Ver
“El ángel de la muerte” ha supuesto para mí toda una sorpresa. No hay nada como
asistir a la proyección de una película sin albergar previsiones ni
expectativas porque, en esta ocasión, me he topado con un sólido thriller de
corte dramático que alcanza con cierta soltura el entretenimiento y la intriga
necesarios para mantener a buen nivel la filmación durante sus casi dos horas
de duración. Se nota que los personajes están bien trabajados y que el guion
los mima como parte fundamental del largometraje. Sobre la base de dos grandes
interpretaciones, se impulsa una cinta con calidad suficiente para situarse
entre las mejores del año, si bien este logro no resulte demasiado complicado,
teniendo en cuenta la mediocridad imperante en los estrenos de 2022.
Detrás
de la cámara se encuentra Tobias Lindholm, más conocido por sus guiones de
“Otra ronda” y “La caza”, dirigidas ambas por Thomas Vinterberg y con el
solvente e inquietante Mads Mikkelsen encabezando el reparto. Sin embargo, se
trata ya de su cuarta obra, a las que añade también algún capítulo de la
celebrada serie de televisión “Mindhunter”. De hecho, “A War (Una guerra)” fue
nominada a mejor film de habla no inglesa en 2016. Este cineasta danés posee
una notable habilidad para contar historias creíbles y rigurosas, y para
construir narraciones partiendo de unos personajes consistentes. Uno de sus
principales logros estriba en la capacidad para compaginar con acierto los
elementos dramáticos con la esencia criminal del relato. Aquí nos traslada un
acontecimiento real y, cuando se da esa circunstancia, sobrevuela la duda de
cuántas licencias artísticas se habrá permitido para traducir los
acontecimientos en imágenes. Sea como fuere, constituye un trabajo más que
correcto y se percibe como uno de esos títulos que se van enriqueciendo tras
cada posterior visionado.
El
enfermero Charlie Cullen está considerado uno de los mayores asesinos en serie
de todos los tiempos. Bajo el apodo de "ángel de la muerte", este
marido y padre se ganaba la vida como cuidador, pero su secreta actividad de
arrebatar vidas ajenas le llevó a implicarse a lo largo de dieciséis años en
los fallecimientos de unas trescientas personas ingresadas en nueve hospitales
de Nueva Jersey y Pensilvania. Pese a lo complicado de su temática, la
propuesta se muestra contundente y nada edulcorada, sin caer en sensiblerías
manipuladoras ni utilizar el dramatismo de forma interesada, y generando un
resultado final notable y convincente. Presentada oficialmente en el Festival
Internacional de Cine de Toronto, llega ahora a la plataforma Netflix como uno
de sus estrenos más relevantes de la temporada.
Las
actuaciones del equipo artístico representan el plato fuerte de “El ángel de la
muerte”, con dos pesos pesados a la cabeza: Jessica Chastain y Eddie Redmayne.
Ella, ganadora del Oscar por “Los ojos de Tammy Faye”, ha obtenido otras dos
nominaciones por “La noche más oscura” (en mi opinión, su mejor actuación) y
“Criadas y señoras”, aunque su amplia filmografía contiene joyas como “El año
más violento”, “Interstellar”, “La desaparición de Eleanor Rigby”, “El caso
Sloane” o “Molly's Game”. Últimamente ha dado algún patinazo impropio de su
trayectoria, pero que no pone en cuestión su condición de extraordinaria
intérprete digna de toda atención.
Redmayne,
por su parte, posee también una estatuilla dorada gracias a su papel en “La teoría
del todo”, y otra candidatura más por su intervención en “La chica danesa”. Sin
contar con una carrera artística tan brillante como la de su compañera de
reparto, demuestra siempre solvencia y efectividad. Ambos sostienen con vigor
la esencia de la película. Entre los secundarios figuran Noah Emmerich (de la
excelente serie “The Americans”, “Caza a la espía”, “Super 8”) y Kim Dickens
(“Perdida”, “El hombre sin sombra”).
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