La capacidad del cineasta Steven Spielberg para narrar historias visualmente es innata y apabullante. Su estilo resulta plenamente reconocible y eficaz. La forma de colocar la cámara, el uso de la luz, el ritmo de las imágenes y la habilidad para potenciar al máximo cada secuencia le convierten en un maestro indiscutible de la cinematografía. No obstante, he de reconocer que comencé a ver “Ready Player One” con algún que otro reparo, persuadido de que la trama no iba a conectar conmigo y de que se trataba de un proyecto demasiado artificial, dirigido a un público al que se satisface con la mera acción y a base de efectos especiales. Pero, sin negar que tras la proyección me reafirmo en dichas apreciaciones, debo admitir que la propuesta me entretuvo y, además, me agradó. Porque ahí radica la diferencia entre situar tras la cámara a un responsable apto para sacar adelante un proyecto o contar con un profesional con mayúsculas, capaz de mejorar plano a plano las ideas aportadas por guionistas y productores.
“Ready Player One” supone una loa a la melancolía moderna, plena de referencias a clásicos del Séptimo Arte y de la cultura en general, pero envuelta, a su vez, en una estética futurista y sintética. El mismo Spielberg que me maravilló compaginando de una forma tan certera la ciencia ficción y la acción en “Minority Report” retoma su faceta de mago de la diversión para volver a demostrar que, con setenta y un años cumplidos, conserva sus eternas agilidad y creatividad. No obstante, en esta ocasión los personajes y el guion son más planos y simples, de modo que, pese a los intentos de distracción por parte del realizador con estridentes juegos de luces y colores, no puede evitar que eso se note, si bien no impide dejarse arrastrar con satisfacción por su oferta.
En el año 2045, mientras las grandes multinacionales se reparten enormes ganancias, el mundo se encuentra en una irreversible decadencia y la mayor parte de la población sobrevive en condiciones precarias. En ese escenario, un joven se aficiona a un videojuego de realidad virtual llamado OASIS, que le proporciona una vía de escape. El excéntrico y millonario creador de dicho entretenimiento es un apasionado de la década de los ochenta y, después de su fallecimiento, se anuncia públicamente que el juego contiene un particular tesoro y que aquella persona que lo encuentre heredará toda su fortuna. El joven Wade decidirá, como tantos otros, lanzarse a la búsqueda, resolviendo para ello una serie de pruebas cuyas claves se basan en la cultura ochentera.
Pese a no ser una de las obras más destacadas del cineasta de Ohio (circunstancia normal, habida cuenta su envidiable y sobresaliente currículum), consigue enganchar tanto a los espectadores más proclives a la nostalgia del pasado como a quienes aspiran a una evasión entretenida. Spielberg prácticamente logra hipnotizar con unos planos luminosos y un ritmo acelerado aunque, a mi juicio, la postiza creación del videojuego lastra en cierta medida el largometraje. Con todo, soy consciente de que para algunos esa perspectiva constituirá un aliciente y un mérito, aunque yo me inclino por los personajes de carne y hueso y por las realidades palpables. A ratos, esa recreación artificial evidencia las carencias de unos protagonistas escasamente interesantes pero, en cualquier caso, los defectos se diluyen dentro del notable espectáculo.
Encabeza el elenco el actor Tye Sheridan, desconocido para el gran público pero que cuenta con destacadas interpretaciones en títulos como “Mud”, junto a Matthew McConaughey. Le acompañan Olivia Cooke (“Ouija”) y Ben Mendelsohn (“Rogue One: Una historia de Star Wars”). Se comenta que los próximos proyectos del “maestro” serán un remake de “West Side Story” y una nueva entrega de Indiana Jones. En principio, ambos objetivos me parecen, como mínimo, discutibles. Ni creo que deba revisarse el clásico de Jerome Robbins y Robert Wise ni creo que deba estirarse más la saga del célebre arqueólogo. Sin embargo, y visto lo visto, continúa siendo obligatorio apostar por el talento de este artista indiscutible.
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Datos del film
Año: 2018
Duración: 140 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Steven Spielberg
Guion: Ernest Cline, Zak Penn (Novela: Ernest Cline)
Música: Alan Silvestri
Fotografía: Janusz Kaminski
Reparto: Tye Sheridan, Olivia Cooke, Ben Mendelsohn, Mark Rylance