viernes, 29 de octubre de 2010

LOS SEDUCTORES


La cinematografía gala puede presumir de contar con una de las cuotas de pantalla más elevadas del continente europeo. Es cierto que en el país vecino el dominio de la industria norteamericana es claro y rotundo pero no es extraño encontrar cada año algunos filmes de producción propia que compiten en cuanto a número de espectadores con las grandes producciones que llegan del otro lado del Atlántico. A lo anterior hay que añadir que, por lo que se refiere a la comedia, Francia ha cosechado notables éxitos, cuando no unánimes alabanzas. Películas como La cena de los idiotas o la muy recomendable Amélie gozaron de tal repercusión y predicamento que traspasaron no sólo sus propias fronteras sino también las europeas. De hecho, el largometraje Los seductores ha logrado este año superar los cuatro millones de espectadores y ahora inicia la conquista del resto de mercados del viejo continente.
Su director es Pascal Chaumeil, que asume aquí su primer trabajo como realizador aunque durante muchos años ha sido el ayudante de dirección de Luc Besson en títulos como Juana de Arco, El quinto elemento y Leon: el profesional. Posee una amplia trayectoria en el medio televisivo y con esta ópera prima ha conseguido irrumpir con fuerza en la gran pantalla. La cinta narra la historia de dos hermanos que se dedican profesionalmente a romper parejas, sin importar el país ni la dificultad del encargo. Cumplen su cometido a la perfección y para ello observan únicamente dos reglas básicas: no separar parejas estables y no enamorarse de ningún cliente. Uno de los trabajos que les ha sido encomendado les coloca ante la tesitura de romper sus propias reglas, generando de este modo una trama ágil y divertida. Buena parte del metraje está concebida como comedia en estado puro para, posteriormente y hasta el desenlace, derivar hacia la comedia romántica. En ambas vertientes del género consigue sus objetivos resultando agradable y entretenida pero, a medida que avanza la proyección, gana en intensidad e interés para el público. La acción de Los seductores transcurre en Mónaco prácticamente en su totalidad, sirviendo sus lujosos escenarios como telón de fondo a la pareja protagonista. Ambos intérpretes desempeñan una meritoria labor artística y sacan adelante tanto las escenas humorísticas como las románticas con brillantez. Sin ser una gran obra, desde luego no defraudará a los incondicionales de este tipo de cine. Especialmente divertidas resultan las referencias a los números de baile de Dirty Dancing, musical preferido de la mujer y que el seductor deberá aprender para intentar conquistarla.
La bella actriz y cantante Vanessa Paradis brilla con luz propia dentro del reparto. Actualmente se le conoce más por ser la esposa del popular actor Johnny Depp que por su trayectoria profesional pero la verdad es que lleva no pocos años obteniendo un considerable éxito discográfico y cinematográfico, si bien su eco en este último apartado no ha traspasado fronteras del modo deseable. Ganó con dieciocho años un premio César (el equivalente al Goya español) a la mejor actriz y ese mismo nivel de precocidad lo manifestó en su carrera musical cuando, con apenas catorce años, alcanzó una fama espectacular con la canción Joe le taxi. Su compañero masculino, Romain Duris, es menos conocido, a pesar de haber estado nominado en tres ocasiones a los citados premios César. Su cinta más premiada ha sido De latir, mi corazón se ha parado, cuya repercusión en España fue nula. Les acompaña el británico Andrew Lincoln, uno de los numerosos intérpretes de la muy entrañable Love Actually.

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