sábado, 29 de noviembre de 2008

QUANTUM OF SOLACE

El realizador alemán Marc Forster saltó a la fama en el año 2001 gracias al drama Monster´s Ball, film que pasará a la historia del cine por haber sido el vehículo de la bella Halle Berry para alzarse con el primer Oscar a una actriz principal de raza negra. Años después rodó la cinta Descubriendo nunca jamás, otro delicioso drama romántico sobre el creador del popular personaje Peter Pan protagonizado por los eficaces Johnny Depp y Kate Winslet. En esta ocasión optó a siete estatuillas (entre ellas la de mejor película), obteniendo una a la mejor banda sonora. Después, con menor fortuna, probó con el género de la comedia dirigiendo Más extraño que la ficción, con Will Ferrer y Emma Thompson, de modo que retornó al drama más crudo asumiendo el proyecto de Cometas en el cielo. Con semejante trayectoria resulta sorprendente que haya sido el elegido para encargarse de la nueva entrega de acción desenfrenada del Agente 007.
Quantum of Solace continúa el hilo argumental de su predecesora, Casino Royale, y James Bond pretende desenmascarar a la asociación criminal que se situaba detrás de Vesper, personaje a quien daba vida la actriz francesa Eva Green en la primera parte de la historia. Esta misión le lleva a descubrir un complot para monopolizar determinados recursos naturales a nivel mundial y, paralelamente, a buscar venganza por lo sucedido a su último amor y a cumplir con su deber como profesional de la alta seguridad británica.
El punto fuerte de la película se sostiene sobre varias escenas de acción trepidante, unidas a un montaje y a un sonido más que notables. Por lo tanto, el nivel de entretenimiento es muy aceptable y no defraudará ni a los amantes de la saga ni a los demás aficionados al género. De hecho, el público ha respaldado una vez más esta propuesta y el pasado fin de semana la alzó al número uno de la taquilla norteamericana. Aunque su presupuesto es muy elevado –aproximadamente doscientos millones de dólares- los más de setenta y seis millones recaudados en los tres primeros días de proyección en Estados Unidos y los ya más de trescientos millones a nivel mundial demuestran unos beneficios más que evidentes.
No obstante, el incremento cualitativo que supuso Casino Royale en comparación con anteriores aventuras de 007 no se aprecia en esta entrega. La trama es excesivamente compleja, avanza en ocasiones de modo irregular y carece de la sorpresa que produjo el cambio de estilo de su antecesora. A pesar de ello, es justo mencionar que uno de sus guionistas, Paul Haggis, forma parte de la élite de Hollywood y es el responsable de los guiones de Million Dollar Baby, Cartas desde Iwo Jima, Crash y En el valle de Elah, estos dos últimos títulos dirigidos también por él.
El interesante actor inglés Daniel Craig continúa encarnando a un buen Bond. En su filmografía destacan las excelentes Munich de Steven Spielberg y Camino a la perdición de Sam Mendes y para el próximo año tiene previstos los estrenos de un drama bélico dirigido por Edward Zwick –realizador de Diamante de sangre y El último samurai- y de una comedia de corte fantástico en la que encarnará al mismísimo Lucifer. Conviene, pues, no perder la pista de este intérprete. El papel de chica Bond es desempeñado a la perfección por la bellísima ucraniana Olga Kurylenko quien, tras esta interpretación, comienza a disfrutar de papeles protagonistas con los que demostrar su verdadero potencial como actriz. Por último, hacer referencia al actor español Fernando Guillén Cuervo, que figura en un pequeño papel como corrupto jefe de policía boliviano.

