viernes, 7 de marzo de 2014

300: EL ORIGEN DE UN IMPERIO (300: Rise of an Empire)

En el año 2006 el visionario director Zack Snyder sorprendió al mundo con “300”, un film sobre la guerra de las Termópilas, que enfrentó a tres centenares de espartanos contra cientos de miles de persas. Recurriendo a una mezcla entre imágenes reales y animadas, la cinta logró captar la atención del público más joven y ávido de propuestas novedosas. El éxito fue rotundo y la producción recaudó más de cuatrocientos millones de dólares a nivel mundial, pese a partir de un presupuesto de apenas sesenta y cinco. La recreación de sus escenas estaba pensada muy especialmente para unos espectadores cuya piedra angular del entretenimiento eran los juegos de ordenador y los videoclips musicales más vanguardistas. Sin embargo, el mejor trabajo de Snyder, a mi juicio, es “Watchmen”, un largometraje de 2009 que poseía, además de una narración de estética muy llamativa, una moderna presentación, y contaba con una trama y un guión más elaborados y de mayor enjundia, convirtiéndose en la más completa de sus obras. No obstante, los ciento ochenta millones obtenidos en la taquilla internacional no pudieron compensar sus elevados costes de producción, por lo que llegó a tildarse de fracaso. 
Ahora desembarca en la gran pantalla su secuela, pero en esta ocasión a cargo de otro realizador, el israelita Noam Murro. Para él es su segunda película, tras la irregular comedia “Gente inteligente”. Ha apostado por continuar la senda visual de su antecesora y heredar gran parte de la esencia que la catapultó a la fama. Basada en la novela gráfica de Frank Miller "Xerxes", relata la lucha del general heleno Temistocles por alcanzar la unidad de las polis griegas. Con ese fin lidera las tropas griegas que se enfrentan al ejército persa encabezado por Xerxes y Artemisa. 
Sin duda, quienes disfrutaron con “300” no se sentirán defraudados por “300: El origen de un imperio”. Reencontrarán de nuevo la mezcla de imágenes reales y animadas, la proyección a cámara lenta, la recreación de la violencia y la presencia no subliminal de la sensualidad. En definitiva, todo lo necesario para disfrutar en las salas durante algo más de hora y media. Aun así, los auténticos incondicionales de la saga añorarán a Zack Snyder, ya que Noam Murro no se aproxima al nivel de intensidad y fascinación visual del norteamericano que, aunque continúa como productor para garantizar la línea prevista, no puede evitar la incomodidad de Murro ante esta forma de narrar la historia. 
En el reparto no figuran caras excesivamente conocidas, a excepción de Eva Green, que ya participó en otra recreación de una contienda bélica a las órdenes Ridley Scott -“El reino de los cielos”-, si bien debe su popularidad a su condición de “chica Bond” en “Casino Royale”, primera aventura del agente secreto en la piel de Daniel Craig. De todas formas, y al margen de su innegable atractivo, a la bella actriz francesa comienza a pesarle el hecho de que su papel más completo y arriesgado siga siendo, diez años después, el de su debut en “Soñadores” de Bernardo Bertolucci. Posteriormente ha participado en otros rodajes pero sin poder superar dicho listón. La acompañan el brasileño Rodrigo Santoro y Sullivan Stapleton, intérpretes ambos a la búsqueda de un empujón en sus trayectorias profesionales.

Trailer en castellano



Trailer en versión original



Datos del film
Película: 300: El origen de un imperio.
Título original: 300: Rise of an empire.
Dirección: Noam Murro.
País: USA. Año: 2014. Duración: 102 min. Género: Acción.
Interpretación: Sullivan Stapleton (Temístocles), Eva Green (Artemisia), Lena Headey (reina Gorgo), Rodrigo Santoro (Jerjes), Andrew Pleavin (Daxos), David Wenham (Dilios), Hans Matheson (Aeskylos), Callan Mulvey (Escilias), Jack O’Connell (Calisto).
Guion: Kurt Johnstad y Zack Snyder; basado en la novela gráfica “Xerxes”, de Frank Miller.
Producción: Mark Canton, Bernie Goldmann, Deborah Snyder, Gianni Nunnari, Zack Snyder y Thomas Tull.
Música: Junkie XL.
Fotografía: Simon Duggan.
Montaje: Wyatt Smith y David Brenner.
Diseño de producción: Patrick Tatopoulos.
Vestuario: Alexandra Byrne


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