sábado, 31 de octubre de 2009

MILLENIUM 2

Hace pocos meses se estrenaba en España Los hombres que no amaban a las mujeres, adaptación cinematográfica de la primera entrega de la saga Millenium, fenómeno literario que, por lo inesperado y original de su propuesta, ha sorprendido y arrasado en las librerías. Los libros que componen la trilogía de Stieg Larsson han ocupado simultáneamente los números uno de ventas durante meses y sus versiones para la gran pantalla llegan también a las salas de proyección con breves espacios de tiempo entre estreno y estreno, si bien estas producciones se han podido ver exclusivamente en Europa. En Estados Unidos ni siquiera han iniciado su carrera comercial y tan sólo se ha exhibido el primer film en el Festival de Cine de los Hamptons. Sin embargo, en el viejo continente su repercusión ha sido muy elevada, llegando a recaudar más de setenta millones de dólares en su exhibición en las salas europeas. Se trata, por lo tanto, de un éxito de público motivado por el fervor que suscita la obra literaria del malogrado escritor sueco, cuyos réditos económicos son muy superiores a los cinematográficos -en este mes de octubre se estimaban en veintiún millones los libros vendidos, cifras estratosféricas cuando se trata de fenómenos literarios-, con independencia del resultado en taquilla que pueda obtenerse cuando se estrene en el resto del mundo.
La joven Lisbeth Salander se está convirtiendo en uno de esos personajes que triunfan debido a su especial magnetismo y a la contundencia de su carácter. En La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina pasa a ser una fugitiva buscada por la policía de Estocolmo, que la relaciona con el asesinato de dos colaboradores de la publicación Millenium inmersos en una investigación sobre el comercio sexual en el país nórdico. El editor jefe de la revista, coprotagonista de la historia, no cree en la culpabilidad de Salander y trata de encontrarla antes que los propios agentes. El gancho de esta joven es de tal magnitud que hace de ella la verdadera protagonista de la trama, incluso con una mayor presencia que en Millenium I. Asimismo, ahonda en su carácter violento y vengativo, fruto de una terrible infancia, y es obvio que los espectadores que disfrutaron con la primera entrega no se sentirán defraudados con este segundo trabajo, ya que comparte con su predecesora el mismo esquema y una puesta de escena muy similar. Pese a relatar determinados sucesos de plena actualidad sigue las reglas del thriller clásico.
En este caso, el director es sueco -Daniel Alfredson- y sustituye al danés Niels Arden Oplev detrás de la cámara. También se hará cargo del siguiente título La reina en el palacio de las corrientes de aire. No obstante, quien más destaca por méritos propios es la actriz Noomi Rapace, que da vida a Lisbeth Salander con gran soltura y solvencia. Repite personaje en la citada tercera parte, que se estrenará en Suecia, Dinamarca y Noruega el próximo veintisiete de noviembre y que llegará a las carteleras españolas previsiblemente en pocos meses. La asociación entre el cine y la literatura está dando excelentes resultados a las productoras y, en apenas un par de semanas, asistiremos al estreno mundial de la continuación de la otra gran saga literaria de los últimos años, la formada por las novelas a medio camino entre el vampirismo y el romanticismo salidas de la pluma de la escritora Stephanie Meyer, que se inició con Crepúsculo y que continuará con Luna nueva.