viernes, 21 de noviembre de 2008

EL ÚLTIMO VOTO

A finales de los años ochenta Kevin Costner y su amigo Jim Wilson fundaron la compañía Tig Productions para poder llevar a cabo sus propios proyectos, algunos de los cuales serían dirigidos por el mismo actor. Poco tiempo después estrenaron su primera película, Bailando con lobos, que obtuvo la considerable cifra de siete Oscar de un total de doce nominaciones. El film logró una enorme repercusión que seguramente nadie esperaba con este debut y un rotundo éxito de taquilla a nivel mundial. Además volvió a situar en primer plano el género del western tras muchos años en el olvido. A partir de entonces la nueva productora se involucró en la mayoría de los éxitos de Costner como El guardaespaldas (que una vez más llevó al público a las salas de forma masiva), otros dos westerns -Wyatt Earp y Open Range- y diversas cintas entre las que se encuentran El mensajero del futuro, Trece días o Mr. Brooks. Observando detenidamente la trayectoria de Tig es obvio que, aún reconociendo su contribución al séptimo arte con alguna obra maestra y un puñado de buenas películas, su evolución ha sido claramente descendente en términos cualitativos.
Como muestra de esa decadencia, la pareja de productores presenta ahora El último voto, o la historia de cómo un solo hombre va a decidir la elección del futuro presidente de los Estados Unidos ya que, tras la campaña electoral y el posterior escrutinio de votos, el empate entre ambos candidatos terminará por decantarse gracias a la repetición del voto del protagonista, consecuencia de un fallo en el sistema de recuento. El largometraje se presenta bajo un formato de comedia e intenta extraer toda la comicidad posible de semejante situación por todos los medios, sobre todo mostrando el esfuerzo que derrochan los dos aspirantes al cargo por convencer a este concreto ciudadano. Sin embargo, todo es en vano porque en la mayor parte de las escenas lo ridículo prima frente a lo gracioso. Probablemente, al ser conscientes de la debilidad de la fórmula, intentan captar el interés del espectador en algunos fotogramas en los que se atisba cierta crítica con dosis de ironía hacia el sistema político norteamericano. Incluso se trata de potenciar el melodrama, pero la mezcla final no acaba de funcionar.
Evidentemente, el mayor atractivo del proyecto radica en la presencia de Kevin Costner quien, además de en los títulos mencionados anteriormente, ha intervenido en películas muy destacadas como J.F.K. Caso abierto, Los intocables o Un mundo perfecto. Su condición de gran actor, unida a una fuerza en pantalla al alcance de muy pocos de sus compañeros de profesión, hacen todavía más difícil digerir su intervención en trabajos como el que centra esta crítica. Para el próximo año tiene previsto un estreno que, con el título provisional de The new daughter, dirigirá el español Luis Berdejo donde estará acompañado por Ivana Baquero, la niña que protagonizó El laberinto del Fauno de Guillermo del Toro. Sólo cabe desearle mayor fortuna que en esta ocasión. El resto del reparto está plagado de caras conocidas. Los dos presidenciables son Kelsey Grammer, muy popular por las series televisivas Cheers y Fraiser y Dennis Hopper, veterano actor de larga trayectoria que comenzó su andadura profesional en los años cincuenta con Rebelde sin causa y que ha participado en filmes como Easy Ryder, Apocalypse Now y Speed. Curiosamente, quien menos desentona dentro del equipo artístico es la joven Madeline Carroll, vista en cintas de terror como Resident Evil: Extinción o Cuando llama un extraño.

viernes, 14 de noviembre de 2008

RED DE MENTIRAS

El director y productor británico Ridley Scott ha rodado a lo largo de su carrera profesional obras maestras -Alien, Blade Runner, Telma & Louise, Gladiador- y películas notables- American Gangster, Los duelistas, Black Hawk derribado-. También figuran en su filmografía algunas cintas prescindibles que se compensan con las sobresalientes contribuciones ya citadas, de modo que cada vez que estrena un largometraje es conveniente prestarle la atención que merece. Si a todo lo anterior añadimos que el resto del equipo artístico está compuesto por nombres de primera fila, la conclusión anterior cobra fuerza. El guionista es William Monahan, ganador del Oscar por su guión de Infiltrados de Martin Scorsese y el editor es Pietro Scalia, que obtuvo igualmente dos estatuillas de la Academia de Hollywood por Black Hawk derribado y por J.F.K. Caso abierto. Por lo tanto, estamos ante uno de esos proyectos en los que la concurrencia de grandes profesionales invita a su visión.
Red de mentiras es un thriller de contraespionaje ambientado en el difícil escenario de la guerra de Irak y de los conflictos de Oriente Próximo. Narra las aventuras de un espía que trabaja directamente sobre ese controvertido terreno y de la relación que entabla con su superior inmediato, que desempeña su labor en la sede de la C.I.A. en Virginia. Ambos poseen visiones y métodos distintos que desarrollarán a través de tramas cada vez más complejas y peligrosas, dando lugar a situaciones en las que es imposible confiar en nadie y adivinar qué es verdad y qué es mentira en el exigente mundo de los Servicios de Inteligencia de los estados.
El principal objetivo de la cinta no es otro que el entretenimiento y se consigue sin dificultad. Sin duda agradará a los amantes del género gracias a una trama interesante y bien rodada y a un aceptable nivel de tensión. De todos modos, aunque Scott no alcanza la excelencia de otros de sus títulos ni los resultados obtenidos en la taquilla norteamericana han sido los esperados, no deja de ser una producción correcta y una apuesta segura para disfrutar de ciento veinte minutos de cine de acción.
Sus protagonistas son dos figuras de primera fila. Russell Crowe, habitual del realizador, a cuyas órdenes ya trabajó en Gladiador, American Gangster y Un buen año, posee un brillante currículo del que resaltan sus excelentes interpretaciones en L.A. Confidential, El dilema y Una mente maravillosa. Su brillante carrera le ha convertido en un actor de referencia en el cine de la última década. Para el año 2009 tiene pendientes dos estrenos: otro thriller del director de El último rey de Escocia Kevin McDonald titulado provisionalmente State of Play y Nottingham, nuevamente con Ridley Scott.
Leonardo DiCaprio también ha demostrado que se sabe mover con soltura y brillantez tanto en la comedia -Atrápame si puedes- como en el drama -El aviador- y en la acción -Infiltrados, Diamante de sangre-. Le queda por estrenar este mismo año Revolutionary Road, que lo unirá nuevamente a Kate Winslet tras Titanic y, ya el próximo año, coincidirá una vez más con el gran Scorsese en Shutter Island.

