El cineasta Derek Cianfrance llamó mi atención en 2010 gracias a la interesante cinta “Blue Valentine”. Contando con una pareja de notables actores -los ahora muy de moda Ryan Gosling y Michelle Williams, ambos nominados al Globo de Oro y ella, además, al Oscar- demostró su habilidad para abordar el drama desde una perspectiva tan incómoda como acertada. Sin duda se trata de su mejor obra hasta la fecha, figurando en las listas de películas independientes más sugestivas de la última década. Posteriormente, repitió con Gosling en “Cruce de caminos”, un largometraje bien narrado, con elementos desgarradores y cautivadores, y en el que nuevamente profundizaba en la tragedia y la mala suerte de unos personajes abocados al desastre. Ahora, como si pretendiera cerrar su particular trilogía sobre el infortunio y la desdicha, estrena “La luz entre los océanos” donde, con una estética más clásica y un ritmo mucho más pausado, describe las soledades, penurias y luchas interiores de unos seres marcados por la desgracia.
Basada en la novela homónima de M.L. Stedman, cuenta la historia de un matrimonio que vive aislado en el faro de una lejana isla de Australia. El marido soporta los terribles y todavía recientes recuerdos de la II Guerra Mundial, mientras que la esposa padece el dolor de haber sufrido varios abortos recurrentes. Sus vidas cambian radicalmente cuando, en la orilla del mar, aparece un bote en cuyo interior se encuentran un hombre muerto y una niña recién nacida. Deciden entonces enterrar el cuerpo del adulto y apropiarse del bebé pero, cuando su suerte parecía haber cambiado definitivamente, conocen a la madre de la criatura, desolada a causa de la desaparición de su familia tras un naufragio.
Como bazas a favor, el film cuenta con una correcta ambientación, unas acertadas interpretaciones y una sobria dirección. Sin embargo, dicha sobriedad termina derivando en cierto tedio a medida que avanza el excesivo metraje. Su elegante y cuidado inicio necesitaría de un ritmo superior o, en su defecto, de un guion que fuera consolidándose con el transcurso de los minutos. El encanto de sus evocadores paisaje y el magnetismo de la pareja protagonista no bastan para que recaiga sobre ellos todo el peso de las más de dos horas de proyección. Además, la carga dramática resulta desmedida y ni se encauza a través de ingeniosos diálogos ni se combina con algunas pinceladas cómicas o entretenidas, por lo que esa pura desolación al cien por cien acaba por saturar a los espectadores.
Es verdad que algunas hipnóticas secuencias desarrolladas en sugerentes escenarios naturales poseen una carga de profundidad incuestionable.
Pero es una lástima que la dosis de sufrimiento sea tan desmedida y que el tono se mantenga monótono, lento y agónico hasta el punto de desesperar al público, aunque ello no impida reconocer el mérito de las actuaciones de los intérpretes de primera fila que integran el elenco. Michael Fassbender es, a día de hoy uno de los más versátiles y efectivos actores del panorama cinematográfico, con una calidad profesional y una capacidad para transmitir emociones fuera de toda duda. Sus trabajos en “Jane Eyre” (en versión de Cary Fukunaga), “Shame”, “Un método peligroso”, “Prometheus”, “12 años de esclavitud”, “Macbeth” (de Justin Kurzel) o “Steve Jobs” suponen auténticas lecciones de buen hacer delante de una cámara. Constituye un lujo para cualquier reparto. Le acompañan en el apartado femenino Alicia Vikander (Oscar por “La chica danesa” y con apariciones en “Ex Machina” y “Jason Bourne”) y Rachel Weisz (ganadora también de la estatuilla dorada por “El jardinero fiel” y vista en “Ágora” o “Un niño grande”). Un acierto pleno de trío.
Trailer en castellano
Trailer en versión original
Datos del film
Título original: The Light Between Oceans.
Dirección: Derek Cianfrance.
País: USA. Año: 2016. Género: Drama.
Reparto: Alicia Vikander, Michael Fassbender, Rachel Weisz.
Guion: Derek Cianfrance; basado en la novela de M.L. Stedman.
Música: Alexandre Desplat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario