viernes, 31 de julio de 2015

EL SECRETO DE ADALINE (The Age of Adaline)


He de reconocer que hasta ahora no conocía al joven realizador Lee Toland Krieger. Su nombre no me sonaba de nada ni había visto ninguno de sus anteriores trabajos, a pesar de que con tan sólo treinta y dos años ha rodado cuatro largometrajes, obteniendo incluso un premio en el Festival de Cine Internacional de Denver. Pero ya me he apresurado a anotarlo en mi listado de cineastas a quienes seguir la pista, porque su última cinta -“El secreto de Adaline”- me ha parecido una pequeña joya cuya visión he agradecido sobremanera, acostumbrado como estoy a soportar numerosos títulos mediocres, repetitivos y sin alma. 
Se trata de una historia de amor que, como ocurre con otras muchas de sus manifestaciones artísticas -sean cinematográficas, musicales o literarias- cuenta con ingredientes comunes a todas ellas. Sin embargo, evidencia un planteamiento original y plasma el tema con acierto, combinando con inusual maestría el estilo clásico con una apuesta arriesgada y diferente. Parece un extraño y delicioso cruce entre “Eduardo Manostijeras” de Tim Burton y “Enamorarse”, de Ulu Grosbard, films coprotagonizados por Johnny Depp y Winona Ryder en 1990 y por Robert de Niro y Meryl Streep en 1984, respectivamente. Del primer título hereda la vertiente fantástica y cierta estética visual mágica, reflejando aquel inexplicable fenómeno que marcaba a su protagonista por una extraña nevada. Y del segundo, presenta una relación de pareja de modo simple y sin artificios, a través de una filmación pausada y acorde con una banda sonora intimista y melancólica, por lo que logra momentos de una gran emotividad. En este sentido, puede calificarse como una película romántica al más puro estilo clásico. 
Adaline Bowman nace a comienzos del siglo XX. A los veintinueve años, y como consecuencia de un accidente en el que se concitan extraños fenómenos meteorológicos y físicos, recibe el don de la eterna juventud. Ya no envejecerá más. Ello le obliga a llevar una vida solitaria para que sus amigos y conocidos no se percaten nunca de dicha circunstancia. Con el paso del tiempo, se muda a otra ciudad y desaparece. Al cabo de ocho décadas, conoce a Ellis Jones, un hombre por el que se plantea dejar de huir. 
Aun constatando algún elemento brusco y forzado en el guion, “El secreto de Adaline” es una notable película, bien narrada y alejada de los productos que acaparan últimamente las carteleras. Tal vez resulte pesada para los incondicionales de un tipo de cine más ágil y para quienes vinculan el entretenimiento con la acción. Sin embargo, aquellos que se dejen llevar por los relatos sosegados y conmovedores disfrutarán con su propuesta y desearán volver a verla en el futuro. 
Blake Lively y Michiel Huisman dan a vida a la pareja protagonista. Ella saltó internacionalmente a la fama gracias a la serie televisiva “Gossip Girl”. Posteriormente, intervino en “Salvajes” de Oliver Stone y en breve participará en el próximo proyecto que Woody Allen prevé rodar en 2016. Su correcta interpretación la avala para ampliar su filmografía en el futuro. En cuanto a su compañero, también ha triunfado en la archifamosa “Juego de tronos”, mientras que en la gran pantalla se le ha podido ver en “Alma salvaje” y “Guerra Mundial Z”. Algunos secundarios de lujo, como Harrison Ford, Ellen Burstyn y Kathy Baker, completan el elenco. Ford -cuyo último papel destacable se remonta a 1999 en “Caprichos del destino” de Sydney Pollack- recupera aquí algunas de sus demostradas cualidades de antaño. Estrenará próximamente la séptima entrega de “La guerra de las galaxias”. En cuanto a Ellen Burstyn, ha estado nominada al Oscar en seis ocasiones, ganándolo en 1976 por su interpretación en “Alicia ya no vive aquí”. Por su parte, Kathy Baker ha intervenido en “Eduardo Manostijeras”, “Las normas de la casa de la sidra” o “Cold Mountain”, entre otras.

