Pese a
contar con una duración de apenas cien minutos, he de confesar que “The
Marvels” me resultó pesada. Como productora cinematográfica, Marvel ha vivido
tiempos brillantes, pero actualmente padece una importante crisis de identidad.
Tras acumular decenas de estrenos, a dicha empresa sólo le queda por ofrecer
una evidente reiteración de tópicos y una cansina repetición de fórmulas. Sobre
todo, resulta muy palpable la decadencia en el guion y en la trama, ideados
para atraer a esos antiguos aficionados que disfrutaron en las primeras cintas
de este peculiar universo con la esperanza de contentarlos por medio de algún
producto similar. El problema estriba en que no es similar, sino peor y con
nulas posibilidades de sorprender ni asombrar, habida cuenta de que parece la
copia más endeble de un original perdido en la memoria.
A mí me
gustó la saga de “Spiderman” dirigida por Sam Raimi y también me interesó la
trilogía de “Capitán América”. Reconozco, asimismo, que me divirtió la entrega
inicial de “Guardianes de la Galaxia”, y que considero buenos algunos momentos
de “Doctor Strange”. Otros títulos, por el contrario, nunca me llamaron la
atención (“Ant Man”, por ejemplo), y creo que algunos personajes han padecido
una evolución pésima (caso de “Thor”). Sumando las aventuras de cada uno en
solitario y las que comparten juntos, se alcanza la cifra de treinta
producciones en apenas dos décadas, una auténtica avalancha que a mí me ha
saturado y, en ocasiones, incluso hastiado. Esta segunda propuesta de “Capitana
Marvel” constituye un paradigma de esa enfermedad de Marvel Studios: o van a
morir de éxito o van a degenerar en una espiral de filmes rodados como churros
para incrementar sus números.
Nia
DaCosta, realizadora de la versión de “Candyman” de 2021 y, con mejor fortuna,
de “Little Woods” (2018) se coloca detrás de la cámara, pero su labor no salva
una producción caótica y un proyecto desnortado. Alguien tendría que aportar una
pizca de sensatez y evitar como forma de hacer cine semejante reincidencia de
ideas exprimidas. Ignoro qué había en la mente de la joven cineasta neoyorkina
al aceptar este reto, pero dudo mucho que haya quedado satisfecha con el
resultado.
Carol
Danvers, alias Capitana Marvel, ha recuperado su identidad arrebatada por los
tiránicos Kree y se ha vengado de la Inteligencia Suprema. Sin embargo, unas
consecuencias imprevistas conducen a que cargue con el peso de un universo
desestabilizado. Cuando sus deberes la envían a un agujero de gusano anómalo
vinculado a un revolucionario Kree, sus poderes se enredan con los de Kamala
Khan (alias Ms. Marvel), la heroína de Jersey City, y con los de la sobrina de
Carol, la Capitana Monica Rambeau. Tan insólito trío deberá formar equipo y
aprender a trabajar de forma conjunta para salvar ese universo.
“The
Marvels” ostenta el dudoso honor de presentar el coste por minuto más caro de
todos los largometrajes de su famosa productora: un presupuesto de doscientos
veinte millones de dólares destinados a una aparatosidad visual bastante
insípida durante un metraje de una hora y tres cuartos. No existe ambición
artística ni especial interés por modular los personajes. Se trata, simple y
llanamente, de otro instrumento para recaudar.
La actriz
Brie Larson, ganadora del Oscar en 2016 por su actuación en “La habitación”,
repite como “Capitana Marvel” y, más allá de la popularidad y posicionamiento
en la industria que le pueda proporcionar este papel, no lleva a cabo una
interpretación que contribuya en absoluto a consolidar su carrera. Le acompañan
Teyonah Parris (“El blues de Beale Street”), Gary Lewis (“Billy Elliot: quiero
bailar”) y Samuel L. Jackson (“Pulp Fiction”), comodín de gran parte de estos
episodios.
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