En
1993 Steven Spielberg dominó el mundo del cine con dos propuestas completamente
antagónicas que arrasaron, cada una de ellas, en ámbitos muy diferentes. “La
lista de Schindler” conquistó las principales categorías en las ceremonias de
premios, mientras que “Parque jurásico” lo hizo en las taquillas de todo el
mundo. Sólo por aportar un dato que refleje la entidad de tal liderazgo, aquel
año recaudó en Estados Unidos más del doble de lo ingresado por la segunda
película más taquillera (“El fugitivo”). La apuesta por la cinta sobre los
dinosaurios resultaba por aquel entonces muy novedosa, y mezclaba acción, humor
y tensión con cierta habilidad. Ganó tres Oscars de los denominados técnicos (mejor
sonido, mejores efectos especiales y mejor montaje de efectos sonoros). Hasta
ahí, nada que reprochar.
Después
se rodaron sus secuelas y variaciones sobre el mismo tema: “El mundo perdido:
Jurassic Park” (1997), “Parque Jurásico III” (2001), “Jurassic World” (2015), “Jurassic
World: El reino caído” y, ahora, “Jurassic World: Dominion” (2022). Cabe tachar
la evolución de la saga de irregular. Personalmente, considero que hay que
destacar determinadas escenas concretas de una pulcritud tecnológica y una
intensidad narrativa destacadas. Sin embargo, procede también una valoración
global decepcionante, debido a la reiteración de tramas ya muy gastadas.
Analizadas por partes, aisladamente, es fácil hallar aciertos y habilidades. Pero
en su conjunto, contempladas como un “todo”, su reincidencia provoca un regusto
de indiferencia y hastío.
Nos
hallamos ante un modo de entender el cine como si fuera un espectáculo
circense. Primero das dos vueltas en el aire. Después, para superarte, debes
dar tres. Y más tarde anuncias lo nunca visto, la cuarta vuelta. Cada vez más
complicado pero, sobre todo, cada vez más de lo mismo. Por lo que a mí
respecta, me saturé bien pronto de los dinosaurios. Valoro la primera entrega,
pero cuestiono todas las demás. El paso de “Jurassic Park” a “Jurassic World”
reflejó cierta evolución, si bien al hablar de este mundo jurásico no es
posible obviar que su extensión se debe en mayor medida a su condición de
producto comercial que artístico.
Cuatro
años después de la destrucción de la Isla Nublar (vista en “Jurassic World: El
reino caído”), los dinosaurios se han extendido por todo el planeta y coexisten
con los seres humanos. Aun así, este singular modelo de convivencia no podrá perpetuarse
demasiado tiempo, habiendo que decidir qué especie dominará la Tierra como
predominante y más letal.
Los
productores han confirmado que con “Jurassic World: Dominion” cierran
definitivamente la franquicia y dan por concluida esta peculiar saga. Sabia
decisión, aunque tardía. Y es que la tendencia de estirar el chicle hasta el infinito
no termina bien casi nunca. Véase “Fast & Furious”, con la novena parte ya
estrenada y la décima anunciada para 2023. Guste o no la oferta, tan absurda
carrera por el “más difícil todavía” deriva irremediablemente en la insensatez
y el ridículo, por mucho que se reconozca la complejidad técnica y el esfuerzo
logístico de las secuencias.
Durante
unas excesivas dos horas y veinticinco minutos de proyección vemos a Chris
Pratt, colaborador de otros seriales como “Guardianes de la galaxia” (lo que
conlleva asimismo su participación en “Los vengadores”), acompañado por Bryce
Dallas Howard, hija del oscarizado director Ron Howard. Con el guiño nostálgico
como reclamo, se recupera al trío protagonista de la primera entrega: Laura
Dern, Sam Neill y Jeff Goldblum. Esta llamada a la melancolía de tiempos
pasados, muy de moda tras el reciente estreno de “Top Gun: Maverick”, servirá
para revivir algunos recuerdos, teniendo en cuenta que han transcurrido casi
tres décadas desde “Parque jurásico”. Sea como fuere, todo parece indicar que
ya es hora de mirar hacia delante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario