Hace
cuarenta años, en aquel 1984 en el que se estrenaron títulos como “Amadeus”,
“Los cazafantasmas”, “Footloose”, “Cootton Club” o “Indiana Jones y el templo
maldito”, también llegó a las pantallas una propuesta cómica que obtuvo gran
éxito: “Superdetective en Hollywood”. Con una música pegadiza de Harold
Faltermeyer, Eddie Murphy explotó su vertiente humorística y descarada en un
largometraje divertido y desenfadado. Recaudó más de trescientos millones de
dólares en todo el mundo (para aquella época, todo un logro) y catapultó a la
figura del detective Axel Foley a ser una de las más recordadas de la década de
los ochenta. Por supuesto, se rodó una segunda parte en 1987 (siendo el film
más taquillero de entonces en los Estados Unidos) y una tercera en 1994 (en
esta ocasión, con un fracaso de recaudación muy notable).
La saga parecía
olvidada, más allá de sus reposiciones en televisión en las que, sobre todo la
primera, sigue conservando su gancho, en especial para aquella generación que
vivió entonces su juventud y que sigue aún hoy emocionándose con aquellas
cintas. Ahora, en pleno 2024 y con un sesentón Eddie Murphy, alguien pensó que
sería buena idea volver a hacer patrullar las calles a un ya veterano Foley,
repescar sus chistes e, incluso, rodar algunas escenas parodiando las
originales.
Desconozco
si ha sido la nostalgia el motor de esta cuarta entrega, pero mejor hubiera
sido saciar esa sed de añoranza volviendo a visionar las aventuras anteriores
del simpático detective, porque aquellas antiguas secuencias todavía provocan
sonrisas y hasta risas. Por el contrario, esos personajes que conocimos antaño
(y no sólo el protagonista, sino Billy Rosewood, John Taggart o Serge) generan
una sensación más bien negativa, en la que la melancolía da paso a la tristeza,
y no por el paso del tiempo, sino por la degeneración de la saga.
La trama,
más que similar, parece calcada a las de sus predecesoras: misma música, misma canción
y mismos planos. A lo sumo, presenta escenas más aparatosas, pero el público no
dejará de asociar lo filmado en esta última parte con lo filmado en la inicial:
persecuciones con camiones, disparos, buenos, malos, el lujo de Beverly Hills y
el peculiar estilo guasón de Axel.
Confieso
que me apetece más volver a ver la primera parte que esta cuarta. A base de
insistencia, se proyecta el mismo perfil de Murphy cuatro décadas atrás, con un
aroma desenfadado que resulta atrayente. A la larga, sin embargo, todo se
percibe forzado. Y, pese a superar a la tercera entrega (un auténtico horror de
película), apenas sirve para pasar un rato.
El
director Mark Molloy debuta detrás de la cámara con “Superdetective en
Hollywood: Axel F.”. Jerry Bruckheimer,
peso pesado en el gremio de los productores, continúa impulsando este
proyecto, estrenado recientemente en Netflix. Eddie Murphy (“El príncipe de
Zamunda”, “Dreamgirls”) también se sitúa nuevamente al frente del reparto y repiten Judge Reinhold, John Ashton y Bronson
Pinchot. Todos ellos han cimentado sus carreras sobre tan singular franquicia.
Como novedad figura Kevin Bacon, uno de los rostros más reconocibles de la cinematografía
americana gracias a “Algunos hombres buenos”, “Apolo 13”, “El hombre sin
sombra” o “Mystic River”, entre otras. También participa Joseph Gordon-Levitt
(“Origen”, “Looper”, “500 días juntos”, “El caballero oscuro: La leyenda renace”),
mientras que Taylour Paige da vida a la hija del célebre detective.
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