Con
esta última obra, que recuerda a un soneto pausado, reflexiona sobre diversos aspectos
trascendentales, recurriendo para ello a los arquetipos más arraigados de la
idiosincrasia de su país. Los paisajes naturales, el espíritu vaquero y los
sombreros tejanos se filman con el afán de combinar la naturaleza con el alma
humana, dejando a su paso una sensación de homenaje póstumo. Se percibe que el
protagonista está de vuelta de todo y con ganas de sentenciar lecciones
aprendidas. En ese sentido, se trata de un largometraje de trama sencilla, narración
sosegada y envoltura tierna.
Aun
sin aproximarse a sus grandes creaciones y dejando atrás la contundencia de sus
mejores trabajos, no cabe duda de que el californiano es habilidoso contando
historias y, por tanto, consigue armar un buen relato que alcanza por momentos unos
niveles de sensibilidad y lucidez dignos de elogio. El problema estriba en la
altura de su listón, tan elevada que el ritmo de sus producciones no permite
mantenerlo siempre. En definitiva, una obra menor dentro de la filmografía de Eastwood,
pero no en el conjunto de la cinematografía norteamericana.
Una
ex estrella de rodeo y criador de caballos retirado acepta el encargo de un
antiguo jefe para traer de vuelta a casa a su hijo pequeño desde México y, de
ese modo, alejarlo de su madre alcohólica. Durante el viaje ambos se embarcarán
en una inesperada aventura. Cabría pensar que apenas queda nada de aquel actor
que rodaba spaguetti westerns en Almería, pues no podían vislumbrarse en sus
inicios su madurez y consistencia posteriores. Sin embargo, ha mantenido a lo
largo de las décadas esa particular y atrayente presencia delante y detrás de
la cámaras, y algunos de sus rasgos de antaño permanecen inalterables medio
siglo después. Incluso ahora, pese a evidenciar puntuales signos de fragilidad,
consigue aprobar con soltura. Sin duda quien tuvo, retuvo.
El
protagonismo del film recae en el propio Eastwood, hasta el punto de que el
resto de intérpretes son bastante desconocidos, incluso en algunos casos
debutantes, circunstancia que les no impide unas correctas interpretaciones.
Además, en el terreno de la dirección de sus actores, el veterano cineasta
logra ese delicado equilibrio entre la actuación natural y la supeditada al
desarrollo de un guion.
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