Los británicos Alan Moore y Dave Gibbons son los creadores del cómic Watchmen que comenzó a comercializarse por la Editorial DC a mediados de los años ochenta. En poco tiempo se convirtió en un serial de culto para los aficionados a los tebeos y, de hecho, esta obra ha logrado captar la atención del ámbito de la literatura en general, recibiendo por este motivo el premio Hugo, prestigioso galardón literario relativo al género fantástico y de ciencia ficción denominado así en honor de Hugo Gernsback, fundador de la revista Amazing Stories. Llegó incluso a aparecer en la lista de las cien mejores novelas escritas en inglés desde el año 1923 que el semanario Time publicó en 2005. Si a todo lo anterior sumamos el enorme éxito de otras adaptaciones cinematográficas recientes, es evidente que su traslado a la gran pantalla era cuestión de tiempo.
El encargado de dirigir la película es Zack Zinder, calificado como el visionario realizador de 300, cinta que narra la histórica batalla de las Termópilas en la que apenas trescientos espartanos se enfrentaron a más de doscientos mil persas. Uno de sus guionistas es David Hayter, quien ya participó en el guión de las dos primeras entregas de X Men y en El rey Escorpión. Nos hallamos, pues, ante experimentados profesionales que ya han triunfado con las aventuras y la ciencia-ficción. La historia se desarrolla en 1985 en un contexto prebélico entre Estados Unidos y la Unión Soviética y expone cómo un grupo de superhéroes dotados de distintos poderes se camuflan entre la población y de qué modo el asesinato de uno de ellos alerta a los demás y les sitúa en la pista de una conspiración mundial.
Se parte de un material muy interesante y que genera una gran expectación. Por ello, tras una gran inversión económica y promocional, su estreno internacional el pasado fin de semana ha obtenido unos considerables ingresos en taquilla, superiores a los 80 millones de dólares. En cualquier caso, no se puede afirmar que, pese a la movilización en masa del público, los espectadores abandonen la sala plenamente satisfechos con lo que han visto.
De entrada, hay que dejar muy claro que no se trata de un largometraje para niños. No aparece ningún Superman o Spiderman con cuyas aventuras disfrutan los más pequeños de las casas. Watchmen está calificada para mayores de dieciocho años aunque, por desgracia, los adultos no suelen hacer caso de estas convenientes recomendaciones, a juzgar por la gran cantidad de niños que acudían a la proyección pese a tratarse de un film extraordinariamente violento. El estilo que preside el rodaje se regodea en una sucesión de escenas agresivas que, unidas a una estética a medio camino entre el videoclip musical y el cómic para adultos, lo convierten en un producto para agradar a un perfil muy concreto de espectador. Además, la larga duración juega en su contra a causa de sus excesivas reiteraciones y de un lenguaje demasiado pedante.
Finalmente, merece la pena destacar dentro de un reparto con caras mayoritariamente desconocidas al actor estadounidense Billy Crudup - El buen pastor, Misión imposible III, Casi famosos- y a la cada vez más solicitada actriz sueca Malin Akerman - 27 vestidos-.
El encargado de dirigir la película es Zack Zinder, calificado como el visionario realizador de 300, cinta que narra la histórica batalla de las Termópilas en la que apenas trescientos espartanos se enfrentaron a más de doscientos mil persas. Uno de sus guionistas es David Hayter, quien ya participó en el guión de las dos primeras entregas de X Men y en El rey Escorpión. Nos hallamos, pues, ante experimentados profesionales que ya han triunfado con las aventuras y la ciencia-ficción. La historia se desarrolla en 1985 en un contexto prebélico entre Estados Unidos y la Unión Soviética y expone cómo un grupo de superhéroes dotados de distintos poderes se camuflan entre la población y de qué modo el asesinato de uno de ellos alerta a los demás y les sitúa en la pista de una conspiración mundial.
Se parte de un material muy interesante y que genera una gran expectación. Por ello, tras una gran inversión económica y promocional, su estreno internacional el pasado fin de semana ha obtenido unos considerables ingresos en taquilla, superiores a los 80 millones de dólares. En cualquier caso, no se puede afirmar que, pese a la movilización en masa del público, los espectadores abandonen la sala plenamente satisfechos con lo que han visto.
De entrada, hay que dejar muy claro que no se trata de un largometraje para niños. No aparece ningún Superman o Spiderman con cuyas aventuras disfrutan los más pequeños de las casas. Watchmen está calificada para mayores de dieciocho años aunque, por desgracia, los adultos no suelen hacer caso de estas convenientes recomendaciones, a juzgar por la gran cantidad de niños que acudían a la proyección pese a tratarse de un film extraordinariamente violento. El estilo que preside el rodaje se regodea en una sucesión de escenas agresivas que, unidas a una estética a medio camino entre el videoclip musical y el cómic para adultos, lo convierten en un producto para agradar a un perfil muy concreto de espectador. Además, la larga duración juega en su contra a causa de sus excesivas reiteraciones y de un lenguaje demasiado pedante.
Finalmente, merece la pena destacar dentro de un reparto con caras mayoritariamente desconocidas al actor estadounidense Billy Crudup - El buen pastor, Misión imposible III, Casi famosos- y a la cada vez más solicitada actriz sueca Malin Akerman - 27 vestidos-.
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