viernes, 27 de marzo de 2009

LOS ABRAZOS ROTOS

La figura de Pedro Almodóvar se alza como un referente indiscutible de la industria del cine español de las dos últimas décadas. Más allá de premios y reconocimientos –desde dos Oscar al mejor guión por Hable con ella y al mejor film de habla no inglesa por Todo sobre mi madre hasta dos Goya al mejor director-, el realizador manchego se ha convertido en un icono cultural. Su estilo cinematográfico transgresor, muy influenciado por la denominada “movida madrileña”, comenzó siendo reflejo de una visión muy peculiar de la realidad social española, curiosa combinación entre sexo y comedia. Sus primeras películas captaron rápidamente la atención de un público muy numeroso atraído por su particular forma de rodar. Sin embargo, a partir de mediados de los noventa, se inició una evolución en su filmografía que se tradujo en un acercamiento al drama a través de interesantes historias que, aunque conservaban ciertas dosis de comicidad, derivaban en tragedias desgarradoras. Como frutos de esa nueva etapa sobresalen sus éxitos a nivel internacional Todo sobre mi madre y, sobre todo, Hable con ella, en mi opinión su mejor trabajo.
Ahora estrena Los abrazos rotos, largometraje rodado en parte en la isla de Lanzarote, en cuyos paisajes se desarrollan varias escenas. Narra las vicisitudes de un cineasta que, a consecuencia de un accidente, se queda ciego y, simultáneamente, pierde al amor de su vida. Después del siniestro decide esconderse tras un antiguo seudónimo con el que escribía guiones, renunciando a utilizar su verdadero nombre. En esa tesitura debe cuidar al hijo de su habitual directora de producción y la relación que se entabla entre ambos sirve para mostrar el pasado del protagonista por medio de continuos flasblacks.
De la impresión de que Pedro Almodóvar tocó techo con Hable con ella y que, a posteriori, padece una cierta decadencia artística. Ya La mala educación pecó de ser un proyecto que no lograba avanzar en aquella progresión dramática que había comenzado diez años antes y tampoco eliminaba el lastre de las reminiscencias más tópicas de sus primeros proyectos. Con Los abrazos rotos trata de ofrecer una compleja lucha al intentar transmitir una tragedia sentimental salpicada de puntuales toques cómicos mediante la aparición de pequeños cameos de sus actrices más emblemáticas como Chus Lampreave o Rossy de Palma y, lamentablemente, no siempre funciona. Aunque se mantienen las principales señas de identidad de la factoría del realizador –la intensidad del drama, las apasionadas relaciones sentimentales, la utilización especial de los colores en la labor de fotografía- no presenta muchos más argumentos para satisfacer a sus numerosos fieles y los más objetivos llegarán a la conclusión de no hallarse ante una de sus mejores obras.
El grueso del equipo artístico repite a las órdenes del manchego, desde Penélope Cruz, reciente ganadora del Oscar a la mejor actriz secundaria por Vicky Cristina Barcelona y a quien dirigió en Carne trémula y en Volver, a Lluis Homar -La mala educación-, pasando por Blanca Portillo y Lola Dueñas –también integrantes de Volver-. En cuanto al equipo técnico, se rodea una vez más de sus habituales colaboradores: la directora de producción Esther García, el director de fotografía Javier Aguirresarobe y el compositor Alberto Iglesias.