domingo, 9 de noviembre de 2008

LA BODA DE RACHEL

El realizador norteamericano Jonathan Demme revolucionó el panorama cinematográfico a principios de los años noventa con la excelente cinta El silencio de los corderos y no sólo porque obtuviese por tercera vez en la historia del cine los cinco premios más importantes de la Academia de Hollywood - película, actor, actriz, director y guión- e innumerables galardones en cuantos certámenes compitió. La explicación se encuentra en su particular redefinición del thriller, al elevarlo de mero entretenimiento en la mayoría de producciones del género a obra maestra. De hecho, Demme nunca ha vuelto a tener un proyecto mejor ni un triunfo semejante. Aunque en su filmografía figuran buenas películas como Philadelphia y largometrajes interesantes como El eslabón del Niágara, Algo salvaje o El mensajero del miedo, ninguna ha podido superar el listón conseguido con el personaje de Hannibal Lecter. Tal vez por ello haya optado en los últimos años por refugiarse en un cine más alternativo y en el rodaje de documentales como los realizados sobre las figuras de Jimmy Carter y Neil Young.
La boda de Rachel es la culminación de su viaje por la senda del cine independiente. El guión de Jenny Lumet, hija del célebre director Sidney Lumet (cinco veces nominado al Oscar y que obtuvo una estatuilla honorífica en el año 2005) narra las desventuras de una familia diseccionada entre un feliz acontecimiento –la boda de una hija- y una situación conflictiva –la compleja existencia de su hermana, ex toxicómana en periodo de rehabilitación que arrastra numerosos traumas de épocas pasadas sin superar-. Nos encontramos ante un drama en el sentido más literal del término pero rodado con una técnica muy similar a la del movimiento Dogma, cámara en mano y con un estilo realista cercano al documental. En palabras de propio director, su intención era rodar una buena y hermosa película casera.
La intensidad dramática, unida a un formato poco convencional, una serie de relaciones familiares y un metraje algo excesivo convierten a La historia de Rachel en un film de difícil digestión. Sin embargo, hará las delicias de los amantes de los dramas familiares y de las buenas interpretaciones. En realidad, el punto fuerte de este título reside en los actores y en sus evoluciones ante la cámara. Todos ellos dan vida a sus personajes de manera eficaz pero sobresale por méritos propios su protagonista Anne Hathaway. Esta joven actriz ya destacó en Brokeback Mountain y El diablo viste de Prada, pero despuntó definitivamente en la comedia El Superagente 86. En esta ocasión vuelve a demostrar un talento innegable y, si sabe elegir sus próximos proyectos, dará grandes satisfacciones en el futuro.
Por último, merece la pena resaltar la buena noticia del retorno a la gran pantalla de la recordada Debra Winger, actriz que alcanzó gran repercusión en la década de los ochenta gracias a sus interpretaciones de Oficial y caballero y La fuerza del cariño. Posteriormente, tras su sobresaliente actuación en Tierra de penumbras, desapareció de las salas de proyección. Su abandono resultó tan rotundo y sorprendente que en 2002 su compañera de profesión Rosanna Arquette realizó un documental titulado Buscando a Debra Winger en el que participaban numerosas actrices debatiendo sobre los motivos que la impulsaron a dejar su carrera en el punto más alto y, en general, sobre el papel de las mujeres en la industria cinematográfica cuando llegan a una edad que ronda los cuarenta años.