La película “El dilema” (The Insider), dirigida por Michael Mann, cumple veinte años. Protagonizada por Al Pacino, Russell Crowe y Christopher Plummer, se estrenó el 28 de octubre de 1999 en una “premier” celebrada en Beverly Hills, para exhibirse posteriormente en las salas de proyección de todo el país el 5 de noviembre de dicho año.
Cuenta la historia de Jeffrey Wigand, científico y directivo de la famosa tabacalera norteamericana Brown & Williamson, que descubre el secreto mejor guardado por la industria del tabaco: las sustancias que crean adicción en los fumadores.
Lowell Bergman, productor televisivo, arriesga su carrera al invitar a su programa a Wigand, que ve cómo su vida se desmorona tras revelar la verdad a la opinión pública. Al final, nadie saldrá indemne de esa dura batalla.
El film obtuvo siete nominaciones al Oscar, incluyendo las de mejor película, director, actor y guion. Asimismo, consiguió cinco candidaturas a los Globos de Oro, entre ellos los de película y director. Para los premios BAFTA se nominó a Russell Crowe como mejor actor.
Se trata, sin ningún género de duda, de una de las mejores películas de esa década. Toda una lección de buen cine.
Los premios de la IFP (Independent Feature Project) son los primeros galardones de la temporada en hacer públicas sus candidaturas. En la presente edición, las cintas 'Marriage Story', 'The Farewell' y 'Uncut' Gems lideran las nominaciones, con tres cada una de ellas. Cabe indicar que de las últimas cinco ganadoras del Gotham, tres acabaron llevándose el Oscar a la mejor película: 'Moonlight', 'Spotlight' y 'Birdman'
LISTADO DE CANDIDATURAS
MEJOR PELÍCULA
The Farewell (A24)
Hustlers (STXfilms)
Marriage Story (Netflix)
Uncut Gems (A24)
Waves (A24)
MEJOR ACTOR
Willem Dafoe, The Lighthouse (A24)
Adam Driver, Marriage Story (Netflix)
Aldis Hodge, Clemency (NEON)
André Holland, High Flying Bird (Netflix)
Adam Sandler, Uncut Gems (A24)
MEJOR ACTRIZ
Awkwafina, The Farewell (A24)
Elisabeth Moss, Her Smell (Gunpowder & Sky)
Mary Kay Place, Diane (IFC Films)
Florence Pugh, Midsommar (A24)
Alfre Woodard, Clemency (NEON)
MEJOR DIRECTOR REVELACIÓN
Laure De Clermont-Tonnerre, The Mustang (Focus Features)
Kent Jones, Diane (IFC Films)
Joe Talbot, The Last Black Man in San Francisco (A24)
Con “Parásitos” nos hallamos ante una de las cintas más relevantes del presente 2019. A buen seguro integrará el listado de nominadas en esa nueva categoría creada por la Academia de Hollywood bajo la denominación “Mejor película internacional” (“Mejor película de habla no inglesa” hasta que el lenguaje de lo políticamente correcto decidiera intervenir) y la selección de cuantos certámenes reconozcan los trabajos más meritorios del presente curso cinematográfico. Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, se trata de una inteligente, entretenida, ácida y corrosiva visión de la sociedad actual. Una dolorosa y un tanto retorcida reflexión que no pasa desapercibida. Más allá del exotismo de la estética oriental y de una ambientación que resulta muy llamativa para los espectadores occidentales, cabe destacar su ágil ritmo narrativo y su incisiva habilidad para golpear las conciencias. Pese a su toque de comedia oscura, consigue arrancar algunas sonrisas que, por cómo transmite un relato que solo puede calificarse de inclasificable, derivarán en muecas petrificadas.
Su responsable, el director coreano Bong Joon Ho, se dio a conocer en España en 2003 gracias a sus tres premios en el Festival de Cine de San Sebastián con “Crónica de un asesino en serie”. Otros de sus títulos -como “The Host” o “Mother” (no confundir con el film de Darren Aronofsky protagonizado por Jennifer Lawrence y Javier Bardem)- ya evidenciaban su condición de cineasta no apto para todos los estómagos por su particular y algo estrafalaria forma de contar las historias, ese punto que genera la duda entre la genialidad o la excentricidad pasada de rosca. Sin embargo, con “Parásitos” no hay duda posible, pues es una obra propia de un artista en estado de gracia. Impactante, escabrosa, intrigante pero, sobre, todo amena y original.
