No
hay duda de que al realizador norteamericano Antoine Fuqua le gusta mostrar la
violencia en pantalla. Yo diría que, incluso en algunas secuencias, se regodea
en ella, hasta el punto de exagerarla y potenciarla más allá de lo que requiere
la propia historia. En ese sentido, se trata de un cineasta excesivo. Otros
directores presentan también esta tendencia, como le ocurre a Quentin Tarantino
con las orgías de sangre de “Kill Bill”, aunque él todo lo envuelve en un tono
hilarante y desenfadado, mientras que Fuqua pretende resultar más solemne. Tal
vez por ello chirría más. Basta visionar la escena inicial de “The Equalizer 3”
para constatar la desproporción que es capaz de alcanzar y la satisfacción con
la que muestra distintas formas de matar y morir. No obstante, a sus seguidores
no se les escapa esta característica y, si además son aficionados, le aplauden.
Por lo tanto, ningún espectador se va a llevar a engaño si decide adquirir una
entrada para asistir a la tercera aventura protagonizada por Robert McCall.
Lo
cierto es que se produce una especie de éxtasis en gran parte del público
cuando el bueno vence a los malos tras enfrentarse en desigual pugna, muy a
pesar de quienes tratan de evitar el enfrentamiento pero se ven irremediablemente
abocados a él. En verdad, Fuqua demuestra un correcto dominio de la cámara y
posee cierta habilidad para la narración a través de imágenes. Le pierde, eso
sí, su ausencia de autocontrol y el carácter repetitivo de su relato. De hecho,
el esquema de “The Equalizer 3” constituye un calco de la primera entrega,
convirtiendo el desarrollo de la película en previsible, ya que el final se
tiene claro desde el inicio y no deja margen a la intriga. En cualquier caso,
tal circunstancia no supone ningún problema para los admiradores del personaje
encarnado por Denzel Washington, pues aspiran a experimentar las mismas
sensaciones que con sus predecesoras.
Tiempo
atrás, McCall decidió abandonar su vida clandestina al servicio del Gobierno
estadounidense y reconciliarse con los horribles hechos de su pasado. Sin
embargo, cada vez que presencia injusticias manifiestas y actos de crueldad
humana, no puede evitar involucrarse y, muy a su pesar, transformarse en un
justiciero en nombre de los oprimidos. En esta ocasión, y como consecuencia de
un duro enfrentamiento, resulta herido en una localidad del sur de Italia donde
un anciano médico le recoge y le cura, permaneciendo durante una temporada en
el pequeño pueblo costero. Mientras se encariña con la amabilidad y afabilidad
de sus gentes, descubre que sus nuevos amigos se hallan bajo el control de la
mafia y, a medida que los acontecimientos se complican, entiende cuál deber ser
su misión: convertirse en su protector y enfrentarse a los miembros de la
temida “camorra”.
A
mi juicio, “The Equalizer 3” supera a “The Equalizer 2”, pero no a “El
protector”, germen de la saga. Y llego a esta conclusión tras obviar varios
errores en la historia y olvidar los caminos sin salida en los que se introduce
su artífice. En su afán por llevar el conflicto al límite, provoca situaciones de las que no sabe salir
airoso, recurriendo a giros de guion un tanto toscos. Esa es la razón por la
que, en mi opinión, el serial debería acabar aquí y ahora. Si algún productor
ya maquina cuartas o quintas derivadas, confío en que alguien le frene, quizás
el propio Denzel Washington, habida cuenta de que no hace falta rodar “The
Equalizer 4” para volver a ver “The Equalizer”.
Cabe
realzar que el actor se mantiene en forma a sus sesenta y nueve años. Ganador
de dos Oscars por sus respectivas actuaciones en “Tiempos de gloria” y “Training
Day”, cuenta con una brillante filmografía de la que destacan “Grita libertad”,
“Malcolm X”, “Huracan Carter” o “Fences”. Se prevé su aparición en la anunciada
continuación de “Gladiator” (proyecto que, de por sí, considero un desatino
importante), así que habrá que confiar en su buen criterio. Le acompañan, entre
otros, Dakota Fanning (quien trabajó junto a él siendo una niña en “El fuego de
la venganza”) y Remo Girone (“Ford v Ferrari”, “Vivir de noche”).
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