reconocerán sin dificultad, no sólo la historia, sino determinadas escenas copiadas de las ya utilizadas en los anteriores títulos de la saga. Como atractivo se puede mencionar que está rodada en tres dimensiones, lo que ha supuesto una motivación adicional para los fans de este serial cinematográfico. En cuanto a sus cifras, ha doblado el presupuesto del rodaje (en torno a los cuarenta millones de dólares) y ya ha recaudado a nivel mundial más de ciento cincuenta, alzándose como la más taquillera de las estrenadas hasta la fecha. Ahora bien, si hablamos de películas rentables, es inevitable abordar el fenómeno de Paranormal Activity, film que encabeza el ranking de exhibición en Estados Unidos. Con un presupuesto de apenas quince mil euros se ha aupado al número uno de la taquilla norteamericana y lleva recaudados más de sesenta y seis millones de dólares tan sólo en el mercado estadounidense, teniendo previsto su estreno en España para el próximo día veintisiete. Indiscutiblemente, eso sí es rentabilidad.El director norteamericano David R. Ellis repite detrás de la cámara, puesto que ya asumió la realización de la segunda parte. También ha sido el responsable de las prescindibles Cellular y Serpientes en el avión. Actor ocasional (intervino como secundario en Rocky III o Furia ciega) posee una dilatada trayectoria como especialista de escenas peligrosas y como ayudante de dirección. De su primera faceta destacan las cintas Eternamente joven, Juego de patriotas, Días de trueno y Arma letal. En cuanto a la segunda, ha colaborado en los rodajes de Deep Blue Sea, La tormenta perfecta y Harry Potter y la piedra filosofal. Firma el guión Eric Bress, escritor también de la segunda entrega y productor de la serie de televisión Kyle XY