Un hombre que no logra sacar a su familia de la pobreza subsiste a base de trapicheos y trabajos precarios en el moderno Seúl. Su suerte parece cambiar el día en el que su hijo logra que le recomienden para dar clases particulares de inglés en el domicilio de una familia acaudalada. Gracias a su ingenio, conseguirá ganarse poco a poco la confianza de la señora de la casa y, de ese modo, ir introduciendo al resto de los suyos en el desempeño de diversos trabajos del servicio doméstico. Será el comienzo de una relación interfamiliar que evolucionará para todos ellos de forma inesperada e incontrolada.
A ratos da la impresión de ser una comedia y a ratos, una muestra de suspense que atrapa al espectador en una locura tan irracional como creíble. Si el año pasado la cinta japonesa “Un asunto de familia” se reveló como un gran descubrimiento, ahora la sorpresa viene de Corea del Sur. Tal vez no resulte del agrado general pero, desde luego, no dejará indiferente a nadie debido a la sugestión que provoca su trama, a la par realista y surrealista. Una rareza asiática que evidencia la existencia en cinematografías lejanas de auténticas joyas a las que se debe prestar más atención. En demasiadas ocasiones, el cuasi monopolio económico de la industria norteamericana permite la llegada a la cartelera de verdaderos bodrios, mientras que otras propuestas innovadoras, arriesgadas y auténticas, o bien pasan desapercibidas o, simplemente, no llegan.
El reparto está formado por actores desconocidos para el gran público (quizá los seguidores de Bong Joon Ho reconozcan a Kang-ho Song, un habitual de su filmografía) y sus interpretaciones encajan a la perfección en el intrincado plan de los guionistas y en el sorprendente propósito del realizador.
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Datos del filme
Título original: Gisaengchung (Parasite)
Año: 2019
Duración: 132 min.
País: Corea del Sur
Dirección: Bong Joon-ho
Guion: Kim Dae-hwan, Bong Joon-ho, Jin Won Han
Música: Jaeil Jung
Fotografía: Kyung-Pyo Hong
Reparto: Song Kang-ho, Lee Seon-gyun, Jang Hye-jin, Cho Yeo-jeong,
El director Ang Lee nació en Taiwán el 23 de
octubre de 1954. Ganador de dos Oscar,
dos Globos de Oro y cuatro BAFTA, obtuvo gran éxito con su segunda película “El banquete de
boda” (1993), nominada a la estatuilla dorada al mejor film de habla no inglesa y acreedora del
Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín.Repitió candidatura en Hollywood en la misma categoría con “Comer, beber, amar” (1994).
Su salto a la industria occidental lo dio con su siguiente
trabajo, “Sentido y sensibilidad” (1995), que le reportó siete nominaciones a
los Oscar, incluyendo la de mejor película y alcanzando finalmente el galardón gracias a su guión. Después filmó “La tormenta de hielo” (1997) y “Cabalga con
el diablo” (1999).
Comenzó el nuevo milenio con el estreno de “Tigre y dragón” (2000), alzándose con cuatro de las diez estatuillas a las que optaba. El propio cineasta resultó galardonado con el Globo de Oro al mejor director. Posteriormente rodó “Hulk” (2003), y más tarde “Brokeback Mountain” (2005), que le supuso al fin la consecución del preciado premio de la Academia de Hollywood a la mejor
dirección.
Otra de sus obras más reconocidas y aplaudidas fue “Deseo,
peligro” (2007), León de Oro en el Festival de Cine de Venecia, si bien un nuevo Oscar le esperaba por “La vida de
Pi” (2012). Sus títulos más recientes son “Billy Lynn” (2016) y “Géminis”
(2019).