viernes, 20 de marzo de 2009

A CIEGAS

El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura, publicó en el año 1995 su novela Ensayo sobre la ceguera, donde narraba cómo una extraña epidemia se extendía incomprensiblemente y dejaba sin visión a muchos ciudadanos cuyos gobernantes abandonaban a su suerte en centros custodiados militarmente ante lo que consideraban un riesgo de contagio generalizado. La trama servía al novelista como vehículo para reflexionar sobre la crueldad de las sociedades actuales. Para su previsible adaptación a la pantalla grande el elegido fue Fernando Meirelles, director brasileño en cuya filmografía figuran las interesantísimas Ciudad de Dios –por la que fue nominado al Oscar al mejor director- y El jardinero fiel. Parecía el realizador más adecuado, ya que en sus trabajos anteriores había bordado la difícil combinación narrativa entre desesperación, tristeza e intensidad.
Sin embargo, es obvio que, en esta ocasión, el resultado no ha respondido a las expectativas creadas. De entrada, la estética visual resulta pesada. Con el fin de pretender contagiar la ceguera de los protagonistas, se utiliza un tipo de fotografía inusualmente luminosa que termina por producir un efecto no deseado debido a su reiteración. Aunque logra transmitir claramente el desasosiego y la desesperación de su trasfondo, también provoca un cierto hastío que merma el interés de la proyección. Es verdad que consigue comunicar el mensaje del libro: estamos ante una sociedad en muchas ocasiones al borde de la locura. Pero, si ése era el fin último, dos horas de metraje se antojan excesivas. La propuesta funciona mejor como ensayo literario o filosófico que como entretenimiento cinematográfico, una vía donde tropieza con numerosos inconvenientes.
Ello explica sus resultados en taquilla, muy por debajo de los anteriores proyectos de Meirelles y alejados igualmente de la repercusión levantada ante la adaptación de la famosa novela de Saramago. Su presupuesto de veinticinco millones de dólares no ha sido cubierto con una recaudación de tan sólo dieciocho, de ellos más de la mitad en países de habla portuguesa, en correspondencia a la nacionalidad común de autor y realizador. De hecho, su escasa rentabilidad ha supuesto un lastre para la comercialización del film, que se ha estrenado con retraso en varios países, entre ellos España.
En lo referente al equipo artístico, su elección es muy acertada. Mark Ruffalo, actor muy solicitado en los últimos tiempos, brilló con su interpretación en la magnífica cinta de suspense Zodiac. También participó con un papel protagonista en la interesante cinta Mi vida sin mí, a las órdenes de la española Isabel Coixet. Por su parte, la solvente actriz Julianne Moore goza en la actualidad de una de las trayectorias profesionales más interesantes. Sus destacadas interpretaciones en Las horas, Lejos del cielo o Magnolia así lo acreditan. Les acompaña desempeñando un papel más secundario el veterano Danny Glover, popular gracias a la saga de Arma letal y que ha intervenido en títulos notables como El color púrpura y Silverado.

jueves, 12 de marzo de 2009

WATCHMEN

Los británicos Alan Moore y Dave Gibbons son los creadores del cómic Watchmen que comenzó a comercializarse por la Editorial DC a mediados de los años ochenta. En poco tiempo se convirtió en un serial de culto para los aficionados a los tebeos y, de hecho, esta obra ha logrado captar la atención del ámbito de la literatura en general, recibiendo por este motivo el premio Hugo, prestigioso galardón literario relativo al género fantástico y de ciencia ficción denominado así en honor de Hugo Gernsback, fundador de la revista Amazing Stories. Llegó incluso a aparecer en la lista de las cien mejores novelas escritas en inglés desde el año 1923 que el semanario Time publicó en 2005. Si a todo lo anterior sumamos el enorme éxito de otras adaptaciones cinematográficas recientes, es evidente que su traslado a la gran pantalla era cuestión de tiempo.
El encargado de dirigir la película es Zack Zinder, calificado como el visionario realizador de 300, cinta que narra la histórica batalla de las Termópilas en la que apenas trescientos espartanos se enfrentaron a más de doscientos mil persas. Uno de sus guionistas es David Hayter, quien ya participó en el guión de las dos primeras entregas de X Men y en El rey Escorpión. Nos hallamos, pues, ante experimentados profesionales que ya han triunfado con las aventuras y la ciencia-ficción. La historia se desarrolla en 1985 en un contexto prebélico entre Estados Unidos y la Unión Soviética y expone cómo un grupo de superhéroes dotados de distintos poderes se camuflan entre la población y de qué modo el asesinato de uno de ellos alerta a los demás y les sitúa en la pista de una conspiración mundial.
Se parte de un material muy interesante y que genera una gran expectación. Por ello, tras una gran inversión económica y promocional, su estreno internacional el pasado fin de semana ha obtenido unos considerables ingresos en taquilla, superiores a los 80 millones de dólares. En cualquier caso, no se puede afirmar que, pese a la movilización en masa del público, los espectadores abandonen la sala plenamente satisfechos con lo que han visto.
De entrada, hay que dejar muy claro que no se trata de un largometraje para niños. No aparece ningún Superman o Spiderman con cuyas aventuras disfrutan los más pequeños de las casas. Watchmen está calificada para mayores de dieciocho años aunque, por desgracia, los adultos no suelen hacer caso de estas convenientes recomendaciones, a juzgar por la gran cantidad de niños que acudían a la proyección pese a tratarse de un film extraordinariamente violento. El estilo que preside el rodaje se regodea en una sucesión de escenas agresivas que, unidas a una estética a medio camino entre el videoclip musical y el cómic para adultos, lo convierten en un producto para agradar a un perfil muy concreto de espectador. Además, la larga duración juega en su contra a causa de sus excesivas reiteraciones y de un lenguaje demasiado pedante.
Finalmente, merece la pena destacar dentro de un reparto con caras mayoritariamente desconocidas al actor estadounidense Billy Crudup - El buen pastor, Misión imposible III, Casi famosos- y a la cada vez más solicitada actriz sueca Malin Akerman - 27 vestidos-.

