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viernes, 29 de diciembre de 2023

MAESTRO



Como la mayor parte de los europeos, comencé a conocer y a interesarme por la figura de Leonard Bernstein gracias a la película musical “West Side Story”, dirigida en 1961 por Jerome Robbins y Robert Wise sobre la obra teatral de Broadway. Se trata de una composición fantástica, mi favorita sólo por detrás de mi venerada “El fantasma de la ópera”, de Andrew Lloyd Webber. Bernstein ha mantenido un estrecho vínculo con el Séptimo Arte por medio de su música. Creador de las bandas sonoras de “Un día en Nueva York” o “La Ley del silencio”, su relevancia en este ámbito resulta incuestionable. Cuando hace algunos meses vi el tráiler de “Maestro” por primera vez, antes de su estreno en el prestigioso Festival de Venecia, me pareció bellísimo y me animó sobremanera a visionar el largometraje. Ahora ya puedo afirmar que se trata de una cinta más que notable, excelentemente interpretada, dirigida con delicadeza y rodada con un claro respeto musical.

De un tiempo a esta parte, Bradley Cooper ha crecido de forma sobresaliente como director y actor, demostrando una madurez y un criterio artístico sorprendentes. Quién iba a decir que aquel guaperas de “De boda en boda” y “Resacón en Las Vegas” poseía tal audacia cinematográfica y tan buen gusto artístico. Aunque el dato sorprenda, acumula hasta la fecha nueve nominaciones a los Oscar (cuatro como productor, tres como actor principal, una como actor secundario y otra como guionista). De hecho, “Maestro” supera en solvencia e inventiva a su versión de “Ha nacido una estrella”. Riguroso y sentido con los personajes, sensible y honesto en la narración e, incluso, desinhibido en alguno de sus planteamientos, nos ofrece secuencias de una belleza y ternura exquisitas, si bien el fondo de la historia no reniega ni oculta el profundo drama que encierra. Sin duda, constituye una gran experiencia cinematográfica.

Plasma en imágenes diversos aspectos de la biografía del carismático compositor, así como su pasión por la música a medida que obtiene fama y reconocimiento como el primer director de orquesta estadounidense de renombre mundial. Autor asimismo de obras sinfónicas y populares libretos para Broadway y Hollywood, traslada la complicada historia de amor con su esposa Felicia Montealegre, actriz chilena nacida en Costa Rica y muy conocida en Norteamérica por sus interpretaciones en las tablas y en la pequeña pantalla.

Recurriendo a una narración en color y a otra en blanco y negro, el film desgrana la vida de la pareja con una honestidad  y una credibilidad que permiten al espectador introducirse en el relato, participando tanto de la hermosura como de la amargura que conforma toda existencia. La facilidad para amar y herir a una misma persona, la complejidad de una genialidad que significa, a la vez, un don y una pesada carga, el prodigio de la música, el dolor y la felicidad, la salud y la enfermedad, los perdones y las acusaciones… se mezclan de un modo certero durante las dos horas de proyección.

Producida por Martin Scorsese y Steven Spielberg, “Maestro” atesora por ahora cuatro nominaciones a los Globos de Oro (mejor película, dirección, actor y actriz) y ocho a los Critics Choice Awards. Ha sido designada por la National Board of Review y por el American Film Institute entre los diez mejores títulos del año y, a buen seguro, dispondrá de merecidas candidaturas a la estatuilla de Hollywood.

Habiendo ya ensalzado merecidamente la labor de Bradley Cooper, me centraré a continuación en la maravillosa interpretación  de su compañera de reparto, Carey Mulligan, una actriz que siempre resulta de mi agrado. Su capacidad para mostrar emociones sin pronunciar una sola palabra me parece asombrosa. A través de sus actuaciones en “Drive” y “Nunca me abandones” imparte una brillante lección de contención y expresividad simultáneas. Sus personajes de “An Education” y “Shame” transmiten dulzura y coraje a la vez. A mi juicio, su papel en “Maestro” le brinda serias opciones para alzarse con su primer Oscar.

Les acompañan Matt Bomer (“In Time”) y Brian Klugman (“El ladrón de palabras”), que da vida al compositor norteamericano de música clásica y para el cine Aaron Copland.