Otro ejemplo más de la deriva completamente desnortada de la productora Walt Disney Pictures es esta innecesaria e insulsa continuación de “Maléfica”, largometraje de 2014 que ya evidenciaba serias carencias, pero que en las taquillas internacionales superó los setecientos cincuenta millones de dólares de recaudación (“merchandising” aparte, por supuesto). Por tanto, era muy previsible que su secuela -hubiese algo que contar o no- no tardase en llegar a las salas de proyección. Si la inicial se basaba de forma moderna, libre y superficial en el cuento de Charles Perrault “La bella durmiente”, esta segunda carece de apoyo alguno a la hora de cimentar la trama. Me temo que a ello se debe que hayan apostado decididamente por centrarse en los efectos especiales, los decorados y el vestuario, igualmente modernos, libres y superficiales. En cualquier caso, cada plano se adorna con un colorido pomposo, una ambientación desmesurada y unos trucos visuales tan espectaculares como superfluos.
La debilidad del guion y la carencia absoluta de una historia mínimamente construida acarrean que la única baza con la que jugar sea la de la citada espectacularidad visual. Cierto que durante algunos minutos es posible dejarse llevar por su envoltorio llamativo, fantasioso y meramente sensorial. Sin embargo, a poco que avanza el metraje, la vacuidad de la propuesta queda patente. Diríase que se trata de una película para niños (razón por la que el público adulto no conectaría con ella), pero yo mismo me resisto a creer que pueda establecer tal conexión con ninguna generación o grupo social. A lo sumo servirá, o como mero pasatiempo o para dar buena cuenta de una bolsa de palomitas sin moverse de la butaca durante dos horas. Sea como fuere, olvidarán rápidamente una cinta que, más que buena o mala, es insustancial. Más que maléfica, es completamente anodina.
Dirige el noruego Joachim Rønning que, si bien cosechó cierta popularidad y crédito con su nominación al Oscar al mejor film de habla no inglesa por “Kon-Tiki”, se ha especializado después en secuelas y continuaciones tan olvidables como “Piratas del Caribe: La venganza de Salazar” o esta misma “Maléfica: Maestra del mal”. Aun así, reeditará sin duda el éxito de taquilla de su predecesora y a buen seguro se venderán de nuevo sus juguetes con cada menú infantil en los restaurantes de comida rápida. Es innegable que servirá para enriquecer a sus productores y para lanzar líneas de colonias o de ropa inspiradas en los personajes. En esa visión comercial que define al universo Disney se triunfará. Sin embargo, desde el punto de vista cinematográfico, aquí no hay nada que ver.
Capítulo aparte merece la actriz Angelina Jolie. Más allá de la primera impresión que generó en sus inicios profesionales allá por los años noventa (cuando, quizá por la novedad, por su belleza o por su marcada propensión a la provocación, llamaba la atención), basta contemplar sus interpretaciones para comprobar sus grandes limitaciones. Salvo contadas excepciones, aborda cualquier actuación, con independencia del personaje al que dé vida, con el mismo rictus facial. Dejando a un lado el discutible Oscar recibido dos décadas atrás por su papel en “Inocencia interrumpida” o de la mención de algún título meritorio, el conjunto de su carrera es una suma de idénticos recursos, gestos, miradas y expresiones, al margen del perfil interpretado o del género al que pertenezca. Por desgracia, “Maléfica: Maestra del mal” tampoco es una excepción. Resulta también tristísimo encontrar a un icono como Michelle Pfeiffer involucrada en este tipo de producciones. A diferencia de Jolie, Pfeiffer sí posee gran variedad de registros y cuenta con una filmografía plagada de excelentes trabajos de imprescindible visión. La Elvira de “El precio del poder” nada tiene que ver con la Madame de Tourvel de “Las amistades peligrosas”, ni con la Susie Diamond de “Los fabulosos Baker Boys” o la Ellen Olenska de “La edad de la inocencia”. ¿Será verdad que, al llegar a cierta edad, no existen propuestas interesantes para las veteranas de Hollywood? Eso no lo sé, pero sí sé que ella no se merecía un proyecto como este. Por su parte, la joven Elle Fanning continúa abriéndose camino con títulos como “Super 8”, de J.J. Abrams, “Mary Shelley”, de Haifaa Al-Mansour o “La seducción”, de Sofia Coppola. Bastante mejor opción que la de “Maléfica” es verla ahora en cartel con “Día de lluvia en Nueva York”, de Woody Allen.
