viernes, 11 de julio de 2025

JURASSIC WORLD: EL RENACER (Jurassic World: Rebirth)



En 1993 Steven Spielberg dominó la industria del cine a través de dos propuestas completamente antagónicas y que arrasaron en ámbitos muy diferentes. “La lista de Schindler” conquistó las principales ceremonias internacionales de premios, mientras que “Parque Jurásico” encabezó las taquillas a nivel mundial. Por aportar un dato que refleje la entidad de semejante liderazgo, aquel año recaudó en Estados Unidos más del doble de lo ingresado por la segunda película más taquillera (“El fugitivo”). Aquella apuesta por una cinta sobre dinosaurios resultaba entonces muy novedosa, ya que mezclaba acción, humor y tensión con cierta habilidad. Ganó tres Oscars de los denominados técnicos (sonido, efectos especiales y montaje de efectos sonoros). Hasta ahí, nada que reprochar.

Posteriormente, se rodaron secuelas y variaciones sobre el mismo tema: “El mundo perdido: Jurassic Park” (1997), “Parque Jurásico III” (2001), “Jurassic World” (2015), “Jurassic World: El reino caído” (2018), “Jurassic World: Dominion” (2022) y, ahora, “Jurassic World: El renacer” (2025). A título personal, considero que desde hace tiempo se está alargando innecesariamente una saga que ya había dado todo de sí al mundo del espectáculo. No basta con la renovación de los rostros protagonistas, ya que el motor de la historia se perpetúa, provocando la saturación y reiterando la reiteración. 

Dirige el proyecto Gareth Edwards, quien en 2016 filmó un meritorio “spin off” de “Star Wars” (“Rogue One: Una historia de Star Wars”), pero cuya filmografía se compone mayoritariamente de adaptaciones de monstruos varios con irregular resultado (“Monsters” en 2010, “Godzilla” en 2014 y “The Creator” en 2023). Manifiesta cierto dominio del ritmo narrativo, si bien los materiales que utiliza se revelan ya muy trillados y, pese a la inversión y a la calidad técnica, la tarea de sorprender se le complica. 

Tiempo después de los acontecimientos narrados en “Jurassic World Dominion”, la ecología del planeta Tierra resulta insoportable para los dinosaurios. Los pocos que todavía sobreviven se hallan en ambientes aislados de regiones ecuatoriales, donde el clima se parece más al que conocieron antaño. Las tres criaturas de mayor tamaño dentro de esa biosfera tropical contienen en su ADN la clave para fabricar un medicamento que aportará importantes beneficios médicos a la raza humana. Una experta en operaciones encubiertas es contratada para dirigir un equipo de especialistas en una misión secreta, cuyo objetivo estriba en conseguir dicho material genético. Pero la intervención quedará truncada tras un accidente acuático que les conducirá a una isla misteriosa, donde se ubicó hace años un centro de investigación ultrasecreto del Parque Jurásico.

Más allá del reconocimiento de determinadas escenas altamente logradas y de las dosis de nostalgia que transporta al inicio de este fenómeno cinematográfico en 1993, el film aporta escasa originalidad y buena parte de sus bazas para mantener la tensión y el interés se sustentan sobre una reincidencia que sonroja más que asombra. A mi juicio, otras dos horas y cuarto de dinosaurios a estas alturas sobran.

Encabeza el reparto Scarlett Johansson. Nominada dos veces a la estatuilla dorada por “Historia de un matrimonio” y “Jojo Rabbit”, cuenta en su carrera profesional con actuaciones tan destacadas como las emblemáticas de “Lost in Translation”, “Match Point” o “La joven de la perla”. También encarna a su particular personaje de heroína de Marvel, Natasha Romanoff, alias la “Viuda Negra”. Le dan la correspondiente réplica Mahershala Ali (ganador de dos premios de la Academia de Hollywood gracias a sus papeles en “Green Book” y “Moonlight”), Jonathan Bailey (“Wicked”), Rupert Friend (“Homeland”, “Orgullo y prejuicio”) y Manuel Garcia-Rulfo (“Viudas”, “Los siete magníficos” de 2016).




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