viernes, 25 de noviembre de 2022

ARMAGEDDON TIME



James Gray es un solvente y habilidoso director de cine que posee un toque especial para narrar historias entrelazando críticas sociales y reflexiones morales. Desde el género de aventuras, con “Z, la ciudad perdida”, hasta el drama romántico de “Two Lovers”, construye sólidos personajes y los sitúa en contextos incómodos, abonados para la reflexión. Habitual del Festival de Cine de Cannes, ganó el León de Plata de la Mostra de Venecia con “Cuestión de sangre”, su debut en la pantalla grande. Ahora estrena “Armageddon Time”, cinta cuyo guion opta este año al Premio Gotham.  

He de reconocer que el inicio de la película me resultó decepcionante. Los primeros veinte minutos devienen en una insustancial propuesta sobre niños malcriados y desigualdades sociales bastante tópicas. Sin embargo, el film va ganando sustancia, enjundia e interés con el transcurso de los minutos. Casi sin darme cuenta, terminé inmerso en una trama con profunda carga ética, que analiza las injusticias y las culpabilidades de una sociedad claramente perdida. Algunas de sus últimas escenas pueden calificarse de magistrales. La secuencia en la que el padre, después de sacar a su hijo de la comisaría, le enseña cómo aceptar las injusticias y pasar página, constituye un buen ejemplo del modelo de crítica con el que Gray muestra las miserias e incapacidades humanas.

Narra la infancia del protagonista a principios de la década de los ochenta en un colegio público de un barrio periférico de Nueva York. La amistad entre ese niño, de familia judía, y un huérfano de raza negra da pie al hilo conductor. Ambos se dedican a hacer travesuras y a destrozar los nervios de familiares y profesores. A raíz de una de esas diabluras, deciden trasladar al menor a un elitista colegio privado, de cuyo Consejo de Administración es miembro el padre de Donald Trump y en el que se evidencia el apoyo a Ronald Reagan. El clasismo y el racismo sin complejos con los que se encuentra el chaval cambiarán drásticamente su mundo, mientras que tan sólo su abuelo materno parece dispuesto a ofrecerle una tregua dentro de su caótica existencia.

A lo largo de las imágenes se recalca la manifiesta incapacidad de los progenitores para educar y de la escuela para formar. La desigualdad de oportunidades, los prejuicios y el desvanecimiento del denominado “sueño americano” se alzan casi como otro personaje más del relato y, lo que había comenzado como una insípida narración sobre críos, concluye con un sonoro alegato que golpea la mente del espectador. En ese sentido, se trata de una propuesta valiente y necesaria que, pese a reflejar asimismo otras influencias, lleva sin duda el sello y la firma indiscutibles de James Gray. A mi juicio, si la primera parte del metraje hubiese presentado un nivel superior, habría dado como resultado un título sobresaliente. Aun así, también su calificación de notable destaca sobremanera en una cartelera de 2022 altamente desilusionante.

El joven Banks Repeta, a quien vimos en “Black Phone”, encabeza un reparto que incluye algunos adultos de lujo, como Anthony Hopkins. Ganador de dos Oscars por sus actuaciones en “El silencio de los corderos” y “El padre”, posee una filmografía brillante y extensa, con diversas interpretaciones de obligada visión como las de “Lo que queda del día” o “La mancha humana”. Anne Hathaway da vida a su hija, a su vez madre del muchacho. Premiada igualmente con una estatuilla dorada por su papel en “Los miserables”, cuenta en su haber con participaciones destacadas en “Brokeback Mountain”, “La boda de Rachel” o “El diablo viste de Prada”. El personaje de su esposo corre a cargo del actor Jeremy Strong (“El juicio de los 7 de Chicago”, “La gran apuesta”).

Jessica Chastain lleva a cabo un cameo como hermana mayor del citado ex presidente norteamericano, dado que en 1980 trabajaba en la Fiscalía de los Estados Unidos, mientras que John Diehl (“El cliente”) se encarga de encarnar al patriarca de la familia, Fred Trump.



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