viernes, 16 de marzo de 2018

MARÍA MAGDALENA (Mary Magdalene)

Nunca me ha llamado la atención el cine de género religioso. Me desespera la excesiva teatralidad de las producciones antiguas y la artificial intensidad de las modernas. Si tuviera que elegir un título de mi agrado, me decantaría por “Jesucristo Superstar”, ya que la magistral habilidad rítmica y musical de Andrew Lloyd Weber, unida a la capacidad narrativa de Norman Jewison, dieron lugar a una obra muy digna. Superproducciones como “Ben-Hur”, de William Wyler, se aproximan más a la aventura y al entretenimiento que a la recreación bíblica. En cuanto a las más recientes, “Noe”, de Darren Aronofsky resulta una loa megalómana y pretenciosa, mientras que “Exodus: dioses y reyes”, de Ridley Scott, exhibe una reiteración de tópicos y una ostentosa reivindicación de presupuesto desorbitado, que se derrocha en fastuosas y estériles imágenes. Las más clásicas, que se programan con insistencia año tras año en las fechas del calendario marcadas en rojo, son ejemplos de títulos de cartón piedra que envejecen mal. Y, por lo que se refiere a las tildadas de comprometidas (tipo “La última tentación de Cristo”), constituyen un ejercicio vacuo y presuntuoso de intelectualidad muy difícil de digerir. 
Con semejantes antecedentes, confieso que me dispuse a ver “María Magdalena” con muchos reparos, y eso que el anterior trabajo de su director, Garth Davis, me llamó la atención en su momento. “Lion”, además de recibir seis nominaciones a los Oscar y cuatro a los Globos de Oro, puede considerarse una cinta honesta y vital que merece ser destacada. Sin embargo, “María Magdalena” termina pecando de los mismos defectos que centenares de obras similares a ella. Trata de contentar a un público devoto, pero sin renunciar a la originalidad y la innovación. Dicho objetivo es altamente complicado y, por ello, se pierde en una filmación densa, irregular, petulante y monótona que lastra la bienintencionada inventiva de su realizador. Destacan pequeñas perlas de interés que naufragan en sus dos horas de proyección de aburrida solemnidad, pese a que los intérpretes se desfonden en un titánico y loable esfuerzo. No creo que convenza ni a los espectadores de fe ni tampoco a los más escépticos en materia religiosa. 
María Magdalena es una mujer joven que busca su espacio en la sociedad de la época. Restringida y limitada por diversas jerarquías, desafía a su familia tradicional y a la comunidad de la que forma parte cuando se une a un nuevo movimiento encabezado por Jesús de Nazareth. Dentro de ese grupo se sentirá realizada y comenzará un viaje que la conducirá a Jerusalén. 
Por desgracia, el intento de rupturismo y singularidad de Davis no termina de fructificar, y su afán por resultar feminista y moderno choca con la tradición, quedándose a medio camino. La apuesta es meritoria pero el resultado de su tentativa decepciona y, a pesar del empeño, no persuade. 
Por el contrario, las interpretaciones sí pueden calificarse de sobresalientes. La actriz Rooney Mara continúa consolidando su carrera con acierto, gracias a su incuestionable calidad y a la apropiada elección de papeles arriesgados. Su maravillosa interpretación en “Carol” y su notable actuación en la versión de “Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres” evidencian que nos hallamos ante una excelente profesional delante de las cámaras. Por su parte, el nada convencional actor Joaquin Phoenix sigue acumulando interesantes rarezas de elevado valor artístico. “Gladiator”, “En la cuerda floja” o “Her” dan buena cuenta de ello. Ambos son, sin duda, lo más destacado de la película. Completan el reparto Chiwetel Ejiofor (“12 años de esclavitud”) y Tahar Rahim (“Un profeta”).

Trailer en castellano


Trailer en versión original


Datos del film
Título original: Mary Magdalene
Año: 2018
Duración: 120 min.
País: Reino Unido
Dirección: Garth Davis
Guion: Helen Edmundson, Philippa Goslett
Música Hildur Guðnadóttir, Jóhann Jóhannsson
Fotografía: Greig Fraser
Reparto: Rooney Mara, Joaquin Phoenix, Chiwetel Ejiofor, Tahar Rahim

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