En esta
permisiva y, en mi opinión, algo nociva, tendencia cinematográfica actual de
revisar o rescatar éxitos de los ochenta y los noventa, le llega ahora el turno
a “Twister”, filmada en 1996 por Jan de Bont (célebre director de fotografía de
títulos tan relevantes como “Jungla de cristal”, “La caza del Octubre Rojo” o
“Instinto básico”, y posterior director de “Speed”), protagonizada por Helen
Hunt y Bill Paxton. Aquella peculiar catástrofe natural daba lugar a apenas
algunas secuencias intensas, que permitían el lucimiento de los técnicos en
efectos especiales. De resto, ofrecía más bien poco. Aun así, la fuerza de los
tornados resultó suficiente para convertirla en la segunda película más taquillera
de ese año, superada únicamente por otra gran muestra del género: “Independence
Day”.
Casi tres
décadas después se estrena “Twisters”, repitiendo Steven Spielberg como
productor ejecutivo y partiendo de la misma idea, escrita en su día por Michael
Crichton y Anne-Marie Martin. Lo que me sorprende es la presencia de Lee Isaac
Chung detrás de la cámara, ya que este cineasta norteamericano de origen
surcoreano se dio a conocer con “Minari. Historia de mi familia”, drama
intimista de narración pausada y sensibilidad latente por el que recibió dos
nominaciones a los Oscar en 2021. Y es que este salto a un cine de acción
sustentado en los efectos visuales y en el montaje más trepidante supone un
vuelco inesperado, por mucho que también haya firmado un episodio de la serie “The
Mandalorian”.
En
cualquier caso, la aspiración se centra en repetir lo ya contado y recaudado en
el pasado. Lo primero lo consigue. Lo segundo, ya se verá. Evidentemente, la
técnica se ha perfeccionado a lo largo de este período y determinados planos
resultan más logrados, si bien no dejaba de asaltarme una y otra vez la
sensación de “esto ya lo he visto” al observar la pantalla.
Salvo
esta especie de timo consistente en volver a vender lo vendido, el largometraje
manifiesta una construcción formal impecable y contiene los elementos básicos
para el entretenimiento propio de los denominados “blockbusters”, por lo que
hará las delicias de los aficionados a los cataclismos de la naturaleza y a los
ritmos alocados. En ese sentido, logrará entretener, pero para mí no es
suficiente, habida cuenta de que no me interesa demasiado esta modalidad de
inclemencia meteorológica típicamente americana.
Narra las
peripecias de una científica, antes dedicada al estudio de tormentas y
tornados. Desde la ciudad de Nueva York, se ocupa de analizar con tranquilidad los
patrones de dichos fenómenos en sus ordenadores. Sin embargo, otro investigador
la convence para regresar a campo abierto y probar un nuevo e innovador sistema
de seguimiento. Así, se forma un peculiar grupo que incluye a expertos e
“influencers” (signifique lo que signifique), en torno al riesgo que supone
localizar las inclemencias más devastadoras. A medida que la temporada
climática se intensifica, se desatarán acontecimientos aterradores nunca
vistos.
No cabe
negar la profesionalidad del equipo responsable de esta producción, ni el logro
en la consecución de escenas. Lo que, a mi juicio, supone previsibilidad y
carencia de interés, es el resultado final en su conjunto. Creo que se
necesitan más argumentos para una narración que supera las dos horas.
El elenco
se compone de los actores Daisy Edgar-Jones (vista en “La chica salvaje” y
“Normal People”); Glen Powell (que estrenó hace poco “Cualquiera menos tú” y
que ha participado en otros éxitos veraniegos como “Top Gun: Maverick”); Anthony
Ramos (integrante del musical “Hamilton” y de la versión de Bradley Cooper de
“Ha nacido una estrella”); y Maura Tierney (miembro de la televisiva
“Urgencias” e intérprete de “Insomnio” o “Las dos caras de la verdad”.
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