viernes, 4 de diciembre de 2009

PARAMORMAL ACTIVITY

En ocasiones resulta frecuente hablar de las recaudaciones de las películas pero no lo es tanto analizar esos datos desde el punto de vista de su rentabilidad, aunque lo normal es que las cintas que al finalizar cada año ocupan los primeros puestos en atención a sus ingresos en taquilla sean, a su vez, las que han recibido una mayor inversión por parte de los productores. En algunos casos se produce el milagro y con la mínima inversión se consigue la máxima recaudación. Un ejemplo muy conocido lo constituye Rocky (1976) que, con un gasto de apenas un millón de dólares, obtuvo más de cien sólo en el mercado norteamericano, logrando además el Oscar a la mejor película. Aún más significativo resultó el fenómeno de Star Wars un año después, ya que dio origen a una saga que, de once millones dólares iniciales, terminó recaudando ochocientos millones a nivel internacional por el concepto de ingresos directos en taquilla.
Cuando esa rentabilidad desorbitada se produce incluso fuera de la propia industria, es decir, cuando parte de personas amateurs que alcanzar gran éxito y repercusión mediática fuera de las productoras, todavía resulta más inusual. En el año 1999 El proyecto de la bruja de Blair recaudó doscientos cincuenta millones de dólares tras una inversión previa de apenas sesenta mil gracias a una realización poco convencional fruto del talento de uno jóvenes aficionados que se lanzaron a la aventura de hacer cine. Ahora se repite la misma historia con esta Paranormal Activity, acreedora del presupuesto posiblemente más bajo de un estreno mundial exhibido en miles de salas, concretamente quince mil dólares que se han transformado en más de cien millones tras su paso por las salas de proyección estadounidenses. Para entender esta situación resulta imprescindible valorar la tremenda influencia que tiene Internet hoy en día para la divulgación y promoción de cualquier creación artística. En realidad, el film se rodó hace dos años a lo largo de una semana y en un plató que era la propia casa de su director. El resultado comenzó a difundirse a través de la red y, sin ninguna explicación aparente, la página web de la película recibió más de un millón de visitas. A partir de ese momento, las grandes productoras comenzaron a barajar la posibilidad de trasladar a la gran pantalla un producto que, en circunstancias normales, ni siquiera hubiese tenido posibilidades de editarse directamente en formato DVD.
Paranormal Activity es terror en sentido estricto. Una pareja se muda a una casa habitada supuestamente por una presencia que les impide dormir por las noches, así que el protagonista compra una cámara de video para grabar lo que ocurre en la oscuridad. La evidente falta de calidad técnica y artística se solventa merced a la facilidad de cierto público para sugestionarse con el horror reflejado en las imágenes. Todo ello, unido a la repercusión mediática de un fenómeno incontrolado transmitido al margen de las grandes campañas de publicidad, es lo explica un resultado tan sorprendente. Indiscutiblemente, nos hallamos ante un fenómeno más sociológico que cinematográfico. Se trata del debut de su realizador Oren Peli quien, además, ejerce las funciones de productor, guionista, montador y director de casting y cuyo éxito le ha abierto de par en par las puertas de la industria del cine. Ya prepara para 2010 su segundo trabajo con el título provisional de Área 51. Habrá que esperar prudentemente para saber si su destino será el mismo que el de los responsables de El proyecto de la bruja de Blair que, tras su inesperado bombazo, cayeron en el olvido y desaparecieron de la escena profesional tan fugazmente como llegaron a ella.

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