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Datos del film
Película: El secreto de Adaline.
Título original: The Age of Adaline.
 Dirección: Lee Toland Krieger.
País: USA. Año: 2015. Duración: 112 min. Género: Drama, romance.
Reparto: Blake Lively, Harrison Ford, Michiel Huiman, Ellen Burstyn, Kathy Baker, Amanda Crew.
Guion: J. Mills Goodloe y Salvador Paskowitz.


martes, 28 de julio de 2015

MIKLÓS RÓZSA


El prestigioso músico y compositor de bandas sonoras Miklós Rózsa nació en Budapest el 18 de abril de 1907 y murió en Los Ángeles el 27 de julio de 1995. Se cumplen, pues, dos décadas de su fallecimiento. Tres veces ganador del Oscar y diecisiete veces nominado a la estatuilla dorada, inició su carrera artística desde niño en su Hungría natal, para desplazarse después al Conservatorio alemán de Leipzig. En 1932 se mudó a París a instancias de Marcel Dupré y dos años después su amigo y colega Arthur Honegger lo introdujo en el mundo del Séptimo Arte. Más tarde se instaló en Londres para perfeccionar sus cualidades. Desde la capital británica dio el salto a Hollywood de la mano de su compatriota Alexander Korda, debutando con la partitura de la película "El ladrón de Bagdad" (1940). Permaneció en California el resto de su vida,  firmando las melodías de más de cien títulos. Compuso asimismo una sinfonía, conciertos para piano, viola, violín y violoncello, obras de cámara y poemas sinfónicos. Fue maestro del mítico John Williams, su alumno más aventajado. 

Sus trabajos para la compañía de Korda - con "El ladrón de Bagdad" y "El libro de la selva" (1942) a la cabeza- marcan lo que se ha dado en llamar su "período oriental". En "Perdición" (1944) introdujo ciertas asperezas de ritmo y armonía que causaron consternación en los ambientes musicales de la Meca del Cine, cuyos máximos representantes consideraban que el lugar para aquellas excentricidades era el Carnegie Hall, no un estudio de rodaje. Sin embargo, Rozsa se negó a cambiar una sola nota. De hecho, pocos profesionales de aquella época podían permitirse esa clase de desafíos, pero resultó que la obra compuesta para la célebre cinta de Billy Wilder encajaba a la perfección con la psicología de los personajes. 

Otra de sus innovaciones fue la de utilizar un instrumento electrónico, el theremin, en los momentos en que el protagonista masculino del thriller "Recuerda" (1945), Gregory Peck, sufría sus ataques de amnesia. El resultado final no fue del agrado de su director, Alfred Hitchcock, rompiéndose desde entonces la relación entre ambos.

"Recuerda" supuso para Rozsa el primero de sus tres Oscar. Más tarde consiguió otro por "Doble vida" (1947), de George Cukor y el tercero por "Ben-Hur" (1959), de William Wyler. A finales de los cuarenta era un referente plenamente consolidado en la industria. En 1948 entró en la plantilla de la productora Metro-Goldwyn Mayer, para la que escribió un conjunto de magnas epopeyas históricas y bíblicas, grandilocuentes piezas que han quedado asociadas para siempre a su personal estilo. La primera de ellas fue "Quo Vadis"(1951), que le permitió viajar y enamorarse de Italia. A partir de entonces, junto a su esposa y sus dos hijos, raro fue el verano que no pasaban en Santa Margherita Ligure. Tras "Quo Vadis" llegaron "Ivanhoe" (1952), "Julio César" (1953), "Ben-Hur" (1959), "Rey de reyes" (1961) o "El Cid" (1961). Siempre trataba de documentarse en las peculiaridades instrumentales de cada época histórica. En el caso de "El Cid" (1961) viajó a España y consultó con el historiador Ramón Menéndez Pidal, quien le mostró las Cantigas de Santa María, recopiladas por Alfonso X el Sabio, que, a la postre, le sirvieron de base. 

