El
cineasta David Fincher es un auténtico virtuoso de la plasmación visual y de la
narración cinematográfica. Hasta ahora, contaba en su currículum con obras
maestras como “Seven”, “El club de la lucha”, “Zodiac”, “El curioso caso de
Benjamin Button”, “La red social” o “La habitación del pánico”. El visionado de
los citados largometrajes representa un perfecto manual sobre cómo hacer buen
cine. Sus películas, de géneros diferentes, visualmente rompedoras y
representativas del dominio del ritmo y la escenificación, avalan su capacidad
para contar grandes historias y lo encumbran como uno de los referentes actuales
del Séptimo Arte. Con el reciente estreno de “Mank” en la plataforma
Netflix reincide en su maestría y
agranda sus méritos.
Se
trata de una cinta de aire clásico y pulso moderno. Rodada en blanco y negro y
ambientada en los años treinta y cuarenta del pasado siglo, nos introduce en el
ambiente a menudo hipócrita y artificial de aquel Hollywood y, teniendo en
cuenta las numerosas referencias a las celebridades de la época y al mundillo
donde se desarrolla la acción, se concluye que está pensada y dirigida a esos amantes
del cine conocedores de sus principales figuras, que lideraban la industria por
aquel entonces.
Cuenta
la verdadera historia de la creación de una de las películas más emblemáticas
jamás rodadas, “Ciudadano Kane” (1941), dirigida, producida y protagonizada por
Orson Welles. Oficialmente, tanto Welles como Herman J. Mankiewicz (hermano
mayor del excelente realizador Joseph L. Mankiewicz) fueron los autores y
compartieron el Oscar al mejor guion original. Sin embargo, dicha autoría se
discutió extraoficialmente. Juntos crearon el personaje de Charles Foster Kane,
megalómano magnate de la prensa que en realidad parodiaba al todopoderoso William
Randolph Hearst. A lo largo del metraje, aparecen los icónicos Louis B. Mayer -presidente
de Metro-Goldwyn-Mayer-, Irving G. Thalberg -su vicepresidente y jefe de
producción- o David O. Selznick -productor de “Lo que el viento se llevó”
(1939) y “Rebeca” (1940), entre otras-.
Fincher
arriesga de nuevo en el formato y en la manera de contar la trama y, una vez
más, acierta. Excelentemente interpretada, con un libreto ágil y una estética
muy cuidada, se alza sin duda como uno de los mejores títulos de 2020. Cínico,
divulgativo, mordaz y, a medida que avanza la proyección, sumamente
entretenido, es un sentido homenaje y, a la par, una acerada crítica a aquella
lejana etapa dorada cuyas zonas oscuras resultaban más que patentes, quedando
perfectamente reflejadas en las rencillas, pugnas y envidias entre artistas y
hombres de negocios. Tal vez la ausencia de color, la proliferación de perfiles
desconocidos para el gran público y la temática alejada del convencionalismo
actual conviertan a “Mank” en una rara excepción dentro del circuito comercial.
Aun así, su visionado resulta una experiencia más que alentadora.
El
elenco de actores merece un destacado y especial apartado, destacando por
encima de todos ellos un talentoso y sensacional Gary Oldman, en incuestionable
estado de gracia. Ganador de una estatuilla por dar vida a Winston Churchill en
“El instante más oscuro”, cuenta en su haber con sobresalientes
interpretaciones a lo largo de las cuatro últimas décadas, como las de “JFK:
Caso abierto”, “Drácula de Bram Stoker”, “El profesional (Léon)”, la trilogía
de Batman de Christopher Nolan o “El topo”. Aquí borda al excéntrico,
alcohólico y mordiente Herman J. Mankiewicz, acompañado por Amanda Seyfried
(“Cartas a Julieta”, “Querido John”), Arliss Howard (“Moneyball: Rompiendo las
reglas”, “La chaqueta metálica”), Charles Dance (“Descifrando enigma”, “Gosford
Park”), Tom Burke (“Sólo Dios perdona”) y Lily Collins (“Un invierno en la
playa”, “Los imprevistos del amor”).
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