Ken Kwapis es un realizador norteamericano que ha centrado la mayor parte de su carrera profesional en el medio televisivo pero, a pesar de haber dirigido un par de episodios de la exitosa serie Urgencias y ser el responsable de una docena de capítulos del show del recientemente fallecido cómico Bernie Mac, su trabajo ha pasado completamente desapercibido en el continente europeo. En cuanto a su trayectoria cinematográfica, obtuvo un relativo éxito en el año 1991 con la película Él dice, ella dice, donde compartía labores de dirección con la realizadora Marisa Silver. Se trataba de una comedia romántica protagonizada por Kevin Bacon, Elizabeth Perkins y Sharon Stone que cumplía la misión de entretener a los incondicionales del género pero, desde entonces, nada ha destacado especialmente en su filmografía. De hecho, lo último que pasó por la gran pantalla fue una espantosa comedia que llevaba por título Hasta que el cura nos separe, con un desafortunado Robin Williams en pleno desenfreno interpretativo. Ahora presenta su último proyecto, que ha sido traducido en España como Qué les pasa a los hombres pese a que su título original es He´s just not that into you.
Aunque resulte inverosímil, existen diversas conexiones entre el mundo de las finanzas y de las teorías económicas y el mundo del amor y de las relaciones sentimentales. Es conocida la teoría de Xiang Lin Li (David Li cuando se trasladó a Wall Street y cambió su nombre), quien aplicó el “síndrome del corazón roto” a las altas esferas financieras. Dicha teoría se basa en la idea de que, cuando en una pareja de enamorados uno de ellos fallece, el otro tiene una elevada probabilidad de morir en los meses siguientes. Esta regla, que se explica con casos como el del cantante Johnny Cash, muerto pocas semanas después que su adorada esposa June Carter a causa del dolor que le produjo su pérdida, se aplicó en el corazón económico de la Gran Manzana con gran éxito durante muchos años.
Otra teoría muy popular en Economía es la del “second best” que, trasladada al ámbito sentimental, significa básicamente que cualquier persona, ante la posibilidad de no poder alcanzar el amor verdadero, opta por soluciones más mediocres del estilo: “si no consigo a quien realmente quiero, me conformo con alguien que, al menos, sí me quiere a mí” o “si no logro triunfar en mis expectativas sentimentales, me uno a una persona que se quiera casar conmigo y, como mínimo, garantizo el enlace”.
Qué les pasa a los hombres es un tratado cinematográfico sobre el “second best” aplicado al amor, un amor que nunca será realmente amor. Por desgracia, el principal problema del film estriba en una sobredosis de estereotipos que le restan credibilidad. Todas y cada una de las mujeres del reparto cambian de compañero, no en función de sus sentimientos, sino de su objetivo final: casarse y lograr una estabilidad emocional. Por el contrario, los hombres de esta historia son enemigos del compromiso que se casan sólo ante un ultimátum y que desean acumular conquistas como los cazadores que coleccionan las piezas que abaten con el único propósito de presumir. Ante tan manido cliché, la sensación que se produce es la de enfrentarse a un guión bastante deficiente.
No obstante, se le deben reconocer algunos momentos muy divertidos y más de un diálogo brillante que, con seguridad, harán las delicias de los aficionados a este tipo de cine. Por lo que al casting se refiere, sobresalen la siempre versátil Jennifer Connelly y la cada vez más mediática Scarlett Johansson, acompañadas de rostros tan populares como los de Ben Affleck, Kris Kristofferson o Drew Barrymore.
Aunque resulte inverosímil, existen diversas conexiones entre el mundo de las finanzas y de las teorías económicas y el mundo del amor y de las relaciones sentimentales. Es conocida la teoría de Xiang Lin Li (David Li cuando se trasladó a Wall Street y cambió su nombre), quien aplicó el “síndrome del corazón roto” a las altas esferas financieras. Dicha teoría se basa en la idea de que, cuando en una pareja de enamorados uno de ellos fallece, el otro tiene una elevada probabilidad de morir en los meses siguientes. Esta regla, que se explica con casos como el del cantante Johnny Cash, muerto pocas semanas después que su adorada esposa June Carter a causa del dolor que le produjo su pérdida, se aplicó en el corazón económico de la Gran Manzana con gran éxito durante muchos años.
Otra teoría muy popular en Economía es la del “second best” que, trasladada al ámbito sentimental, significa básicamente que cualquier persona, ante la posibilidad de no poder alcanzar el amor verdadero, opta por soluciones más mediocres del estilo: “si no consigo a quien realmente quiero, me conformo con alguien que, al menos, sí me quiere a mí” o “si no logro triunfar en mis expectativas sentimentales, me uno a una persona que se quiera casar conmigo y, como mínimo, garantizo el enlace”.
Qué les pasa a los hombres es un tratado cinematográfico sobre el “second best” aplicado al amor, un amor que nunca será realmente amor. Por desgracia, el principal problema del film estriba en una sobredosis de estereotipos que le restan credibilidad. Todas y cada una de las mujeres del reparto cambian de compañero, no en función de sus sentimientos, sino de su objetivo final: casarse y lograr una estabilidad emocional. Por el contrario, los hombres de esta historia son enemigos del compromiso que se casan sólo ante un ultimátum y que desean acumular conquistas como los cazadores que coleccionan las piezas que abaten con el único propósito de presumir. Ante tan manido cliché, la sensación que se produce es la de enfrentarse a un guión bastante deficiente.
No obstante, se le deben reconocer algunos momentos muy divertidos y más de un diálogo brillante que, con seguridad, harán las delicias de los aficionados a este tipo de cine. Por lo que al casting se refiere, sobresalen la siempre versátil Jennifer Connelly y la cada vez más mediática Scarlett Johansson, acompañadas de rostros tan populares como los de Ben Affleck, Kris Kristofferson o Drew Barrymore.
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