viernes, 6 de marzo de 2009

LA PANTERA ROSA 2

El ya fallecido director norteamericano Blake Edwards (ganador de un Oscar honorífico en el año 2004) estrenó a lo largo de su extensa carrera profesional hasta siete largometrajes en cuyos títulos figuraba el personaje de la Pantera Rosa, si bien el verdadero protagonista de los mismos era el peculiar inspector Jacques Clouseau. Se trataba de comedias disparatadas que fueron decayendo en interés a medida que avanzaba la saga puesto que, lejos de buscar la originalidad en cada nueva entrega, se limitaban a reproducir una fórmula cada vez más desgastada. La primera de las cintas llegó a las pantallas en 1963, teniendo al recordado actor británico Peter Sellers como intérprete del despistado policía francés, al que continuó prestando su imagen en otros tres filmes durante la década de los setenta. Dichos trabajos gozaron de la aceptación del público e incluso se hicieron acreedores de varias nominaciones a los Globos de Oro para Sellers y a los Oscar de Hollywood para el compositor Henry Mancini, creador de su inolvidable melodía. Con la llegada de los años ochenta se intentó continuar con un serial agotado en sí mismo y se rodaron otros dos títulos perfectamente prescindibles. Ya en 1993, el histriónico actor italiano Roberto Benigni encabezó una aventura más que, no sólo recibió el rechazo del público, sino que cosechó nominaciones a los Razzie, que premian las peores producciones de cada año.
En 2006, tras diez años en el olvido, el cómico estadounidense Steve Martrin asumió el reto de dar vida a un actualizado Clouseau y revitalizar una fórmula idéntica que, pese al empeño de nuevos directores y productores, sigue estando completamente caduca. Figuró por enésima vez en las listas que reflejan lo más negativo de las producciones anuales y, aunque logró recaudar más de ochenta millones de dólares en Estados Unidos, apenas cubrió los gastos generados por el rodaje, con lo que tampoco puede hablarse de éxito de taquilla. Por lo tanto, sorprende este último intento del famoso inspector del país vecino por aterrizar en las salas de proyección.
El holandés Harald Zwart, responsable de Superagente Cody Banks (film de aventuras protagonizadas por un agente secreto juvenil) y candidato a dirigir la próxima entrega de Kárate Kid, se ha encargado de la realización. El metraje está plagado de gags y escenas cómicas que salpican una trama excesivamente absurda. Podrá interesar únicamente a los fans de Steve Martin - Doce en casa, El padre de la novia y sus respectivas secuelas - y a quienes insistan en defender la perpetuidad de una saga que se remonta más de cuatro décadas en el tiempo.
Es evidente que, tras varias semanas de estrenos muy interesantes y con un nivel de calidad indiscutible, llega ahora una época de vacas flacas en la que se estrenarán aquellos títulos cuya exhibición se pospone a los estrenos de las grandes cintas que copan las nominaciones a los principales premios cinematográficos - Oscar, Globos de Oro y Baftas, entre otros-.