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Datos del filme
Título original: Maleficent: Mistress of Evil
Año: 2019
Duración: 118 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Joachim Rønning
Guion: Linda Woolverton, Micah Fitzerman-Blue, Noah Harpster
Música: Geoff Zanelli
Fotografía: Henry Braham
Reparto: Angelina Jolie, Michelle Pfeiffer, Elle Fanning, Ed Skrein, Chiwetel Ejiofor, Juno Temple, Sam Riley
La Academia ha dado a conocer la lista oficial de las películas que compiten por el Oscar a la Mejor película internacional. Nueva denominación que ha decidido la Academia de Hollywood dar a lo que antes se conocía como Mejor película de habla no inglesa. La competición bate su propio récord al sumar 93 países que luchan por la estatuilla. Entre ellos, Ghana, Nigeria y Uzbekistán debutan en la competición por el Oscar.
Entre los candidatos más destacados figuran "Los miserables", por Francia; "Parasite", por Corea del Sur; y "Dolor y gloria", por España.
La relación completa es la siguiente:
Albania: The Delegation. Bujar Alimani, director
Alemania: System Crasher. Nora Fingscheidt, director
Arabia Saudí: The Perfect Candidate. Haifaa Al Mansour, directora
Argelia: Papicha. Mounia Meddour, directora
Argentina: La odisea de los giles. Sebastián Borensztein, director
Armenia: Lengthy Night. Edgar Baghdasaryan, director
Tim Robbins nació en California el 16 de octubre de 1958. Intérprete y director estadounidense, ganador del Oscar al mejor actor secundario por “Mystic River” (2003), se inició profesionalmente a comienzos de los años ochenta apareciendo en episodios de series como “Canción triste de Hill Street” o “Luz de luna”. Su primer papel en una película de cierta relevancia para el público fue el de “Top Gun” (1986), de Tony Scott y ese mismo año rodó “Howard... un nuevo héroe”, de Willard Huyck. Sin embargo, la fama le llegó gracias a “Los Búfalos de Durham” (1988), de Ron Shelton.
Su verdadero despunte se produjo en la década de los noventa, época a la que pertenecen las cintas “Fiebre salvaje” (1991), de Spike Lee, “El juego de Hollywood” (1992), de Robert Altman, “Ciudadano Bob Roberts” (1992) -su debut como realizador-, “Vidas cruzadas” (1993), de nuevo con Altman, “El gran salto” (1994), de los hermanos Coen, “Cadena perpetua” (1994), de Frank Darabont y “El genio del amor” (1994), de Fred Schepisi.
Ya en el nuevo milenio ha participado en “Mystic River” (2003), de Clint Eastwood (que le reportó la estatuilla dorada de Hollywood), “La guerra de los mundos” (2005), de Steven Spielberg y “La vida secreta de las palabras” (2005), de Isabel Coixet.
Además de “Ciudadano Bob Roberts”, ha dirigido “Pena de muerte” (1995) y “Abajo el telón” (1999).
Ayer sábado se dieron a conocer los galardones del Festival de Cine de Londres y las cintas representantes de Colombia y Senegal han resultado las grandes triunfadoras del certamen.
PALMARÉS
Mejor película: 'Monos', de Alejandro Landes
Mejor debut: 'Atlantics', de Mati Dio
Mejor documental: 'White Riot', de Rubika Shah
Mejor cortometraje: 'Fault Line', de Soheil Amirsharifi
Varios son los errores que puede cometer un espectador que decida ir a ver “Joker”. Tal vez compre su entrada de forma inocente pensando que se trata de una cinta de acción, o de una nueva adaptación del cómic, o de una película de superhéroes a la que llevar a los niños para que disfruten con las aventuras de Batman. Premisas todas ellas erróneas y que generarán más de una sorpresa a quien entre despistado y carente de adecuada información en la sala de proyección, pues en realidad va a asistir a un drama oscuro y deprimente sobre las más diversas desgracias humanas, tanto individuales como colectivas: la enfermedad mental, la soledad, la incomprensión, la inadaptación, la pobreza, el desempleo, la crueldad, la desigualdad y el odio, entre otras. Un tratado preciso y artísticamente brillante sobre la locura y sus consecuencias. Un meticuloso estudio, original y perturbador, sobre el mal y la violencia en sus diferentes variantes, desde la que merece el mayor de los reproches y la total asunción de culpa hasta la que se disculpa en atención a las condiciones y circunstancias de vida de quien la ejerce. En definitiva, un largometraje de nuestro tiempo, donde el pesimismo monopoliza cualquier previsión de futuro y el desánimo preside cualquier presente.