Un accidente cerebrovascular en 1982 fue la causa de que abandonara paulatinamente su actividad laboral. Recluido en su domicilio, falleció el día 27 de julio de 1995. Contaba con 88 años.

viernes, 24 de julio de 2015

ANT MAN


Hasta el momento, el realizador Peyton Reed era un habitual de las comedias románticas insulsas, como “A por todas” con Kirsten Dunst, “Abajo el amor” con Renée Zellweger, “Separados” con Jennifer Aniston y “Di que sí” con el agotador e histriónico Jim Carrey. Ante semejante currículum, sorprende que haya resultado el elegido para dirigir la enésima película de superhéroes nacida de la inagotable fuente de la factoría Marvel. A la ya larga lista de personajes provistos de superpoderes, máscaras y trajes ajustados, se añade ahora el más pintoresco de todos ellos: “Ant-Man”, el Hombre Hormiga. 
Dotado de la asombrosa cualidad de reducir su tamaño hasta alcanzar el del popular insecto y de comunicarse con el resto de su especie gracias a las interfaces cibernéticas que lleva en el casco, compensa su minúscula talla con una fuerza inmensa, capaz de levantar hasta nueve veces su propio peso. No cabe duda, pues, de que las características del protagonista de la historia suenan ridículas, extravagantes e imposibles de convencer a nadie. Sin embargo, y pese a ser una de las figuras menos conocidas de la famosa productora, cuenta con sus seguidores y, una vez dentro de los relatos de ciencia ficción, no hay que olvidar que los límites de la racionalidad se ven alterados, convirtiendo en creíble lo que, de entrada, no debería serlo. 
En mi opinión, es el mejor trabajo del cineasta aunque, a la vista de su mediocre e insustancial filmografía anterior, esto no es decir demasiado. Se trata de un largometraje filmado correctamente, con un razonable nivel de calidad en la producción (lo lógico, después de una inversión de ciento treinta millones de dólares) y con dos actores que desempeñan su labor con solvencia. La cinta entretiene, si bien de forma irregular e intermitente a lo largo de toda la proyección y, teniendo en cuenta los hándicaps iniciales, el resultado supera las expectativas aunque, en comparación con los grandes títulos del género, no deja de ser un film menor. Pese a su desigual fortuna a la hora de combinar la comedia con la acción, “Ant-Man” da de sí todo lo que puede que, sin ser mucho, le basta para alcanzar el aprobado final. Estoy convencido de que sus productores volverán a explotar económicamente esta nueva mina en futuras aventuras de tan peculiar personaje. De hecho, aparecerá en el próximo estreno del “Capitán América”. Confío en que no sea el inicio de una nueva mega-saga con entregas anuales, ya que este insólito ser no posee la complejidad y ni la riqueza de otros compañeros de cómic, por lo que agotará mucho antes su porvenir cinematográfico. 
Paul Rudd, intérprete que proviene del ámbito de la comedia -“Mucho más que amigos”, “Virgen a los 40”, “Lío embarazoso”, “Juerga hasta el fin”- asume el papel principal. Su participación en la excelente “Las normas de la casa de la sidra” no salva una trayectoria profesional plagada de muestras de humor fácil. Todavía es pronto para pronosticar cómo le irá con este cambio de rumbo en su carrera artística, tan necesitada de un revulsivo. Le acompaña en el elenco Michael Douglas, célebre actor y productor cuyos últimos proyectos relevantes, (“Traffic” y “Jóvenes prodigiosos”) se remontan al año 2000 y que, por motivos distintos a los de Rudd, también requería con urgencia un giro laboral. Se presentará próximamente en las carteleras integrando el reparto de la última película de un casi olvidado Michael Apted (“Gorilas en la niebla”), un thriller en el que le acompañan Orlando Bloom y Noomi Rapace.

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Datos del films
Película: Ant-Man.
Dirección: Peyton Reed.
País: USA. Año: 2015. Género: Acción, ciencia-ficción.
Reparto: Paul Rudd (Scott Lang / Ant-Man), Evangeline Lilly (Hope Van Dyne), Michael Douglas (Hank Pym), Bobby Cannavale (Paxton), Michael Peña (Luis), Corey Stoll (Darren Cross / Yellowjacket), Hayley Atwell (Peggy Carter), Judy Greer (Maggie), Jordi Mollà (Castillo).
Guion: Joe Cornish y Edgar Wright; basado en los cómics de Stan Lee, Jack Kirby y Larry Lieber.

martes, 21 de julio de 2015

TERENCE STAMP



Terence Stamp nació el 22 de julio de 1938 en Londres. Estudió interpretación en el Webber Douglas Academy of Dramatic Arts y debutó en el cine a comienzos de la década de los sesenta (época en la que compartió piso con Michael Caine) con el drama de Peter Glenville “Escándalo en las aulas” (1962). Ese mismo año consiguió cierta fama internacional gracias a su papel de Billy Budd en “La fragata infernal”, película dirigida por Peter Ustinov que adaptaba una novela de Herman Melville. La actuación de Stamp logró llamar la atención de Hollywood, al punto de conseguir una nominación al Oscar al mejor actor secundario. 

