viernes, 8 de septiembre de 2023

THE EQUALIZER 3



No hay duda de que al realizador norteamericano Antoine Fuqua le gusta mostrar la violencia en pantalla. Yo diría que, incluso en algunas secuencias, se regodea en ella, hasta el punto de exagerarla y potenciarla más allá de lo que requiere la propia historia. En ese sentido, se trata de un cineasta excesivo. Otros directores presentan también esta tendencia, como le ocurre a Quentin Tarantino con las orgías de sangre de “Kill Bill”, aunque él todo lo envuelve en un tono hilarante y desenfadado, mientras que Fuqua pretende resultar más solemne. Tal vez por ello chirría más. Basta visionar la escena inicial de “The Equalizer 3” para constatar la desproporción que es capaz de alcanzar y la satisfacción con la que muestra distintas formas de matar y morir. No obstante, a sus seguidores no se les escapa esta característica y, si además son aficionados, le aplauden. Por lo tanto, ningún espectador se va a llevar a engaño si decide adquirir una entrada para asistir a la tercera aventura protagonizada por Robert McCall.

Lo cierto es que se produce una especie de éxtasis en gran parte del público cuando el bueno vence a los malos tras enfrentarse en desigual pugna, muy a pesar de quienes tratan de evitar el enfrentamiento pero se ven irremediablemente abocados a él. En verdad, Fuqua demuestra un correcto dominio de la cámara y posee cierta habilidad para la narración a través de imágenes. Le pierde, eso sí, su ausencia de autocontrol y el carácter repetitivo de su relato. De hecho, el esquema de “The Equalizer 3” constituye un calco de la primera entrega, convirtiendo el desarrollo de la película en previsible, ya que el final se tiene claro desde el inicio y no deja margen a la intriga. En cualquier caso, tal circunstancia no supone ningún problema para los admiradores del personaje encarnado por Denzel Washington, pues aspiran a experimentar las mismas sensaciones que con sus predecesoras.

Tiempo atrás, McCall decidió abandonar su vida clandestina al servicio del Gobierno estadounidense y reconciliarse con los horribles hechos de su pasado. Sin embargo, cada vez que presencia injusticias manifiestas y actos de crueldad humana, no puede evitar involucrarse y, muy a su pesar, transformarse en un justiciero en nombre de los oprimidos. En esta ocasión, y como consecuencia de un duro enfrentamiento, resulta herido en una localidad del sur de Italia donde un anciano médico le recoge y le cura, permaneciendo durante una temporada en el pequeño pueblo costero. Mientras se encariña con la amabilidad y afabilidad de sus gentes, descubre que sus nuevos amigos se hallan bajo el control de la mafia y, a medida que los acontecimientos se complican, entiende cuál deber ser su misión: convertirse en su protector y enfrentarse a los miembros de la temida “camorra”.

A mi juicio, “The Equalizer 3” supera a “The Equalizer 2”, pero no a “El protector”, germen de la saga. Y llego a esta conclusión tras obviar varios errores en la historia y olvidar los caminos sin salida en los que se introduce su artífice. En su afán por llevar el conflicto al límite,  provoca situaciones de las que no sabe salir airoso, recurriendo a giros de guion un tanto toscos. Esa es la razón por la que, en mi opinión, el serial debería acabar aquí y ahora. Si algún productor ya maquina cuartas o quintas derivadas, confío en que alguien le frene, quizás el propio Denzel Washington, habida cuenta de que no hace falta rodar “The Equalizer 4” para volver a ver “The Equalizer”.

Cabe realzar que el actor se mantiene en forma a sus sesenta y nueve años. Ganador de dos Oscars por sus respectivas actuaciones en “Tiempos de gloria” y “Training Day”, cuenta con una brillante filmografía de la que destacan “Grita libertad”, “Malcolm X”, “Huracan Carter” o “Fences”. Se prevé su aparición en la anunciada continuación de “Gladiator” (proyecto que, de por sí, considero un desatino importante), así que habrá que confiar en su buen criterio. Le acompañan, entre otros, Dakota Fanning (quien trabajó junto a él siendo una niña en “El fuego de la venganza”) y Remo Girone (“Ford v Ferrari”, “Vivir de noche”).



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