Como la mayor parte de los europeos, comencé a conocer y a interesarme por la figura de Leonard Bernstein gracias a la película musical “West Side Story”, dirigida en 1961 por Jerome Robbins y Robert Wise sobre la obra teatral de Broadway. Se trata de una composición fantástica, mi favorita sólo por detrás de mi venerada “El fantasma de la ópera”, de Andrew Lloyd Webber. Bernstein ha mantenido un estrecho vínculo con el Séptimo Arte por medio de su música. Creador de las bandas sonoras de “Un día en Nueva York” o “La Ley del silencio”, su relevancia en este ámbito resulta incuestionable. Cuando hace algunos meses vi el tráiler de “Maestro” por primera vez, antes de su estreno en el prestigioso Festival de Venecia, me pareció bellísimo y me animó sobremanera a visionar el largometraje. Ahora ya puedo afirmar que se trata de una cinta más que notable, excelentemente interpretada, dirigida con delicadeza y rodada con un claro respeto musical.

De un tiempo a esta parte, Bradley Cooper ha crecido de forma sobresaliente como director y actor, demostrando una madurez y un criterio artístico sorprendentes. Quién iba a decir que aquel guaperas de “De boda en boda” y “Resacón en Las Vegas” poseía tal audacia cinematográfica y tan buen gusto artístico. Aunque el dato sorprenda, acumula hasta la fecha nueve nominaciones a los Oscar (cuatro como productor, tres como actor principal, una como actor secundario y otra como guionista). De hecho, “Maestro” supera en solvencia e inventiva a su versión de “Ha nacido una estrella”. Riguroso y sentido con los personajes, sensible y honesto en la narración e, incluso, desinhibido en alguno de sus planteamientos, nos ofrece secuencias de una belleza y ternura exquisitas, si bien el fondo de la historia no reniega ni oculta el profundo drama que encierra. Sin duda, constituye una gran experiencia cinematográfica.

Plasma en imágenes diversos aspectos de la biografía del carismático compositor, así como su pasión por la música a medida que obtiene fama y reconocimiento como el primer director de orquesta estadounidense de renombre mundial. Autor asimismo de obras sinfónicas y populares libretos para Broadway y Hollywood, traslada la complicada historia de amor con su esposa Felicia Montealegre, actriz chilena nacida en Costa Rica y muy conocida en Norteamérica por sus interpretaciones en las tablas y en la pequeña pantalla.

Recurriendo a una narración en color y a otra en blanco y negro, el film desgrana la vida de la pareja con una honestidad  y una credibilidad que permiten al espectador introducirse en el relato, participando tanto de la hermosura como de la amargura que conforma toda existencia. La facilidad para amar y herir a una misma persona, la complejidad de una genialidad que significa, a la vez, un don y una pesada carga, el prodigio de la música, el dolor y la felicidad, la salud y la enfermedad, los perdones y las acusaciones… se mezclan de un modo certero durante las dos horas de proyección.

Producida por Martin Scorsese y Steven Spielberg, “Maestro” atesora por ahora cuatro nominaciones a los Globos de Oro (mejor película, dirección, actor y actriz) y ocho a los Critics Choice Awards. Ha sido designada por la National Board of Review y por el American Film Institute entre los diez mejores títulos del año y, a buen seguro, dispondrá de merecidas candidaturas a la estatuilla de Hollywood.

Habiendo ya ensalzado merecidamente la labor de Bradley Cooper, me centraré a continuación en la maravillosa interpretación  de su compañera de reparto, Carey Mulligan, una actriz que siempre resulta de mi agrado. Su capacidad para mostrar emociones sin pronunciar una sola palabra me parece asombrosa. A través de sus actuaciones en “Drive” y “Nunca me abandones” imparte una brillante lección de contención y expresividad simultáneas. Sus personajes de “An Education” y “Shame” transmiten dulzura y coraje a la vez. A mi juicio, su papel en “Maestro” le brinda serias opciones para alzarse con su primer Oscar.

