Hubo
un tiempo en el que el cine de terror italiano constituía casi un subgénero
propio. El denominado “giallo” y directores como Dario Argento, Lucio Fulci, Mario
Bava o Ruggero Deodato dieron forma a un particular estilo de entender esta
modalidad cinematográfica. Aquella época terminó y a partir ya de la década de
los noventa esas películas provenientes del país transalpino comenzaron a
hibernar. Personalmente nunca he sentido afición por dichos largometrajes. En
general, el género de terror no me atrae demasiado y, salvo contadas
excepciones, sus propuestas me resultan básicas, simples y previsibles.
Con
más de un año de retraso se estrena ahora “La maldición de Lake Manor”, de Roberto
De Feo, joven cineasta que debuta aquí como director en solitario (su anterior
trabajo, “Ice Scream”, lo firmó junto a Vito Palumbo), al parecer con ánimo de
hacer resurgir ese antiguo sello tan personal y característico. El hecho de que
el título de su próximo proyecto sea “A Classic Horror Story” también dice
mucho al respecto.
Un
niño impedido vive junto a su madre en Lake Manor, dentro de una mansión
alejada de la civilización, en el entorno de Torino. El chico recibe una
estricta educación, así como órdenes precisas de no abandonar nunca la casa. El
mundo exterior le supone un misterio, al tiempo que el encierro le genera una extraña
mezcla de seguridad y opresión que termina por frustrarle. La situación cambia
con la llegada de Denise, una ayudante adolescente que empieza a transformar la
percepción del joven sobre las cosas, incluida la relación que mantiene con su
progenitora. Ésta se dará cuenta de la amenaza y hará todo lo posible por no
perder la influencia sobre el vástago.
Obra
con reminiscencias de otros títulos que influyeron en el thriller y el terror,
su estilo narrativo se asemeja innegablemente al de M. Night Shyamalan,
mientras que la atmósfera y la estética entre lo bucólico y lo gótico se sitúan
más cerca de “Los otros”, de Alejandro Amenábar. De Feo sabe generar el clima
propicio para el entretenimiento que buscan los amantes de este tipo de cine.
En ese sentido, el resultado final es efectivo. Sin alcanzar la brillantez,
transita con soltura y corrección por una historia, aunque pronosticable,
adictiva. Una adecuada duración, cercana a la hora y media, acoge la fórmula
más clásica del suspense y la acompasa tanto con la trama como con los
personajes. Refleja un comienzo prometedor para la carrera profesional de su
realizador, siempre y cuando evite estancarse en trabajos similares. Tanto la
fotografía como la música y el diseño de producción favorecen notablemente la
tarea de introducir al público en las trampas que presenta el guion pero,
aunque el argumento resulte previsible, posee cierta dosis de encanto. Razones
más que suficientes para apuntar el nombre de Roberto De Feo y seguirle la
pista en el futuro. Sin ánimo de encumbrar “La maldición de Lake Manor”, merece
considerarse como una suerte de retorno a aquel cine de terror con pasaporte
italiano que contaba con fieles adeptos y poseía características propias.
Dentro
de un elenco de actores poco conocidos destaca la joven Ginevra Francesconi,
que inicia aquí su trayectoria artística y que posteriormente ha rodado
“Famosa” y “Regina”. Logra sin duda embelesar al protagonista y a la cámara. El
otro adolescente es Justin Korovkin, quien también se estrena profesionalmente
con este papel. El personaje de la madre está interpretado por Francesca
Cavallin, actriz de amplia trayectoria en series de televisión como “Coco
Chanel” o “Don Mateo”. Les acompaña Maurizio Lombardi (“Todo
el dinero del mundo”, “Pinocho” de Matteo Garrone, con Roberto Benigni).
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