En
mi opinión, el principal defecto del film es que manifiesta en exceso el
forzado intento de su directora, Eliza Schroeder, por no salirse del plan
trazado, ajustándose a una narración plana, previsible y cargada de tópicas,
aunque efectivas, herramientas destinadas a acariciar al espectador sin apenas
tocarlo. En ese sentido el objetivo se consigue, pero a costa de un cierto regusto
de superficialidad en los personajes y de un apuesta fallida por una historia
más ambiciosa y honesta. Es el precio a pagar por querer entretener a base de
moralejas y buenas intenciones.
El
metraje inferior a la hora y media, la cuidada combinación entre la comedia y
el drama, las imágenes coloristas y la sensación de bondad lograrán encandilar
a un público en busca de calma y afecto si bien, al contrario de los alimentos
que desfilan por la pantalla, se trata de un producto “light” desde el punto de
cinematográfico. Un largometraje que o enganchará o dejará indiferente en
función de la sensibilidad del consumidor.
El
elenco femenino está encabezado por Celia Imrie, a la que hemos visto en innumerables
papeles secundarios (“El exótico Hotel Marigold” y su secuela, “El diario de
Bridget Jones” y su segunda parte, “La niñera mágica”), y que aquí interpreta
con acierto a la abuela del relato. Shelley Conn, representando a la generación
intermedia, ha desarrollado su carrera sobre todo en el medio televisivo,
aunque ha participado también en la versión de Tim Burton de “Charlie y la
fábrica de chocolate”. La más joven es la actriz Shannon Tarbet (“Killing Eve”,
“Colette”). Las tres asumen la mayor parte del peso del relato y llevan la voz
cantante.
La
vertiente masculina corre a cargo de Rupert Penry-Jones (“Match Point”, “Las
cuatro plumas”, “Un pequeño caos”) y Bill Paterson (participante de la exitosa
serie “Fleabag” y de títulos como “Ricardo III”, “Sunshine” de István Szabó o “Miss
Potter”.
Trailer
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