Les acompañan Matt Bomer (“In Time”) y Brian Klugman (“El ladrón de palabras”), que da vida al compositor norteamericano de música clásica y para el cine Aaron Copland.



viernes, 31 de diciembre de 2021

WEST SIDE STORY (2021)



Cuando hace más de un año se hizo pública la decisión de Steven Spielberg de rodar una nueva versión de “West Side Story”, reconozco que no me terminé de creer la noticia. Me resistía a admitir que este extraordinario cineasta hubiese sucumbido a la moda de versionar grandes clásicos, máxime de una película tan redonda y emblemática como la que nos ocupa. A este paso, llegarán también las adaptaciones de “Lo que el viento se llevó”, “Con la muerte en los talones” o “Lawrence de Arabia”. Y, personalmente, me niego a aceptar que este sea el cine del futuro y, sobre todo, que los más insignes realizadores se rindan ante esta cada vez más acusada tendencia.

Sin embargo, lo cierto es que he disfrutado inmensamente con la actual propuesta, habida cuenta la maestría de Spielberg con la cámara y su dominio de la recreación visual. Atendiendo a dichas virtudes, la cinta de 2021 supera claramente a la de 1961, narrando la conocida historia con acierto y habilidad incuestionables. Sin embargo, no hay que olvidar que el resto de sus méritos son heredados, no creados. Entre ellos la inmejorable música de Leonard Bernstein, las letras adorables de Stephen Sondheim y las seductoras coreografías que encumbran el montaje (resulta de todo punto imposible dejar de tararear sus melodías o no llevarse de un libreto absolutamente impecable).

La comedia musical “West Side Story” se estrenó con enorme éxito en los escenarios neoyorkinos de Broadway y pocos años después dio el salto a la pantalla grande con idéntico triunfo. Sus diez Oscars evidenciaron su condición de obra sin precedentes y de musical por antonomasia, y todavía en la actualidad continúa representándose de manera triunfal en teatros de todo el mundo.

En esta adaptación, un notable número de sus planos suponen un calco de los de hace más de seis décadas, la ambientación se presenta de un modo similar y el relato, por supuesto, no varía. En ese sentido, puede considerarse un proyecto innecesario, al existir ya previamente el firmado por Robert Wise y Jerome Robbins. Ahora bien, ello no obsta para que una persona que haya visto reiteradamente el largometraje original y, como es mi caso, lo siga haciendo a menudo, se deleite con este capricho, pues la calidad de su materia prima lo hace imperecedero y perenne. 

Es bien sabido que la trama se basa libremente en “Romeo y Julieta”, de William Shakespeare, trasladados al Nueva York de los años cincuenta. Dos bandas rivales de jóvenes (los Sharks, de origen puertorriqueño y los Jets, con raíces europeas) se disputan el control de un territorio marginal. María, hermana del jefe de la pandilla Shark, y Tony, ex miembro fundador de los Jets, se enamoran. Ambos grupos se citan para enfrentarse, al tiempo que la pareja de enamorados trata de impedirlo. Pero la tragedia es inevitable.

A la espera de conocer las nominaciones a los Premios de la Academia de Hollywood, el film se posiciona entre lo mejor de la producción cinematográfica de los últimos doce meses. Tanto el American Film Institute como la National Board of Review la han incluido entre los diez títulos más destacados y cuenta con cuatro candidaturas a los Globos de Oro (incluyendo las de película en la categoría de comedia o musical, y director). Una apuesta arriesgada de la que, finalmente, han salido airosos.

La actriz Rita Moreno, una de las protagonistas en 1961 y cuya actuación le reportó la estatuilla, interviene también en esta ocasión. El resto del reparto lo integran Ansel Elgort (“Baby Driver”, la saga “Divergente”, “Bajo la misma estrella”), Rachel Zegler (que debuta aquí por todo lo alto), Ariana DeBose (“Hamilton”), el también debutante David Álvarez y Mike Faist.

El próximo trabajo de Steven Spielberg se llamará “The Fabelmans”, una especie de autobiografía sobre su propia infancia y una vez más la anotaré entre mis citas imprescindibles, dado que el realizador ha marcado profundamente mi vida a través de sus múltiples facetas dentro del Séptimo Arte y es para mí un referente indiscutible.