El director Todd Phillips, cuyo anterior trabajo, “Juego de armas”, llamó ya mi atención, firma su mejor obra hasta la fecha. Su visión cinematográfica resulta angustiosa y poderosa. Su narración bordea la genialidad. Su ritmo se amolda a las necesidades de la historia con una precisión matemática. Su creatividad e inventiva se sitúan por completo al servicio de una recreación desoladora de la realidad social e individual. A su lado, la percepción de la existencia que se transmite en “Alguien voló sobre el nido del cuco” se torna optimista y alegre. No obstante, refleja la atmósfera con una maestría casi imperceptible, a la vez sombría y colorista, trágica y divertida, desalentadora y revitalizadora. Somete al público a una mezcla de sensaciones que nacen de las contradicciones de este mundo. La película te golpea y acaricia al mismo tiempo. Tal vez el único punto débil del metraje radique en la presentación de una lucha de clases simplona. Por lo demás este viaje, tan amargo como verdadero, solo puede ser calificado de formidable.
Arthur Fleck, un hombre con graves problemas psiquiátricos, vive ignorado por la sociedad. Su máxima ilusión sería actuar como cómico para hacer reír a la gente, pero el destino es cruel y le recuerda constantemente la tragedia que ya ha vivido y la que le tocará vivir en el futuro. Ello derivará en una mutación interna que le llevará a utilizar el humor y el drama para ejercer un movimiento reivindicativo y revolucionario.
Aunque nos sitúa ante una adaptación de “Joker”, el popular personaje de DC Comics y archivillano de Batman, en realidad no deja de ser una apuesta libre y completamente desligada de las tramas del popular cómic. Es cierto que también se desarrolla en la ciudad de Gotham y que aparece fugazmente un niño llamado Bruce Wayne, pero ni hay lucha entre el bien y el mal ni se ve volar al popular Hombre Murciélago. Aquí el bien ha sido definitivamente vencido y solo queda intentar divertirse con la desolación que ha quedado después de la batalla.
Joaquin Phoenix merece un capítulo aparte. La seguridad de que recogerá el Oscar al mejor actor el 23 de febrero de 2020 es prácticamente absoluta. Dudo mucho que en la próxima edición de entrega de la estatuillas doradas de Hollywood se contemple una interpretación más portentosa y perfecta que la de su “Joker”, enfermo de risa y llanto. Cuando baila, cuando mata, cuando cuenta chistes, cuando pasea solitario imaginándose acompañado, cuando fuma compulsivamente, cuando se atormenta… En cualquier circunstancia, brilla y destaca sobremanera. A su lado, los demás integrantes del reparto quedan ensombrecidos, sea el archiconocido Robert de Niro o la desconocida Zazie Beetz.
Si bien la cinta ganó el León de Oro a la mejor película en el último Festival de Venecia, resulta difícil de imaginar que pudiera obtener este máximo galardón en otra época, pero es obvio que la más lúgubre bandera del descontento ondea a estas alturas del siglo XXI y, para esta generación "Joker" sea todo un símbolo.
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Datos del filme
Título original: Joker
Año: 2019
Duración: 121 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Todd Phillips
Guion: Todd Phillips, Scott Silver
Música: Hildur Guðnadóttir
Fotografía: Lawrence Sher
Reparto: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy
Se cumplen 25 años del estreno “Tres colores: Rojo” (Trois couleurs: Rouge), producción francesa coescrita, producida y dirigida por el polaco Krzysztof Kieślowski y protagonizada por los actores Irène Jacob y Jean-Louis Trintignant. Se trata de la culminación de la trilogía basada en la bandera francesa que examina los ideales de la Revolución Francesa, al mismo tiempo que en cada una de las cintas se va enfatizando uno de los colores con los que dichos ideales fueron simbolizados: el azul (libertad), el blanco (igualdad) y el rojo (fraternidad).