Su siguiente aparición cinematográfica en “El coleccionista” (1965) de William Wyler le convirtió en una de las estrellas masculinas más importantes de aquel período. Su personaje de Freddie Clegg, que intentaba secuestrar y enamorar al de la actriz Samantha Eggar, le hizo merecedor de un premio en el Festival de Cannes. Llegó a ser uno de los nombres más más significativos del cine europeo, con títulos como “Modesty Blaise” (1966) de Joseph Losey y junto a Monica Vitti,  “Lejos del mundanal ruido” (1967), cinta de Joseph Schlesinger basada en una obra de Thomas Hardy, “Historias extraordinarias”, de Federico Fellini (1968) o “Teorema” (1968), de Pier Paolo Pasolini.

Su carrera presentó cierto declive en los setenta, revitalizándose un tanto con apariciones como la del villano General Zod en “Superman” y “Superman II”. En esta segunda parte, dirigida por Richard Lester, disfrutó de una mayor presencia en pantalla que en su antecesora, a las órdenes de Richard Donner. 

Ya en la década de los ochenta participó en los largometrajes “Peligrosamente juntos” (1986), con Robert Redford y Debra Winger, “El siciliano” (1987), de Michael Cimino o “Alien Nación” (1988), muestra de ciencia-ficción realizada por Graham Baker. 

Ya en los noventa se puso en manos de la española Pilar Miró para rodar “Beltenebros” (1991), acompañó a Kim Basinger y Val Kilmer en el thriller “Extremadamente peligrosa” (1993), conoció un renacer popular con su recreación de una madura drag queen en “Las aventuras de Priscilla, reina del desierto” (1994), asumió el rol Canciller Supremo Valorum en “Star Wars. Episodio I: La amenaza fantasma” (1999) y fue un gurú para Eddie Murphy en la divertida comedia “Bowfinger – El pícaro” (1999). 

Integran asimismo su filmografía otros trabajos como “Elektra” (2005), cinta de acción en la que interpretaba al mentor de Jennifer Garner, “Superagente 86 de película” (2008), con Steve Carell y Anne Hathaway, donde encarnaba al villano líder de KAOS, “Wanted (Se Busca)” (2008), junto a James McAvoy y Angelina Jolie, “Valkiria” (2008), protagonizada por Tom Cruise, y “Destino oculto” (2011), dando la réplica a Matt Damon. 



Escena de la película "El coleccionista"





Escena de la película "Beltenebros"




viernes, 17 de julio de 2015

DEL REVÉS (Inside Out)