jueves, 22 de octubre de 2009

NEW YORK, I LOVE YOU

La idea de rodar un largometraje a base de unir pequeños cortometrajes con el trasfondo de un tema común no es nueva en la historia del cine contemporáneo. Sin ir más lejos, en el año 2006 se realizó la película Paris Je t´aime, una suma de dieciocho historias breves que analizaban el amor sobre el escenario de la ciudad de la luz. En aquella ocasión, realizadores tan dispares como los hermanos Coen, Isabel Coixet, Gus Van Sant o Alfonso Cuarón filmaban su particular visión de las relaciones interpersonales con la capital francesa como telón de fondo. A su vez, un buen número de actores de varias nacionalidades entre los que se encontraban Juliette Binoche, Willem Dafoe, Leonor Watling o Miranda Richardson apostaron por tan inusual proyecto, cuyo resultado fue un film notablemente interesante. Posteriormente, la posibilidad de repetir la experiencia en el marco de la metrópoli neoyorkina tuvo en Anthony Minghella a uno de sus principales artífices. Minghella, responsable de cintas tan relevantes como El paciente inglés, El talento de Mr Ripley o Cold Mountain, tan sólo pudo concluir el guión de una de las historias porque su repentino fallecimiento truncó una participación más extensa. A él está dedicada toda la película, diez relatos encargados a una serie de directores en su mayor parte desconocidos, excepción hecha de Shekhar Kapur –Elizabeth-, Brett Ratner –Dragón rojo (precuela de El silencio de los corderos), X-Men 3- o la actriz Natalie Portman en su debut tras las cámaras.
Una vez más se pretenden plasmar diferentes visiones del sentimiento amoroso y de las relaciones sentimentales y sexuales. Puesto que son diez historias independientes entre sí, algunas suscitan más interés que otras pero en todas ellas se pone de manifiesto la soledad y la incomunicación de quienes viven en la inmensa urbe de los rascacielos y cómo esas condiciones propician encuentros fortuitos y situaciones inesperadas. Un carterista que se prenda de una de sus víctimas, dos adolescentes que participan en su baile de graduación, un pintor obsesionado por pintar a una joven oriental, una chica judía que negocia la compra de unas joyas antes de contraer matrimonio, una pareja de ancianos que sale a pasear en su sexagésimo tercer aniversario de boda... Tramas inconexas pero que coinciden en un mismo hilo conductor que trasciende a esa Nueva York en la que tienen lugar, por más que sus enclaves sean muy determinantes, desde Chinatown al West Side, desde el Soho, al Central Park o a Greenwich Village. Por lo tanto, el espectador puede disfrutar también con las imágenes de una ciudad tan emblemática desde el punto de vista cinematográfico.Integran el destacable elenco de intérpretes, además de la polifacética Natalie Portman, los veteranos James Caan –El padrino, Ladrón-, Andy García -El padrino III, Ocean’s Eleven-, Chris Cooper –El caso Bourne, Seabiscuit- o Julie Christie – Doctor Zhivago, Darling (Oscar a la mejor actriz en 1965)-. Junto a ellos, algunos representantes de las jóvenes generaciones como Orlando Bloom –Piratas del Caribe-, Rachel Bilson –Jumper- o Hayden Christensen –Star Wars II y III-. New York, I love you es una película agradable y poco convencional que recoge el testigo de esta especie de saga de “cities of love” que va recorriendo las grandes capitales del mundo a la búsqueda de testimonios originales e intimistas sobre el amor

