En 1993 Steven
Spielberg dominó la industria del cine a través de dos propuestas completamente
antagónicas y que arrasaron en ámbitos muy diferentes. “La lista de Schindler”
conquistó las principales ceremonias internacionales de premios, mientras que
“Parque Jurásico” encabezó las taquillas a nivel mundial. Por aportar un dato
que refleje la entidad de semejante liderazgo, aquel año recaudó en Estados
Unidos más del doble de lo ingresado por la segunda película más taquillera
(“El fugitivo”). Aquella apuesta por una cinta sobre dinosaurios resultaba entonces
muy novedosa, ya que mezclaba acción, humor y tensión con cierta habilidad.
Ganó tres Oscars de los denominados técnicos (sonido, efectos especiales y montaje
de efectos sonoros). Hasta ahí, nada que reprochar.
Posteriormente,
se rodaron secuelas y variaciones sobre el mismo tema: “El mundo perdido:
Jurassic Park” (1997), “Parque Jurásico III” (2001), “Jurassic World” (2015), “Jurassic
World: El reino caído” (2018), “Jurassic World: Dominion” (2022) y, ahora, “Jurassic
World: El renacer” (2025). A título personal, considero que desde hace tiempo
se está alargando innecesariamente una saga que ya había dado todo de sí al
mundo del espectáculo. No basta con la renovación de los rostros protagonistas,
ya que el motor de la historia se perpetúa, provocando la saturación y
reiterando la reiteración.
Dirige el
proyecto Gareth Edwards, quien en 2016 filmó un meritorio “spin off” de “Star
Wars” (“Rogue One: Una historia de Star Wars”), pero cuya filmografía se
compone mayoritariamente de adaptaciones de monstruos varios con irregular
resultado (“Monsters” en 2010, “Godzilla” en 2014 y “The Creator” en 2023).
Manifiesta cierto dominio del ritmo narrativo, si bien los materiales que
utiliza se revelan ya muy trillados y, pese a la inversión y a la calidad
técnica, la tarea de sorprender se le complica.
Tiempo
después de los acontecimientos narrados en “Jurassic World Dominion”, la
ecología del planeta Tierra resulta insoportable para los dinosaurios. Los
pocos que todavía sobreviven se hallan en ambientes aislados de regiones
ecuatoriales, donde el clima se parece más al que conocieron antaño. Las tres
criaturas de mayor tamaño dentro de esa biosfera tropical contienen en su ADN
la clave para fabricar un medicamento que aportará importantes beneficios
médicos a la raza humana. Una experta en operaciones encubiertas es contratada
para dirigir un equipo de especialistas en una misión secreta, cuyo objetivo estriba
en conseguir dicho material genético. Pero la intervención quedará truncada
tras un accidente acuático que les conducirá a una isla misteriosa, donde se
ubicó hace años un centro de investigación ultrasecreto del Parque Jurásico.
Más allá
del reconocimiento de determinadas escenas altamente logradas y de las dosis de
nostalgia que transporta al inicio de este fenómeno cinematográfico en 1993, el
film aporta escasa originalidad y buena parte de sus bazas para mantener la
tensión y el interés se sustentan sobre una reincidencia que sonroja más que
asombra. A mi juicio, otras dos horas y cuarto de dinosaurios a estas alturas
sobran.
Encabeza
el reparto Scarlett Johansson. Nominada dos veces a la estatuilla dorada por
“Historia de un matrimonio” y “Jojo Rabbit”, cuenta en su carrera profesional
con actuaciones tan destacadas como las emblemáticas de “Lost in Translation”,
“Match Point” o “La joven de la perla”. También encarna a su particular
personaje de heroína de Marvel, Natasha Romanoff, alias la “Viuda Negra”. Le
dan la correspondiente réplica Mahershala Ali (ganador de dos premios de la
Academia de Hollywood gracias a sus papeles en “Green Book” y “Moonlight”), Jonathan
Bailey (“Wicked”), Rupert Friend (“Homeland”, “Orgullo y prejuicio”) y Manuel
Garcia-Rulfo (“Viudas”, “Los siete magníficos” de 2016).
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