El séptimo arte mantiene una enorme deuda artística con las mentes privilegiadas que desarrollan los proyectos de la productora PIXAR. De esta factoría de realización de largometrajes, con apenas dos décadas de vida, han nacido innumerables joyas que no sólo han revitalizado el género de animación en particular, sino el cine en su conjunto. Títulos como “Toy Story”, “Buscando a Nemo”, “Monstruos S.A.”, “Los increíbles”, “Up” o “Ratatouille” han marcado un antes y un después dentro de este particular universo cinematográfico. Dichas cintas son un alarde de diversión, emoción, inteligencia y originalidad, virtudes que escasean por desgracia en el actual mundo del celuloide. Se trata de obras que convencen al público en su conjunto, sean niños, jóvenes, adultos, críticos, académicos o profesionales del sector. Son capaces de acaparar simultáneamente los primeros puestos de la recaudación y los galardones más prestigiosos de la industria. Aspiran a la excelencia y, la mayor parte de las veces, la alcanzan. Por ello, cada una de sus nuevas aventuras es un acontecimiento en sí mismo. 
Ahora se estrena “Del revés”, una muestra de creatividad y valentía que en nada se parece a lo presentado hasta la fecha por sus creadores. Ya sólo por esa virtud de ir contra corriente y apostar por ideas novedosas (con el riesgo que comporta), merecen el reconocimiento más unánime. En esta ocasión conservan en gran medida sus características señas de identidad, aunque los dibujos actuales poseen un marcado acento surrealista que quizá coja por sorpresa a los espectadores más convencionales. Por medio de una serie de imágenes que parecen salidas de unos cerebros más jóvenes y modernos si cabe, la narración ofrece dos visiones distintas pero complementarias. Una sucede en el interior de los personajes y la otra en su exterior, reflejando estilos muy diferentes. 
Cuenta la historia de una niña que, en compañía de su familia, debe superar el obstáculo de mudarse de ciudad a la otra punta de los Estados Unidos. Su protagonista, Riley, será guiada por sus emociones: Alegría, Miedo, Ira, Asco y Tristeza. Cada una de ellas vive en el centro de control de su cabeza, desde donde la ayudarán y aconsejarán en su día a día. La joven tratará de adaptarse a su nueva existencia en San Francisco pero el caos se instalará en su cerebro. Aunque Alegría, su emoción principal y más importante, intenta mantener una actitud positiva, las demás chocan a la hora de decidir cómo actuar en una nueva población, un nuevo hogar y una nueva escuela. 
Prodigiosa por su ambición de ir siempre un paso más allá, “Del revés” mantiene la comicidad y la ternura, aunque con un nuevo sentido visual que no se parece en nada a ningún título estrenado hasta ahora. De trama compleja pero de presentación sencilla, nos ofrece un guión ingenioso, incluso denso, aderezado con un tipo de fantasía animada apta para públicos de cualquier edad. Transmite un aluvión de ingenio que, a buen seguro, requerirá de más de un visionado para poder captar toda su magnitud. Como ya me sucediera con otras apuestas revolucionarias y refrescantes –por ejemplo, “Pesadilla antes de Navidad”-, no me queda otra opción que aplaudir con intensidad este trabajo, que cosechó una ovación cerrada en el último Festival de Cannes. Sin duda, constituye la mejor propuesta de la cartelera de julio. 
Sus realizadores son Pete Docter (responsable, a su vez, de “Monstruos S.A.” y “Up”) y Ronaldo del Carmen, que da el salto a la dirección desde el departamento de animación de “Ratatouille”. Pese a ser poco conocidos por el gran público, se trata de cineastas muy profesionales que dominan las técnicas del entretenimiento y de la diversión. Un auténtico lujo.

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martes, 14 de julio de 2015

FOREST WHITAKER


El actor, director y productor estadounidense Forest Whitaker nació en Texas el 15 de julio de 1961. Su interpretación del sanguinario dictador ugandés Idi Amin en “El último rey de Escocia” le valió múltiples reconocimientos, entre ellos el Oscar, el Globo de Oro y el BAFTA británico.

Cuando era apenas un niño, su familia se trasladó a California. En su época de estudiante destacó como jugador de fútbol americano, consiguiendo así una beca para acudir a la Universidad State Polytecnic de Pomona. Sin embargo, una lesión en la espalda le impidió alcanzar el objetivo de dedicarse profesionalmente al deporte y amplió su interés por la música, más concretamente por la ópera. Intentó convertirse en tenor pero, finalmente, sus virtudes artísticas derivaron al campo de la actuación, en la que se formó en Berkeley. 

Debutó en la pantalla grande a comienzos de los años 80, participando en la cinta de temática criminal “Tag” (1982) y en la comedia adolescente “Aquel excitante curso” (1982), protagonizada por Jennifer Jason Leigh y Sean Penn. En dicha década intervino en episodios de conocidas series de televisión, como “Canción triste de Hill Street”, “Arnold” o “Norte y Sur”. Consiguió salir del anonimato gracias a su aparición junto a Paul Newman en “El color del dinero” (1986) y formando parte del reparto del film bélico de Oliver Stone “Platoon” (1986). Más tarde, compartió créditos con Robin Williams en “Good Morning, Vietnam” (1987) y dio vida al gran Charlie Parker en “Bird” (1988), biopic del famoso saxofonista dirigido por Clint Eastwood. Merced a este trabajo, Whitaker obtuvo un premio en el Festival de Cannes.