Cuenta la historia de Valentina, joven estudiante que se gana la vida como modelo y que casualmente rescata a un perro atropellado. La búsqueda de su dueño la conduce hasta un juez jubilado que posee con una extraña obsesión: escuchar las conversaciones telefónicas de sus vecinos. A Valentina le desagrada la conducta del hombre, pero no puede evitar ir a verlo.
El largometraje recibió tres nominaciones al Oscar: mejor fotografía, director (Krzysztof Kieslowski) y guión (Krzysztof Piesiewicz y Krzysztof Kieslowski), aunque no pudo optar a la estatuilla a mejor film de habla no inglesa. Aunque Suiza lo escogió como su representante para la ceremonia de entrega del famoso premio, la Academia de Hollywood lo descalificó por considerar que no cumplía con los requisitos para representar al país alpino. Sí fue, sin embargo, candidata al Globo de Oro y a cuatro BAFTA, entre ellos el de la actriz principal, Irène Jacob.
Con el paso del tiempo, el director Alejandro Amenábar ha variado notablemente su estilo cinematográfico. Sus inicios profesionales resultaron divertidos, originales, ágiles y perturbadores, con propuestas como “Tesis” o “Abre los ojos”. Sin embargo, sus últimos trabajos son dramas profundos y reflexivos, como “Mar adentro”, “Ágora” o, ahora mismo, “Mientras dure la guerra” (me salto el film “Regresión”, pues lo considero una desafortunada rareza). Quizá sea fruto de la edad, de lo que algunos consideran madurez o, simplemente, del derecho de un artista a cambiar y a no encasillarse. En cualquier caso, me cuesta reconocer en el Amenábar de hoy al Amenábar de ayer, lo que no desvirtúa el hecho de que se trata de un gran cineasta, un excelente contador visual de historias y uno de los más importantes realizadores de nuestro país.
En esta ocasión lidia con el complicado, espinoso y polémico tema de nuestra Guerra Civil y la visión de las “dos Españas”, intentando ser correcto, objetivo, fiel y honesto. Y, a mi modo de ver, creo que lo consigue. Sin embargo, no nos sitúa ante una valiosa experiencia cinematográfica, habida cuenta que su propósito (intuyo) no era tanto dar una lección de cine como de Historia. No consistía en entretener, sino en ilustrar. En consecuencia, relega buena parte de sus señas originarias de identidad con las que saltó a la fama en la década de los noventa para ponerse el traje de faena de un virtuoso docente despertador de conciencias. Su primer objetivo -rodar un largometraje bien ambientado, correctamente narrado, magníficamente interpretado y de notable solvencia técnica y artística- lo ha conseguido con cierta soltura. En cuanto al segundo -conseguir que el mensaje cale y despierte a millones de personas de su particular alienación política-, dudo que obtenga el éxito que persigue.
La escena en la que Unamuno y Vila, amigos íntimos, discuten toda una tarde a las afueras de Salamanca por sus desavenencias políticas, es fiel reflejo de la más enraizada esencia española. Si Karl Marx decía que la religión es el opio del pueblo, ahora parece que la droga que nubla la razón y el intelecto viene de las propias ideas políticas que, más que adeptos y convencidos por el razonamiento, recluta forofos y fanáticos desprovistos de criterio alguno y que tienden a defender lo que, en ausencia de dicha alienación, sería indefendible. La tendencia a ver en el bando rival los defectos y las atrocidades que nunca se reconocen en el propio, esa ley del embudo siempre permisiva con los afines, pero sumamente estricta y dura con los adversarios, esa absoluta falta de objetividad y de capacidad crítica para pensar y analizar, constituyen un pesado lastre que, por desgracia, continuamos arrastrando ochenta años después. Como decía James Joyce, “ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de tema”.