jueves, 15 de octubre de 2009

ÁGORA

Alejandro Amenábar cuenta con méritos más que suficientes para ser considerado el mejor realizador de cine español. Su ópera prima, Tesis, supuso una revitalización del género de terror que continúa sin ser superada a día de hoy. Pocas veces se puede decir que vale la pena ver un largometraje de dicho género (y no se trata de “thriller” sino de terror) una y otra vez sin perder frescura e interés en sus sucesivos visionados ya que los tópicos en los que normalmente se basan pierden efecto al repetirse. Los Goya a la mejor película y a la mejor dirección novel obtenidos por esa cinta ponen de manifiesto la inmensa calidad de un ejercicio cinematográfico que sólo puede provenir de quien, habiendo bebido durante años de las fuentes de los grandes maestros del Séptimo Arte, es acreedor de un talento equivalente que plasma en la gran pantalla. Y Amenábar tiene un gran talento y ha visto y aprendido enormemente de los mejores. Tal vez por esa razón se decidió a filmar producciones en lengua inglesa protagonizadas por actores igualmente extranjeros. Porque, sencillamente, el mercado exclusivamente nacional le quedaba pequeño. ¿Acaso algún otro director de nuestro país puede presumir de haber recaudado doscientos millones de dólares con una producción de apenas diecisiete? Ninguno, excepto él que, con Los otros, demostró un dominio absoluto de las fórmulas del suspense y del terror.
Pero si hay una característica que distingue a un profesional de la realización es su capacidad para abordar cualquier género sin correr el riesgo de encasillarse en ninguno de ellos. Así, su siguiente título, Mar adentro, no sólo se convirtió en la cinta más taquillera del cine español, arrasando en la entrega de los Goya y obteniendo el Oscar al mejor film de habla no inglesa, sino que constituyó una lección dramática e interpretativa que se consolidó por encima de polémicas éticas y políticas. Ahora, sin perder en lo más mínimo su capacidad de asombrar, se atreve con la más costosa superproducción española -cincuenta millones de euros- sobre la Alejandría del siglo IV y sobre la historia de la astrónoma Hipatia y de los últimos días del Imperio Romano en un territorio donde las revueltas religiosas amenazaban con destruir la mítica biblioteca de la ciudad. Rodada principalmente en la isla de Malta, Ágora destaca en todos los aspectos en los que la industria norteamericana se muestra tradicionalmente intratable - dirección artística, vestuario o sonido- pero tampoco descuida otras claves fundamentales -guión, interpretación o narración-. Para conseguir sus objetivos se ha rodeado de un equipo técnico de primera fila. Por citar algunos nombres, se ha puesto en manos de Dario Marianelli (Oscar por la partitura de Expiación) para componer la banda sonora, pese a que él mismo suele hacerse cargo de la música de sus películas y ha confiado el diseño de vestuario a otra ganadora de la estatuilla de Hollywood, Gabriella Pescucci -La edad de la inocencia-. Amenábar integra acertadamente una historia de desamor con una trama político-religiosa y una recreación histórica. Su emotivo e intenso final culmina una película que, sin renunciar al entretenimiento, se alza como un alegato contra la intransigencia y expresa una denuncia de las múltiples ocasiones en las que la razón ha tenido que claudicar ante el fanatismo.
Resulta imprescindible destacar la interpretación de Rachel Weisz, Oscar a la mejor actriz secundaria gracias a su papel en El jardinero fiel, en cuya filmografía se encuentran las interesantes Enemigo a las puertas, Un niño grande o Belleza robada. Muy pocas actrices son capaces de transmitir tanto con la mirada. Este año tiene pendiente de estreno The Lovely Bones a las órdenes del director neozelandés Peter Jackson y en compañía de la veterana Susan Sarandon.

miércoles, 7 de octubre de 2009

EL SECRETO DE SUS OJOS

El realizador argentino Juan José Campanella se ha convertido en la última década en el máximo representante de la cinematografía sudamericana. Sin embargo, comenzó su carrera con un interesantísimo film titulado El niño que gritó puta, rodado íntegramente en inglés con producción y actores anglosajones y que ganó un premio en el festival de Valladolid de 1991. En él se abordaba el tema, tan de actualidad hoy en día, de los niños violentos que terminan por torturar a sus propios padres. De hecho, tuvieron que pasar muchos años para que comenzase a rodar en su país natal. En 1999 dirigió El mismo amor, la misma lluvia, en 2001 El hijo de la novia y en 2004 Luna de Avellaneda, tres largometrajes que en cierto modo componen una trilogía no oficial cuyos elementos comunes vale la pena resaltar. El primero de ellos es su asociación con el magistral actor Ricardo Darín, protagonista absoluto de dichos títulos y perfecto representante de un perfil humano en el que es difícil no reconocerse en alguna medida, aunque sea en aspectos secundarios. El segundo es una habilidad extraordinaria para compaginar comedia y drama con exquisita sensibilidad, logrando la carcajada del público o, como mínimo, una sonrisa en el mismo momento en el que su corazón está encogido por una situación dramática. El tercero es su especial genialidad a la hora de retratar a una generación que, en realidad, son muchas generaciones de individuos que, atrapados en sus ideales, se dan de bruces a diario con la cruda realidad.
El hijo de la novia es, sin duda, su mejor trabajo, no sólo por los reconocimientos obtenidos -que van desde la nominación al Oscar a numerosos galardones en festivales internacionales- sino porque cuenta con uno de los mejores guiones escritos en los últimos diez años. Diálogos brillantísimos, personajes interpretados a la perfección, maestra combinación entre la comedia y el drama, la convierten en una joya de obligada visión.
Tras su trayectoria televisiva como realizador de varios capítulos en series como Ley y orden, El guardián o House, nos presenta ahora El secreto de sus ojos, la historia de un antiguo trabajador en un juzgado de instrucción que, al prejubilarse, decide escribir una novela sobre unos acontecimientos acaecidos en su pasado laboral y que le han perseguido durante años en la memoria. Además de reunir los tres elementos comunes definidos anteriormente, El secreto de sus ojos supone una excelente mezcla de cine policiaco y drama romántico donde, con el trasfondo de un crimen horrendo, Campanella teoriza sobre el amor, una de sus señas de identidad más reconocidas. Así, contrapone el ideal romántico de sus personajes secundarios con la cruda realidad sentimental de sus protagonistas, salpicada de matrimonios fallidos o relaciones menores y expresa el desasosiego que les supone saber que no han alcanzado sus metas afectivas. Pero es que, además, no descuida el suspense de la trama delictiva en ningún momento, dotándole de un final sorprendente e intenso. En definitiva, gran película que continúa con la línea ascendente de un cineasta honesto e imprescindible.
Junto al mencionado Ricardo Darín intervienen los actores Soledad Villamil (su compañera en El mismo amor, la misma lluvia, también a las órdenes de Campanella), Guillermo Francella, Pablo Rago y Javier Godino, abordando todos ellos sus papeles de forma sobresaliente.

