viernes, 22 de octubre de 2010

LA RED SOCIAL


A lo largo de la historia del cine, cada una de las décadas que la conforman suele vincularse al surgimiento de determinados realizadores que, a posteriori, influirán decisivamente en la evolución del séptimo arte, constituyendo un referente del mismo en los años sucesivos. Así, cualquier reseña sobre la industria cinematográfica de los setenta debe mencionar a indiscutibles maestros como Steven Spielberg, Francis Ford Coppola o Martin Scorsese, todos ellos directores consagrados actualmente y que, en su momento, compartieron inicios difíciles e inciertos. En los noventa debutó David Fincher probablemente de la peor forma posible, con la realización de Alien 3, cinta destinada a ser olvidada y relegada a un segundo plano, como la práctica totalidad de las terceras partes. A pesar de estas consideraciones previas, el resultado final fue más digno de lo que de entrada podía presagiarse y ya en 1995 dio el salto de calidad definitivo con Seven, auténtica joya del thriller que, por su estética, ritmo e intensidad narrativa, consiguió la revitalización de un género estancado desde hacía tiempo. Pero si existen algunas características que definen las propuestas de este cineasta norteamericano son su originalidad, su rigor a la hora de plasmar la historia en imágenes y su facilidad innata para mantener en tensión al espectador. Es imposible pensar en otro profesional más apropiado para abordar un proyecto tan extraño como El club de la lucha o llevar a cabo un ejercicio de intriga y acción desarrollado íntegramente entre cuatro paredes como La habitación del pánico. A mi juicio, su mejor trabajo hasta la fecha ha sido la excepcional Zodiac, aunque el reconocimiento definitivo en festivales y academias de cine le haya llegado gracias a la igualmente muy recomendable El curioso caso de Benjamin Button. Con estos antecedentes, no es de extrañar que todo nuevo film de Fincher conlleve una notable expectación.
La red social traslada a la pantalla grande una historia basada en hechos reales y centrada en el nacimiento del fenómeno informático Facebook. Se trata de una de esas tramas que, aunque inicialmente invita a la incredulidad, demuestra que, en ocasiones, la realidad supera a la ficción. Un joven estudiante de Harvard, en compañía de varios amigos de la Universidad, diseña un sistema de comunicación interpersonal a través de la red que, en un breve espacio de tiempo, se ha convertido en el más importante a nivel mundial, alcanzando a más de quinientos millones de usuarios. Mark Zuckerberg lanzó esta idea con tan sólo diecinueve años y actualmente, con veintiséis, figura en la lista de la revista Forbes de las mayores fortunas del planeta con un patrimonio que asciende a más de cuatro mil millones de dólares. El guión del largometraje corre a cargo de uno de los mejores escritores actuales, Aaron Sorkin, responsable de la serie televisiva El ala oeste de la Casa Blanca y de, entre otros, los filmes Algunos hombres buenos o La guerra de Charlie Wilson.
Esta película se alza por segunda semana consecutiva con el número uno de la taquilla norteamericana, habiendo ingresado en ese periodo todo el dinero invertido en su rodaje. Cinematográficamente hablando, es otra prueba más del buen hacer de David Fincher, que sigue sabiendo contar historias y plasmarlas en imágenes, y que logra conectar con el público a base de ritmo e intensidad narrativa. Cinta interesante y entretenida, reafirma a uno de los mejores directores contemporáneos que, con el paso de los años, obtendrá el mismo reconocimiento de aquéllos que irrumpieron de forma novedosa en el panorama cinematográfico internacional y cuyo talento hoy nadie discute. Por eso mismo, porque le sobra talento, conviene estar atentos a su próxima obra, que con el título provisional de The Girl with the Dragon Tattoo, se estrenará el próximo 2011.

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