Entre el
estreno de “Indiana Jones y el dial del destino” y las próximas llegadas a la
cartelera de “Misión Imposible” (“Misión imposible: Sentencia mortal - Parte 1”),
“Oppenheimer”, de Christopher Nolan y la versión de “Barbie” de Greta Gerwig,
ha quedado en medio un desangelado fin de semana sin estrenos dignos de
mención. Ante el manifiesto desinterés por las propuestas en las salas del
proyección el pasado viernes, me decanté por la cinta de menor duración, apenas
hora y media, para contrarrestar la extensión de los largometrajes venideros.
De hecho, la última aventura de Tom Cruise se prolonga más allá de los ciento
cincuenta minutos y la obra de Nolan sobrepasa las tres horas.
Al final,
el título que escogí ya evidenciaba su manifiesta mediocridad. “Unos suegros de
armas tomar” deja poco margen a la duda en cuanto a tratarse de una supuesta
comedia plagada de chistes fáciles y situaciones absurdas, sostenida sobre un
guion endeble y previsible, y a cargo de actuaciones simplonas. No obstante,
cabe aclarar que el demérito de semejante denominación es imputable a su distribuidora
en España, ya que el original (“The Out-Laws”) ocultaba al menos el desastroso contenido.
Se trata
de una muy mala película en la que no se salva nada. El elenco luce ligeramente
gracias al renombre de alguno de sus integrantes, si bien ninguno de ellos
refleja su talento en este pseudo telefilme de bajo coste, propio de esas soporíferas
sobremesas de verano donde la máxima aspiración se reduce a echar la siesta
frente al televisor encendido y el ventilador a pleno rendimiento.
La
vulgaridad de la mayoría de comedias norteamericanas ya viene siendo
mundialmente conocida. Salvo contadas excepciones, el género se nutre de productos
de relleno y de segunda fila, y el film que nos ocupa reafirma tan desolador
diagnóstico. Al menos, la brevedad juega a su favor y cuenta como ventaja. Su exiguo
mensaje, unido a las correspondientes cabezadas que provoca, se alían para no
padecer en demasía la total falta de audacia y esencia del filme.
Un
estirado director de banco está a punto de casarse con el amor de su vida. La
misma semana en la que se va a celebrar el enlace, la entidad financiera es
asaltada por una banda de ladrones. Desde entonces, el novio comienza a
sospechar que los delincuentes son, en realidad, sus futuros suegros, recién
llegados a la ciudad.
El joven
e inexperto Adam Devine (“Modern Family”) encabeza un reparto en el que también
figura Nina Dobrev, vista en “Las ventajas de ser un marginado”. Junto a ellos
se encuentran otras estrellas más conocidas a las que desconozco cómo han
engañado para embarcarse en este proyecto.
El
anzuelo del cartel promocional recae en el antiguo Agente 007 Pierce Brosnan,
quien en “El escritor”, de Roman Polanski, “Evelyn”, de Bruce Beresford y “El
sastre de Panamá”, de John Boorman ha dado muestras de un notable nivel
artístico. Les acompaña Ellen Barkin (“Gracias y favores”, también de Beresford,
“Querido detective”, de Jim McBride, “Melodía de seducción”, de Harold Becker).
Por último, descubrimos a Michael Rooker, secundario en las célebres “Arde
Mississippi”, de Alan Parker o “J.F.K.: Caso abierto”, de Oliver Stone.
Se sitúa
detrás de la cámara Tyler Spindel, responsable (en la literalidad del término)
de “La otra Missy” y, asimismo, actor en las incalificables “Jack y su gemela”,
“Una conejita en el campus” y “Zohan: Licencia para peinar”. Poca cosa, por
tanto, se podía esperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario