Denis Villeneuve comienza a hacerse un hueco entre los aficionados al “thriller”. En apenas cuatro años ha rodado tres largometrajes que sorprenden por su originalidad y su combinación casi perfecta del drama y la intriga, dotando a su trabajo de una verosimilitud que suele estar ausente en muchas de las cintas de este género. Logró que “Incendies” fuese nominada al Oscar y al BAFTA en la categoría de mejor film de habla no inglesa. “Prisioneros”, estrenada hace algunos meses en España, también obtuvo alguna candidatura a los premios de la Academia de Hollywood (en concreto, la de mejor fotografía), y ayudó a que el nombre del realizador canadiense empezara a sonar con fuerza dentro de la gran industria, dejando de ser un desconocido para los espectadores proclives a las emociones intensas. En todo caso, su concepto de tensión y su estilo de filmar escenas de acción son muy distintos al de la mayoría de sus colegas. No recurre a grandes persecuciones ni a espectaculares efectos especiales. Marca la diferencia al conseguir que los personajes sean los verdaderos protagonistas de las tramas y que de ellos nazca la angustia necesaria para llegar al público.
Con “Enemy” da otra vuelta de tuerca a su peculiar universo cinematográfico, ofreciéndonos una paranoia de visión muy compleja. Cuenta la historia de un inestable profesor universitario que descubre la existencia de un actor idéntico a él. Descolocado ante tal circunstancia, decide conocer a su doble, internándose en una espiral obsesiva y agobiante que, además de perjudicar a ambos, afectará también a sus respectivas parejas. La cinta está basada en la novela del Premio Nobel de Literatura José Saramago “El hombre duplicado”. No he leído el libro del célebre escritor portugués, de manera que ignoro hasta qué punto su adaptación es fiel a la obra literaria. Lo que sí resulta evidente es que el cineasta disfruta traduciendo a imágenes la locura y la obsesión de unos protagonistas arrastrados por una situación desesperante y surrealista.
Por todo ello, los espectadores disfrutarán con esta propuesta en la medida en que conecten con el laberinto mental en el que les quiere introducir Villeneuve y con la psicosis filmada con mano analítica. Si no se logra esa conexión es posible que el metraje les resulte largo, la trama incompresible y el planteamiento algo pedante. En mi caso, sin incluirla entre las mejores muestras del género, aprecio la capacidad de innovar, el valor de arriesgar y la alternativa que ofrece. En parte, me sentí atrapado por la desdichas que refleja, si bien no mantiene el mismo nivel de tensión durante toda la proyección. Pero creo que podemos estar ante un alumno aventajado de David Fincher, aunque le quede mucho para alcanzar la categoría del maestro.
El elenco de actores es acertado y desempeña una buena labor. Jake Gyllenhaal ya demostró su versatilidad y eficacia en la sobresaliente “Zodiac” o en la notable “Prisioneros”. También resaltó en “Brokeback Mountain” o “Brothers”. Los proyectos en los que interviene mejoran gracias a su aportación, por lo que vale la pena seguir sus pasos profesionales. La actriz francesa Melanie Laurent y la canadiense Sarah Gadon completan el reparto con unas actuaciones muy correctas. La primera colaboró en “Ahora me ves” y en “Malditos bastardos”. A la segunda pudimos verla en “Un método peligroso” de David Cronenberg y próximamente aparecerá en las nuevas aventuras de Spiderman.
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Datos del film
Dirección: Denis Villeneuve.
Países: Canadá y España. Año: 2013. Duración: 95 min. Género: Thriller.
Interpretación: Jake Gyllenhaal (Adam / Anthony), Mélanie Laurent (Mary), Isabella Rossellini (Caroline), Sarah Gadon (Helen).
Guion: Javier Gullón, basado en la novela “El hombre duplicado”, de José Saramago.
Producción: Niv Fichman y Miguel A. Faura.
Música: Danny Bensi y Saunder Jurrians.
Fotografía: Nicolás Bolduc.
Montaje: Matt Hannam.
Diseño de producción: Patrice Vermette.
Vestuario: Reneé April.