La guionista, realizadora y productora estadounidense Nancy Meyers ha dedicado la práctica totalidad de su carrera profesional a la comedia. El guión de La recluta Benjamín constituyó, en el año 1980, su debut cinematográfico, logrando con este trabajo su, hasta el momento, única nominación al Oscar en la categoría de mejor guión original. El film obtuvo además otras dos candidaturas a mejor actriz principal -Goldie Hawn- y mejor actriz secundaria -Eileen Brennan-. Su éxito fue de tal magnitud que se reconvirtió en serie de televisión y colocó a la cineasta de Pennsylvania en una cómoda posición dentro de la industria de Hollywood. Con el paso del tiempo sus guiones mostraron una pérdida de brillantez y frescura que quedó patente en cintas tan prescindibles como Jumpin´Jack Flash, protagonizada por Whoopi Goldberg o el último remake de El padre de la novia y su consiguiente secuela, en ambos casos con el popular cómico Steve Martin al frente del reparto. El salto de Meyers a la dirección, sin perder nunca de vista su género de referencia, dio como resultado el rodaje de una lista de largometrajes como la nueva versión de Tú a Londres y yo a California, con Lindsay Lohan, En qué piensan las mujeres, con Mel Gibson o Cuando menos te lo esperas, con la pareja formada por Jack Nicholson y Diane Keaton. Más afortunada resultó su incursión en la romántica Vacaciones, cuyo trío estelar lo componían Jude Law, Cameron Díaz y Kate Winslet.
Ahora presenta su proyecto más reciente, No es tan fácil, insistiendo en la misma fórmula ya utilizada en el resto de su filmografía y que es indicativa de una cierta mediocridad de la actual comedia norteamericana. Quedan muy lejos aquellos días en los que Frank Capra, George Cukor, Billy Wilder o Woody Allen eran los reyes de un género que, hoy por hoy, mantiene parte de la dignidad gracias al cine de animación (muy particularmente el producido en la factoría Pixar) y a determinadas genialidades de realizadores como Alexander Payne. A pesar de todo, en la reciente proclamación de candidaturas a los Globos de Oro, No es tan fácil se ha hecho acreedora de tres nominaciones, en concreto a mejor film de comedia, a mejor actriz -Meryl Streep- y a mejor guión -para la propia Nancy Meyers-, lo que pone de manifiesto esa comentada falta de nivel.
El film muestra las desventuras de Jane, una mujer divorciada, madre de tres hijos mayores de edad y propietaria de una panadería. En la ceremonia de graduación universitaria de uno de esos hijos coincide con su ex marido quien, por cierto, mantiene una relación sentimental con otra mujer mucho más joven que él. Ese reencuentro provoca que retomen una historia en principio zanjada que hace que Jane pase de mujer abandonada a amante de su ex marido. Teniendo en cuenta que, a su vez, ella tiene como pretendiente a un arquitecto que está remodelando su vivienda, se forman varios triángulos amorosos que sirven de base a una sucesión de situaciones cómicas. Estrenada simultáneamente en Estados Unidos y en España, ha logrado en su primer fin de semana de exhibición en Norteamérica una recaudación que ronda los veinte millones de dólares, así como el cuarto puesto en el ranking de taquilla.
Junto a la siempre perfecta Meryl Streep –cuya mera presencia tendría que ser motivo suficiente para acudir a las salas de proyección- actúan el anteriormente citado Steve Martin, visto recientemente en las dos últimas entregas de La pantera rosa y en Doce en casa y su continuación (Doce fuera de casa) y Alec Baldwin, actor bastante irregular que, pese a esta consideración, puede presumir de meritorias interpretaciones en algunos títulos tan notables como La caza del Octubre rojo, Infiltrados o El buen pastor.
Ahora presenta su proyecto más reciente, No es tan fácil, insistiendo en la misma fórmula ya utilizada en el resto de su filmografía y que es indicativa de una cierta mediocridad de la actual comedia norteamericana. Quedan muy lejos aquellos días en los que Frank Capra, George Cukor, Billy Wilder o Woody Allen eran los reyes de un género que, hoy por hoy, mantiene parte de la dignidad gracias al cine de animación (muy particularmente el producido en la factoría Pixar) y a determinadas genialidades de realizadores como Alexander Payne. A pesar de todo, en la reciente proclamación de candidaturas a los Globos de Oro, No es tan fácil se ha hecho acreedora de tres nominaciones, en concreto a mejor film de comedia, a mejor actriz -Meryl Streep- y a mejor guión -para la propia Nancy Meyers-, lo que pone de manifiesto esa comentada falta de nivel.
El film muestra las desventuras de Jane, una mujer divorciada, madre de tres hijos mayores de edad y propietaria de una panadería. En la ceremonia de graduación universitaria de uno de esos hijos coincide con su ex marido quien, por cierto, mantiene una relación sentimental con otra mujer mucho más joven que él. Ese reencuentro provoca que retomen una historia en principio zanjada que hace que Jane pase de mujer abandonada a amante de su ex marido. Teniendo en cuenta que, a su vez, ella tiene como pretendiente a un arquitecto que está remodelando su vivienda, se forman varios triángulos amorosos que sirven de base a una sucesión de situaciones cómicas. Estrenada simultáneamente en Estados Unidos y en España, ha logrado en su primer fin de semana de exhibición en Norteamérica una recaudación que ronda los veinte millones de dólares, así como el cuarto puesto en el ranking de taquilla.
Junto a la siempre perfecta Meryl Streep –cuya mera presencia tendría que ser motivo suficiente para acudir a las salas de proyección- actúan el anteriormente citado Steve Martin, visto recientemente en las dos últimas entregas de La pantera rosa y en Doce en casa y su continuación (Doce fuera de casa) y Alec Baldwin, actor bastante irregular que, pese a esta consideración, puede presumir de meritorias interpretaciones en algunos títulos tan notables como La caza del Octubre rojo, Infiltrados o El buen pastor.