En el año 2003 el director taiwanés Ang Lee asumió la realización de Hulk, demostrando una vez más que no estaba dispuesto a encasillarse en ningún género cinematográfico. El responsable de títulos tan dispares como Sentido y sensibilidad, Tigre y dragón o Brokeback Mountain, se encargó de llevar a la gran pantalla a este famoso personaje de cómic de la factoría Marvel con un presupuesto de casi ciento cuarenta millones de dólares, de los que se lograron recuperar ciento treinta en Estados Unidos, obteniéndose un pequeño beneficio gracias a la recaudación a nivel mundial. En realidad, ninguno de sus responsables quedó contento con el resultado final, ni la productora, ni su creador Stan Lee ni tampoco el director. Y no sólo porque los ingresos en taquilla no fueran los esperados sino porque la cinta, pese a contar con numerosos alicientes, no terminó de sacar todo el jugo a la historia ni alcanzó los niveles de intensidad y acción que cabían esperar de ella.
Por dichos motivos, sus productores empezaron muy pronto a valorar la posibilidad de rodar un nuevo largometraje, aunque no han querido presentar este proyecto como una segunda parte sino como un trabajo completamente nuevo y alejado de su predecesor. En esta ocasión, la dirección corre a cargo del joven director francés Louis Leterrier, quien ha dirigido únicamente dos filmes con anterioridad - Transporter 2 y Danny the Dog -. Por lo tanto, la apuesta es clara: recaudar más y quedar satisfechos por fin con esta nueva adaptación.
La historia comienza con el personaje de Bruce Banner en busca de una cura definitiva para el mal que le aqueja. En su permanente huída del ejército que pretende capturarlo para utilizar su potencial ilimitado decide enfrentarse a un segundo ente creado también por medio de una mutación genética. Pese a las pretensiones iniciales, no se aprecian grandes mejoras comparativas en esta nueva versión. Agradará a los fanáticos del gigante verde y, quizás, a los aficionados a los héroes de cómic pero no creo que encuentre simpatizantes más allá de esas fronteras, porque no está a la altura de otras muestras del género ni como cine de acción, ni como cine de aventuras ni como cine de superhéroes. La pelea final entre los dos monstruos, supuesto punto fuerte de la proyección, convencerá exclusivamente a quienes se sorprendan con grandes escenas de destrucción o, en su caso, a quienes les fascinen los combates al estilo de pressing catch, pero nada más. Mucho me temo que, tras este segundo intento, el viejo Stan Lee seguirá descontento con el resultado de la adaptación a la pantalla grande de su gigantesco personaje.
El magnífico actor Edward Norton, nominado al Oscar en dos ocasiones por Las dos caras de la verdad y American History X y que cuenta en su filmografía con numerosos títulos interesantes como El velo pintado, El ilusionista, El club de la lucha o El escándalo de Larry Flynt da vida al doble personaje Banner/Hulk. Le secundan de modo correcto la irregular Liv Tyler –Belleza robada, Armageddon, El señor de los anillos-, el cada vez más asiduo a pequeños papeles secundarios (En el punto de mira, Mr Brooks, Syriana) William Hurt y, en un divertido cameo, el televisivo Lou Ferrigno, inolvidable Hulk en la serie del mismo nombre.
Por dichos motivos, sus productores empezaron muy pronto a valorar la posibilidad de rodar un nuevo largometraje, aunque no han querido presentar este proyecto como una segunda parte sino como un trabajo completamente nuevo y alejado de su predecesor. En esta ocasión, la dirección corre a cargo del joven director francés Louis Leterrier, quien ha dirigido únicamente dos filmes con anterioridad - Transporter 2 y Danny the Dog -. Por lo tanto, la apuesta es clara: recaudar más y quedar satisfechos por fin con esta nueva adaptación.
La historia comienza con el personaje de Bruce Banner en busca de una cura definitiva para el mal que le aqueja. En su permanente huída del ejército que pretende capturarlo para utilizar su potencial ilimitado decide enfrentarse a un segundo ente creado también por medio de una mutación genética. Pese a las pretensiones iniciales, no se aprecian grandes mejoras comparativas en esta nueva versión. Agradará a los fanáticos del gigante verde y, quizás, a los aficionados a los héroes de cómic pero no creo que encuentre simpatizantes más allá de esas fronteras, porque no está a la altura de otras muestras del género ni como cine de acción, ni como cine de aventuras ni como cine de superhéroes. La pelea final entre los dos monstruos, supuesto punto fuerte de la proyección, convencerá exclusivamente a quienes se sorprendan con grandes escenas de destrucción o, en su caso, a quienes les fascinen los combates al estilo de pressing catch, pero nada más. Mucho me temo que, tras este segundo intento, el viejo Stan Lee seguirá descontento con el resultado de la adaptación a la pantalla grande de su gigantesco personaje.
El magnífico actor Edward Norton, nominado al Oscar en dos ocasiones por Las dos caras de la verdad y American History X y que cuenta en su filmografía con numerosos títulos interesantes como El velo pintado, El ilusionista, El club de la lucha o El escándalo de Larry Flynt da vida al doble personaje Banner/Hulk. Le secundan de modo correcto la irregular Liv Tyler –Belleza robada, Armageddon, El señor de los anillos-, el cada vez más asiduo a pequeños papeles secundarios (En el punto de mira, Mr Brooks, Syriana) William Hurt y, en un divertido cameo, el televisivo Lou Ferrigno, inolvidable Hulk en la serie del mismo nombre.
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