No
obstante, conviene extremar el cuidado a la hora de aplicar a una narración
cinematográfica las dosis adecuadas de parsimonia, ya que se corre el riesgo de
hibernar el interés y perder al público a causa del aburrimiento. El problema
de “Cielo de medianoche” estriba en el desarrollo de sus cuarenta y cinco
minutos iniciales, donde el exceso de indolencia hiere casi de muerte a una
propuesta, de por sí, muy sugestiva. A pesar de que remonta conforme avanza la
proyección, alcanzando un nivel aceptable de ritmo, esa cicatriz previa la
lastra irremediablemente y, en el mejor de los casos, permanecerá para siempre
en la memoria de cualquier espectador que recuerde la cinta en el futuro.
Un
científico solitario que se encuentra en el Ártico ha contribuido con sus
investigaciones a localizar un planeta en el que pueda también prosperar la
vida humana. Entretanto, la Tierra ha quedado devastada, por lo que trata de
avisar de la imposibilidad de su retorno a los miembros de una nave espacial
que desconocen la noticia y que han emprendido el camino de regreso tras
realizar una misión de comprobación de viabilidad para la vida humana en otra zona
del espacio. Llegados a este punto, las comparaciones con “Interstellar” son
tan inevitables como odiosas, y sólo cabe afirmar que supera a “Cielo de
medianoche” en todos los sentidos. Da la sensación de hallarnos ante una obra
menor de su autor, que transita en una nubosidad variable, con nubarrones al
inicio y más brillante y soleada hacia el final. Aun así, su mensaje llega con
claridad y la mejora a medida que avanza el metraje resulta patente,
evidenciando que, por encima de los efectos especiales, las naves espaciales y
las recreaciones del universo, se asienta sobre una esencia intimista y sobria.
Rodada
en su mayor parte en la isla de La Palma, algunas de las localizaciones que
aparecen en pantalla se reconocen con facilidad. Como anécdota, aunque su
título original es “The Midnight Sky” y en la plataforma Netflix figura como “Cielo
de medianoche”, en el archipiélago canario se publicita a modo de guiño
localista como “Cielo de panza de burro”.
El
propio Clooney encabeza el reparto, realizando una interpretación creíble y
acorde con su personaje. Junto a él intervienen Felicity Jones (“La teoría del
todo”, “Rogue One: Una historia de Star Wars”, “Una cuestión de género”), David
Oyelowo (“Selma”, “Un reino unido”) y Kyle Chandler (“Super 8”, “Carol”, “La
noche más oscura”), debutando además la niña Caoilinn Springall con un singular
y lucido primer papel de su carrera.
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