El
célebre escritor galés de ascendencia noruega Roald Dahl cuenta con numerosos
libros llevados a la gran pantalla. “Matilda” de Danny de Vito, “Fantástico Sr.
Fox” de Wes Anderson, “James y el melocotón gigante” de Henry Selick, “Charlie
y la fábrica de chocolate” de Tim Burton o “Mi amigo el gigante” de Steven Spielberg
dan sobradas muestras de su imaginativo universo infantil. De hecho, en 1990 ya
se estrenó “La maldición de las brujas”, dirigida por Nicolas Roeg, producida
por Jim Henson y protagonizada por Anjelica Huston y Rowan Atkinson. Su
prolífica producción literaria se traduce en destacadas aportaciones visuales,
puesto que todas sus adaptaciones incluyen secuencias relevantes desde el punto
de vista artístico. Sin embargo, esta reciente versión de Zemeckis resulta
sobreactuada, postiza y artificial, no pudiendo los colores llamativos, los
alocados giros y las exageradas muecas esconder cierto vacío creativo.
A
finales de los años sesenta, un pequeño huérfano se va a vivir con su abuela a
un pueblo de Alabama. El niño y la anciana mantienen extraños encuentros con
unas brujas aparentemente glamurosas pero, en realidad, malvadas, así que la
mujer decide quitarse de en medio y llevarse al chico a un hotel de lujo en la
costa. Sin embargo, no consigue con su cambio de aires despistar a la Gran
Bruja, empeñada en lograr sus maquiavélicos planes.
Tal
vez haya perdido una parte de mi espíritu de niño, muy necesario para apreciar
este tipo de propuestas, aunque dudo que se encuentre ahí la explicación al
hecho de que la cinta no me haya gustado. A menudo me deleito y me río con
títulos destinados a los más pequeños de la casa e, incluso, reviso algunos de
los largometrajes ya mencionados con una imaginación que me retrotrae a etapas
tempranas de mi vida. Mi decepción radica, por lo tanto, en la sobrevenida
carencia de personalidad y creatividad que manifiesta el director, así como en
su utilización de trucos y efectos especiales superfluos, destinados
exclusivamente a alargar un tiempo de proyección de por sí ajustado.
Guillermo
del Toro, polifacético profesional mejicano muy acostumbrado a desenvolverse en
las creaciones fantásticas, firma el guion junto al propio Zemeckis, no
habiendo mejorado ni el original literario ni la anterior versión
cinematográfica. Aun así, cabe destacar el esfuerzo del equipo artístico por
apuntalar este proyecto. Queda patente su dedicación y empeño en aportar
grandeza a la filmación, si bien dicho afán, en mi opinión, no resulta
provechoso. Anne Hathaway sostiene sobre sus espaldas gran parte del peso
interpretativo, que resuelve con corrección. Personalmente, prefiero sus
papeles en “Interstellar”, “El caballero oscuro: La leyenda renace”, “One Day”
o “La boda de Rachel”, habida cuenta que su nivel como actriz lo manifiesta
mejor a través del drama. Octavia Spencer encarna a la abuela con su pulcritud
habitual. Sus personajes de “Criadas y señoras”, “Figuras ocultas” y “La forma
del agua” la avalan como uno de los nombres más competentes del panorama actual
del Séptimo Arte. Les acompañan, entre otros, los populares Stanley Tucci y
Chris Rock.
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