El canal temático de televisión Disney Channel inició sus emisiones en el año 1983. En un principio, la programación se ceñía a los dibujos animados de los personajes clásicos de Walt Disney pero en pocos años fue incrementando los programas de producción propia, convirtiéndose en gran medida en un canal dedicado a promoción musical. De él han surgido estrellas de la canción como Britney Spears, Christina Aguilera o Justin Timberlake, quienes han gozado de un gran éxito profesional en sus respectivas carreras discográficas. Posteriormente, el testigo ha pasado a manos de la cantante Hilary Duff, protagonista de la popular serie Lizzie McGuire (que también ha tenido su versión cinematográfica) y que ya ha lanzado tres discos con gran repercusión mediática, y de la joven actriz Miley Cyrus que, gracias al personaje de Hannah Montana ha iniciado su carrera en el mundo de la música. Pero, para recuperar de nuevo el interés de los más pequeños de la casa, tuvieron que lanzar otras ofertas a través de una nueva vía: Playhouse Disney,
En el año 2006 Disney Channel estrenó un telefilm de género musical con el título de High School Musical cuya enorme repercusión sorprendió a todo el mundo. Recibió dos premios Emmy (uno de ellos por sus coreografías) y su banda sonora fue la más vendida a nivel internacional. La aceptación popular fue tal que un año después tuvo lugar el estreno de la segunda parte. El día de su emisión se sentaron frente al televisor más de diecisiete millones de espectadores en Norteamérica, algo absolutamente inusual en el ámbito de los canales temáticos. El fenómeno era ya imparable y a la infinidad de productos de merchandising se sumó la idea de rodar una tercera parte pero, en esta ocasión, para la gran pantalla. Por primera vez, un telefilm derivaba en película de cine y no al contrario.
Lo cierto es que, viendo la sala abarrotada de niños y adolescentes tan involucrados con esos personajes y sus andanzas estudiantiles, se pone de manifiesto el extraordinario poder mediático de la factoría de Mickey Mouse. La duda que se plantea es si ha sido la empresa del famoso ratón la que se ha adaptado a los nuevos tiempos o si ha sido el público infantil el que se ha plegado a los deseos de la productora. En cualquier caso, el triunfo alcanzado es un hecho y en su primer fin de semana de exhibición en Estados Unidos el film ha recaudado cuarenta y dos millones de dólares y ha sido número uno de taquilla en todos los países donde se ha estrenado, espectacular resultado para una producción que apenas ha invertido once millones en su realización.
La cinta encantará a los innumerables aficionados de la saga, ya que continúa por la misma senda de sus predecesoras y, aunque resulten criticables la previsibilidad de la trama y la simplicidad de los personajes, hay que reconocer que los números musicales rayan a gran altura y despiertan el entusiasmo de los espectadores. El público de una cierta edad se acordará inevitablemente de Grease, musical que marcó a una generación que ahora ronda la cuarentena. Quizá, cuando se reedite la banda sonora de High School Musical con ocasión del veinticinco aniversario de su estreno, los niños de hoy, adultos del futuro, la comprarán para añorar aquel largometraje que tanto les gustó, como ocurrió con la reedición del film de John Travolta y Olivia Newton-John.
En el año 2006 Disney Channel estrenó un telefilm de género musical con el título de High School Musical cuya enorme repercusión sorprendió a todo el mundo. Recibió dos premios Emmy (uno de ellos por sus coreografías) y su banda sonora fue la más vendida a nivel internacional. La aceptación popular fue tal que un año después tuvo lugar el estreno de la segunda parte. El día de su emisión se sentaron frente al televisor más de diecisiete millones de espectadores en Norteamérica, algo absolutamente inusual en el ámbito de los canales temáticos. El fenómeno era ya imparable y a la infinidad de productos de merchandising se sumó la idea de rodar una tercera parte pero, en esta ocasión, para la gran pantalla. Por primera vez, un telefilm derivaba en película de cine y no al contrario.
Lo cierto es que, viendo la sala abarrotada de niños y adolescentes tan involucrados con esos personajes y sus andanzas estudiantiles, se pone de manifiesto el extraordinario poder mediático de la factoría de Mickey Mouse. La duda que se plantea es si ha sido la empresa del famoso ratón la que se ha adaptado a los nuevos tiempos o si ha sido el público infantil el que se ha plegado a los deseos de la productora. En cualquier caso, el triunfo alcanzado es un hecho y en su primer fin de semana de exhibición en Estados Unidos el film ha recaudado cuarenta y dos millones de dólares y ha sido número uno de taquilla en todos los países donde se ha estrenado, espectacular resultado para una producción que apenas ha invertido once millones en su realización.
La cinta encantará a los innumerables aficionados de la saga, ya que continúa por la misma senda de sus predecesoras y, aunque resulten criticables la previsibilidad de la trama y la simplicidad de los personajes, hay que reconocer que los números musicales rayan a gran altura y despiertan el entusiasmo de los espectadores. El público de una cierta edad se acordará inevitablemente de Grease, musical que marcó a una generación que ahora ronda la cuarentena. Quizá, cuando se reedite la banda sonora de High School Musical con ocasión del veinticinco aniversario de su estreno, los niños de hoy, adultos del futuro, la comprarán para añorar aquel largometraje que tanto les gustó, como ocurrió con la reedición del film de John Travolta y Olivia Newton-John.
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