En el mes de julio de 1936, el célebre y aclamado escritor Miguel de Unamuno decide apoyar públicamente la sublevación militar, convencido de que pondrá orden en un país desorientado. Inmediatamente, el Gobierno republicano le destituye como rector de la Universidad de Salamanca. Paralelamente, el general Franco libra dos batallas, la del alzamiento militar en sí y la de su designación como Generalísimo y Jefe del Estado por el resto de los altos mandos del Ejército. A raíz de la sangrienta deriva del conflicto y del encarcelamiento de algunos de sus allegados, el intelectual vasco comienza a cuestionarse su postura inicial y a sopesar sus principios e ideales para, finalmente, enfrentarse a quienes había apoyado en un principio.
Tras un primer tramo más tímido y dubitativo, la película va tomando cuerpo a medida que avanza el metraje, hasta alcanzar una última parte de nivel sobresaliente. Cabe destacar la encomiable labor del equipo artístico. Excelente Karra Elejalde dando vida al personaje protagonista, don Miguel de Unamuno. Eficaz y efectivo Eduard Fernández como José Millán-Astray. Poderosa Patricia López Arnaiz en sus breves pero contundentes apariciones. En definitiva, una apuesta arriesgada y personal de Alejandro Amenábar, calificativos ambos que definen a los grandes directores de cine.
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Datos del filme:
Título original: Mientras dure la guerra
Año: 2019
Duración: 107 min.
País: España
Dirección: Alejandro Amenábar
Guion: Alejandro Amenábar, Alejandro Hernández
Música: Alejandro Amenábar
Fotografía: Alex Catalán
Reparto: Karra Elejalde, Eduard Fernández, Santi Prego, Patricia López, Inma Cuevas, Nathalie Poza, Luis Bermejo, Mireia Rey, Tito Valverde
El Festival de Cine de Londres (BFI London Film Festival)
presenta este miércoles su nuevo programa, con una destacada presencia femenina
y abundancia de filmes que ahondan en "asuntos sociales y políticos
urgentes", subrayó su directora Tricia Turtle.
La cartelera del prestigioso certamen cinematográfico, que
en su 63 edición se nutre de trabajos de 78 países, incluye entre sus diferentes secciones hasta 229 largometrajes.
Películas a competición
FANNY LYE DELIVER’D, de Thomas Clay
HONEY BOY, de Alma Har’el
LINGUA FRANCA, de Isabel Sandoval
LA LLORONA, de Jayro Bustamante
MOFFIE, de Oliver
Hermanus
MONOS, de Alejandro Landes
THE OTHER
LAMB, de Małgorzata Szumowska
THE PERFECT
CANDIDATE, de Haifaa Al Mansour
ROSE PLAYS
JULIE, de Christine Molloy and Joe Lawlor
SAINT MAUD,
de Rose Glass
Pases
especiales
THE
PERSONAL HISTORY OF DAVID COPPERFIELD, de Armando Iannucci
THE
IRISHMAN, de Martin Scorsese
KNIVES OUT,
de Rian Johnson
THE
AERONAUTS, de Tom Harper
A BEAUTIFUL
DAY IN THE NEIGHBORHOOD, de Marielle Heller
La actriz estadounidense Lorraine Bracco nació en Nueva York el 2 de octubre de 1954. Ha sido candidata al Oscar,, al Globo de Oro y al Emmy, y ganadora del Premio del Sindicato de Actores.
Debutó en el cine con la comedia francesa “Duos sur canapé”
(1979), de Marc Camoletti y, posteriormente, se estrenó en la industria cinematográfica norteamericana con la cinta “El cazachicas” (1987), otra comedia protagonizada por Molly
Ringwald, Robert Downey Jr. y Dennis Hopper. Pero su primer papel importante le
llegó con la película “La sombra del testigo” (1987), a las órdenes de Ridley Scott.
En 1990 recibió una nominación a la estatuilla dorada de Hollywood por su actuación en “Uno
de los nuestros”, de Martin Scorsese. En esa década vivió su mejor etapa profesional, participando en “Los últimos días del Edén” (1992), de John McTiernan, "Ellas
también se deprimen" (1993), de Gus Van Sant o “Diario de un rebelde” (1995), de
Scott Kalvert.
Más adelante dio el salto a la pequeña pantalla, cosechando un gran éxito gracias a la serie “Los Soprano” (1999-2007), que le reportó dos galardones del Sindicato de
Actores.