En 1992 rodó uno de sus títulos más celebrados,  “Juego de lágrimas”, film de intriga política y psicológica dirigido por Neil Jordan y co-protagonizado por Stephen Rea, donde interpretó a un soldado secuestrado por el IRA. También en los noventa destacan en su filmografía “Smoke” (1995), comedia dramática con guión de Paul Auster y “Ghost Dog, El camino del samurai” (1999), drama escrito y dirigido por Jim Jarmusch.
Posteriormente figuran el thriller “Última llamada” (2002), en el que interpreta a un investigador policial, “La habitación del pánico” (2002), claustrofóbica historia en la que asumía el rol de ladrón y el también thriller “En el punto de mira” (2008). 
Al margen de su faceta como actor, ha dirigido algunas películas, como “Esperando un respiro” (1995), “Siempre queda el amor” (1998) y “Una hija diferente” (2005). Entre sus últimas apariciones cinematográficas destaca por méritos propios “El mayordomo” (2013), de Lee Daniels.

Escena de la película "El último rey de Escocia"





Película "Juego de lágrimas" (íntegra y en versión original)




viernes, 10 de julio de 2015

TERMINATOR: GÉNESIS (Terminator: Genisys)


En su momento no tuve la oportunidad de valorar la llegada a las salas de proyección de la primera entrega de la saga “Terminator”, puesto que yo era un niño por aquel entonces. Sin embargo, recuerdo perfectamente el estreno de su segunda parte, el 5 de diciembre de 1991 y cómo disfruté de lo lindo con tal despliegue de efectos especiales, acción a raudales e intenso montaje. La cinta obtuvo cuatro Oscar, una cifra nada habitual en su género, y fue la más taquillera del año, alcanzando además para muchos la consideración de gran película. 
Todavía a día de hoy, continúo deleitándome con sus reposiciones, viendo la persecución en moto de su protagonista adolescente, con el tema de fondo de “You Could Be Mine”, de Guns N´ Roses, y con los dos robots, el ofensivo y el defensivo, luchando por, respectivamente, dar caza y proteger a aquel joven llamado a ser el futuro líder de la resistencia de la raza humana frente al poder de la máquinas. Por lo tanto, visioné el film inicial a posteriori, reconociendo que, pese a la notable diferencia de calidad técnica entre ambas (una circunstancia también poco común), conformaban una franquicia de posición privilegiada en la historia de la ciencia ficción cinematográfica. 
Lástima que la incapacidad de los productores a la hora de poner punto final a la narración terminó por empañar el buen nombre del proyecto, contribuyendo a ello los rodajes de “Terminator 3: La rebelión de las máquinas” (2003) y “Terminator Salvation” (2009). Ahora insisten con esta quinta “Terminator Génesis” que, pese a sus espectaculares secuencias y el significativo incremento presupuestario, tampoco supera a sus antecesoras e, incluso, puede tildarse de decepcionante. De hecho, habiendo costado más del doble de “Terminator 2”, recaudaron una cantidad de dinero sustancialmente inferior. Pero la decepción a la que aludo no es meramente económica, sino que se refiere a la constatación del declive de una idea extendida en el tiempo sin ninguna necesidad, una realidad que defrauda, no sólo a sus incondicionales sino a quienes, sin llegar a tal extremo, admirábamos sus cualidades de antaño. 
En esta ocasión, se reiteran las mismas tramas ya esquilmadas. De nuevo, los viajes del futuro al pasado para custodiar al líder de la resistencia y garantizar su supervivencia. De nuevo, la lucha contra el superordenador Skynet. De nuevo, el cyborg polimimético de metal líquido. Y, sobre todo, de nuevo, Arnold Schwarzenegger, atrincherado en la postura de dar vida al mismo personaje que comenzó a interpretar con treinta y siete años, cuando ya roza los setenta. Podrían al menos haberle teñido las canas, porque su imagen de poderoso robot de pelo blanco resulta tan patética como ridícula es la sonrisa forzada que esboza en la escena final del beso de la joven pareja protagonista. 
Numerosas secuencias están perfectamente rodadas y demuestran el esmero técnico y visual, pero la sensación de contar la misma historia con idénticos recursos lastra irremediablemente el resultado obtenido. Asimismo, existen demasiadas escenas que recurren a aquellos primeros largometrajes como gancho para retener a los espectadores. En definitiva, más de lo mismo, sólo que, en este caso, más es menos. 
Acompañan en el reparto al ex Gobernador de California un errático Jason Clarke y una más acertada Emilia Clarke. Aunque se preste a confusión, no son hermanos. Ni siquiera son familia. Él es un actor australiano que ha destacado en “La noche más oscura” e intervenido en títulos relevantes, como “El gran Gatsby”, mientras que ella es una intérprete británica, famosa por la archiconocida serie “Juego de tronos”. El recientemente oscarizado y siempre efectivo J.K. Simmons se encarga de elevar el nivel artístico del elenco.