jueves, 1 de octubre de 2009

EL SOPLÓN

El realizador norteamericano Steven Soderbergh ha logrado compaginar con éxito una doble trayectoria profesional. Considerado un referente dentro del denominado cine independiente, participa al mismo tiempo en destacados proyectos financiados por las grandes productoras de Hollywood como si de un director plenamente afincado en la industria se tratase. Aúna reconocimientos y galardones por sus intervenciones en filmes más minoritarios con la misma facilidad que grandes éxitos de taquillas gracias a otros largometrajes plagados de estrellas. Es capaz de rodar tanto una película de claros tintes reivindicativos y políticos como otra de puro y simple entretenimiento que obliga a soportar largas colas para adquirir las entradas y las correspondientes bolsas de palomitas. Para lograr objetivos tan diversos es imprescindible contar con una maestría especial a la hora de narrar historias y, junto a esa facultad, Soderbergh posee un conocimiento profundo de la profesión, que plasma posteriormente en la gran pantalla a través, no sólo de su faceta de realizador, sino también como productor e incluso director de fotografía, aunque sea bajo el seudónimo de Peter Andrews.
En su filmografía coexisten obras maestras como Traffic -ganadora de cuatro Oscar incluido uno para el propio Soderbergh como mejor director-, largometrajes muy notables como Sexo, mentiras y cintas de video -por la que logró otra nominación a los premios de la Academia de Hollywood y varios premios en el festival de Cannes, e interesantes producciones como Solaris o Un romance muy peligroso. Asimismo acumula éxitos de taquilla (Ocean´s Eleven, Twelve y Thirteen o Erin Brockovich) que le convierten en un profesional versátil. Otros títulos inferiores cualitativamente hablando no empañan esa actitud de riesgo en sus propuestas ni sus intentos de originalidad ni sus dotes de narrador gracias a un hábil lenguaje cinematográfico.
Ahora presenta en cartelera El soplón, una aparente comedia que en realidad coquetea sin disimulo con el drama y la intriga. La trama se centra en un trabajador de una multinacional agrícola que comienza a colaborar con el F.B.I. tras descubrirse que se están cometiendo en su empresa una serie de ilegalidades. El escritor y periodista de investigación del New York Times Kurt Eichenwald plasmó en un libro esta historia real que llegó a “best seller” en Norteamérica. El soplón se acerca estilísticamente a aquellas comedias clásicas protagonizadas por el mítico Jack Lemmon, sensación a la que ayuda la banda sonora del célebre compositor neoyorkino Marvin Hamlisch, ganador de una estatuilla por la música de la inolvidable Tal como éramos, uno de los legados fundamentales del recientemente fallecido maestro Sydney Pollack.
El peso interpretativo recae sobre un Matt Damon convertido ya en el mejor actor de su generación, no sólo por este papel realmente loable sino por una trayectoria que garantiza su pertenencia al grupo de los mejores. Protagonista de la trilogía de Jason Bourne, con diferencia la mejor saga de cine de acción cuya cuarta entrega ya se ha anunciado para el año 2011, ha intervenido igualmente en las muy recomendables Infiltrados, Syriana y El talento de Mr Ripley. A todo ello se añade un Oscar ex aequo con su gran amigo y colega Ben Affleck por el guión de El indomable Will Hunting. Por lo tanto, valdrá la pena seguir de cerca la evolución artística de Damon.