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Trailer en versión original



Datos del film
Película: Terminator: Génesis.
Título original: Terminator: Genisys.
Dirección: Alan Taylor.
País: USA. Año: 2015. Duración: 119 min. Género: Acción, ciencia-ficción.
Reparto: Arnold Schwarzenegger (El Guardián), Emilia Clarke (Sarah Connor), Jason Clarke (John Connor), Jai Courtney (Kyle Reese), J.K. Simmons (O’Brien), Matthew Smith (T-5000), Byung-Hun Lee (T-1000).
Guion: Laeta Kalogridis y Patrick Lussier; basado en los personajes creados por James Cameron y Gale Anne Hurd.
Música: Lorne Balfe.


martes, 7 de julio de 2015

KEVIN BACON


Kevin Bacon nació en Filadelfia el 8 de julio de 1958. Actor de cine y teatro estadounidense, ganador de un Globo de Oro por “El regreso de un soldado” (2009) y de dos Premios del Sindicato de Actores (por la cinta anteriormente citada y por “Apolo 13” (1995), hizo su debut en en la gran pantalla con “Desmadre a la americana”(1978) de John Landis y muy pronto consiguió pequeños papeles en títulos tan conocidos como “Viernes 13” (1980) y “Diner” (1982), un drama de Barry Levinson protagonizado por Mickey Rourke, Daniel Stern y Steve Guttenberg. El éxito le llegó con el musical dirigido por Herbert Ross “Footloose” (1984). También destacó en otros filmes posteriores, como “Quicksilver” (1986) o “La loca aventura del matrimonio” (1988).

Ya en la década de los noventa compartió cartel con Julia Roberts y Kiefer Sutherland en “Linea mortal”, cinta dirigida por Joel Schumacher. Un año más tarde Oliver Stone lo convocó para un pequeño personaje de “JFK: Caso abierto” (1991), largometraje de gran repercusión que obtuvo dos Oscar de ocho nominaciones. Después intervino en “Algunos hombres buenos” (1992), acompañando con Tom Cruise, Jack Nicholson y Demi Moore y cosechando de nuevo un gran resultado en taquilla, además de otras cuatro opciones a recibir una estatuilla dorada, incluida la de mejor película.  Bacon aspiró a su primer Globo de Oro al mejor actor de reparto por su participación en “Río salvaje” (1994), junto a Meryl Streep. Integró asimismo el reparto de “Homicidio en primer grado” (1995), con Christian Slater y Gary Oldman, que le dejó a las puertas del Premio del Sindicato de Actores. Ese mismo año triunfó gracias a "Apollo 13" (1995), en un elenco formado también por Tom Hanks y Ed Harris que fue premiado de forma colectiva por el citado Sindicato de intérpretes y que recaudó la considerable cifra de 355 millones de dólares a nivel mundial. Más tarde llegaría "Sleepers" (1996), con Robert De Niro, Dustin Hoffman, Brad Pitt y Jason Patric.


Ya en 2000 protagonizó con Elizabeth Shue “El hombre sin sombra” y tres años después intervino en el rodaje de “Mystic River”, de Clint Eastwood, donde compartió cartel con Sean Penn, Tim Robbins, Laurence Fishburne y Laura Linney. En 2005 dirigió y produjo "Loverboy", contando con algunos compañeros como Oliver Platt, Marisa Tomei, Matt Dillon y Sandra Bullock -a cargo de un pequeño cameo-. Añadió a su filmografía otros títulos como “Frost/Nixon” (2008), junto a Frank Langella, Sam Rockwell y Matt Dillon, o el telefilm “Taking Chance” (2009), que le reportó el  Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores, ambos en la categoría de mejor actor de miniserie, por su papel de Teniente Mike Strobl. 

Sus trabajos más recientes son “X-Men: primera generación” (2011), de Matthew Vaughn, dando vida a Sebastian Shaw, y "Crazy, Stupid, Love" (2011).

Desde 2012 protagoniza la serie de televisión "The Following".



Escena de la película "J.F.K.: Caso abierto"





Escena de la película "Algunos hombres buenos"





Escena de la película "Mystic River"




viernes, 3 de julio de 2015

LOS MINIONS (Minions)


El hecho de que un personaje secundario eclipse al protagonista de una película no es infrecuente. Pero lo que resulta más extraño es que, con el transcurso del tiempo, los productores planteen la secuela de un largometraje para mayor gloria de aquel personaje inicialmente menor. Dentro del género de animación, existen dos ejemplos recientes de este fenómeno. El próximo año llegará a las pantallas de todo el mundo la continuación de la deliciosa “Buscando a Nemo”, siendo en esa ocasión la figura estelar del film su inolvidable compañera Dory. Y ahora mismo se acaba de estrenar “Minions”, situando en primer plano a los divertidísimos seres amarillos que eran meras comparsas en las dos entregas de “Gru, mi villano favorito” de 2010 y 2013. En ambos títulos, se alzaban como el complemento perfecto de la comicidad de la trama, conectando estrechamente con el público y convirtiéndose en las verdaderas estrellas del “merchandising” asociado. Su imagen alcanzó, sin duda, mayor popularidad que la del resto de figuras de la historia, luciendo sobre camisetas y demás artículos comerciales. Incluso, su punto de humor e irreverencia llenó un hueco en solitario dentro de algún cortometraje hasta que, finalmente, han protagonizado sus propias aventuras cinematográficas. 
Ello no significa que la presencia de Gru quede por ello descartada, entre otras razones porque el éxito que obtiene en las taquillas es más que evidente, traduciéndose en quinientos cuarenta millones (la primera parte) y novecientos setenta (la segunda), a partir de un presupuesto de apenas setenta. Por lo tanto, al margen de que estos “minions” se escindan temporalmente en busca de nuevos horizontes, no es de extrañar que se prevea para 2017 un tercer estreno de la saga. 
Se trata, pues, de una opción segura para que todos los miembros de las familias disfruten de una comedia eficaz y refrescante. No obstante, su hora y media de duración quizá resulte un tanto larga, ya que el nivel de entretenimiento y diversión es irregular y oscilante. Sin embargo, el resultado final es muy correcto y consigue de sobra los objetivos trazados. Más allá de estas inclasificables miniaturas, no existe en la proyección otro contrapunto con la misma capacidad de engatusar a los espectadores. Por lo tanto, no parece probable que esta producción supere a sus antecesoras de “Gru”, si bien risas y sonrisas están garantizadas y son un logro a tener en cuenta. 
Los “minions”, organismos amarillos unicelulares sumamente especiales, han ido evolucionado progresivamente hasta adoptar la forma en la que los conocemos actualmente. Ahora han decidido ponerse al servicio de los malvados del planeta, desde el Tiranosaurio Rex hasta Napoleón Bonaparte, para colocarse bajo el mando de la terrible Scarlet Overkill. 
Dos directores son los responsable del rodaje. Uno, el veterano Pierre Coffin, responsable de las dos anteriores entregas de “Gru, mi villano favorito” (una de las cuales le reportó una nominación al Oscar al mejor largometraje de animación). El otro, el debutante Kyle Balda. Ambos firman un trabajo imaginativo y, en gran medida, adorable. 
En su versión original, es posible escuchar las voces de actores tan consagrados como Sandra Bullock, Michael Keaton, Steve Carell, Geoffrey Rush y el televisivo Jon Hamm. En Latinoamérica, recogen el testigo, entre otros, los cantantes Ricky Martin y Thalía, mientras que en España son Quim Gutiérrez y Alexandra Jiménez algunos de los encargados del doblaje.

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Datos del film
Película: Los Minions.
Dirección: Kyle Balda y Pierre Coffin.
País: USA. Año: 2015. Duración: 91 min. Género: Animación, comedia.
Doblaje original: Sandra Bullock, Jon Hamm, Pierre Coffin, Chris Renaud. Guion: Brian Lynch.
Producción: Janet Healy y Christopher Meledandri.