El realizador alemán Marc Forster saltó a la fama en el año 2001 gracias al drama Monster´s Ball, film que pasará a la historia del cine por haber sido el vehículo de la bella Halle Berry para alzarse con el primer Oscar a una actriz principal de raza negra. Años después rodó la cinta Descubriendo nunca jamás, otro delicioso drama romántico sobre el creador del popular personaje Peter Pan protagonizado por los eficaces Johnny Depp y Kate Winslet. En esta ocasión optó a siete estatuillas (entre ellas la de mejor película), obteniendo una a la mejor banda sonora. Después, con menor fortuna, probó con el género de la comedia dirigiendo Más extraño que la ficción, con Will Ferrer y Emma Thompson, de modo que retornó al drama más crudo asumiendo el proyecto de Cometas en el cielo. Con semejante trayectoria resulta sorprendente que haya sido el elegido para encargarse de la nueva entrega de acción desenfrenada del Agente 007.
Quantum of Solace continúa el hilo argumental de su predecesora, Casino Royale, y James Bond pretende desenmascarar a la asociación criminal que se situaba detrás de Vesper, personaje a quien daba vida la actriz francesa Eva Green en la primera parte de la historia. Esta misión le lleva a descubrir un complot para monopolizar determinados recursos naturales a nivel mundial y, paralelamente, a buscar venganza por lo sucedido a su último amor y a cumplir con su deber como profesional de la alta seguridad británica.
El punto fuerte de la película se sostiene sobre varias escenas de acción trepidante, unidas a un montaje y a un sonido más que notables. Por lo tanto, el nivel de entretenimiento es muy aceptable y no defraudará ni a los amantes de la saga ni a los demás aficionados al género. De hecho, el público ha respaldado una vez más esta propuesta y el pasado fin de semana la alzó al número uno de la taquilla norteamericana. Aunque su presupuesto es muy elevado –aproximadamente doscientos millones de dólares- los más de setenta y seis millones recaudados en los tres primeros días de proyección en Estados Unidos y los ya más de trescientos millones a nivel mundial demuestran unos beneficios más que evidentes.
No obstante, el incremento cualitativo que supuso Casino Royale en comparación con anteriores aventuras de 007 no se aprecia en esta entrega. La trama es excesivamente compleja, avanza en ocasiones de modo irregular y carece de la sorpresa que produjo el cambio de estilo de su antecesora. A pesar de ello, es justo mencionar que uno de sus guionistas, Paul Haggis, forma parte de la élite de Hollywood y es el responsable de los guiones de Million Dollar Baby, Cartas desde Iwo Jima, Crash y En el valle de Elah, estos dos últimos títulos dirigidos también por él.
El interesante actor inglés Daniel Craig continúa encarnando a un buen Bond. En su filmografía destacan las excelentes Munich de Steven Spielberg y Camino a la perdición de Sam Mendes y para el próximo año tiene previstos los estrenos de un drama bélico dirigido por Edward Zwick –realizador de Diamante de sangre y El último samurai- y de una comedia de corte fantástico en la que encarnará al mismísimo Lucifer. Conviene, pues, no perder la pista de este intérprete. El papel de chica Bond es desempeñado a la perfección por la bellísima ucraniana Olga Kurylenko quien, tras esta interpretación, comienza a disfrutar de papeles protagonistas con los que demostrar su verdadero potencial como actriz. Por último, hacer referencia al actor español Fernando Guillén Cuervo, que figura en un pequeño papel como corrupto jefe de policía boliviano.
Quantum of Solace continúa el hilo argumental de su predecesora, Casino Royale, y James Bond pretende desenmascarar a la asociación criminal que se situaba detrás de Vesper, personaje a quien daba vida la actriz francesa Eva Green en la primera parte de la historia. Esta misión le lleva a descubrir un complot para monopolizar determinados recursos naturales a nivel mundial y, paralelamente, a buscar venganza por lo sucedido a su último amor y a cumplir con su deber como profesional de la alta seguridad británica.
El punto fuerte de la película se sostiene sobre varias escenas de acción trepidante, unidas a un montaje y a un sonido más que notables. Por lo tanto, el nivel de entretenimiento es muy aceptable y no defraudará ni a los amantes de la saga ni a los demás aficionados al género. De hecho, el público ha respaldado una vez más esta propuesta y el pasado fin de semana la alzó al número uno de la taquilla norteamericana. Aunque su presupuesto es muy elevado –aproximadamente doscientos millones de dólares- los más de setenta y seis millones recaudados en los tres primeros días de proyección en Estados Unidos y los ya más de trescientos millones a nivel mundial demuestran unos beneficios más que evidentes.
No obstante, el incremento cualitativo que supuso Casino Royale en comparación con anteriores aventuras de 007 no se aprecia en esta entrega. La trama es excesivamente compleja, avanza en ocasiones de modo irregular y carece de la sorpresa que produjo el cambio de estilo de su antecesora. A pesar de ello, es justo mencionar que uno de sus guionistas, Paul Haggis, forma parte de la élite de Hollywood y es el responsable de los guiones de Million Dollar Baby, Cartas desde Iwo Jima, Crash y En el valle de Elah, estos dos últimos títulos dirigidos también por él.
El interesante actor inglés Daniel Craig continúa encarnando a un buen Bond. En su filmografía destacan las excelentes Munich de Steven Spielberg y Camino a la perdición de Sam Mendes y para el próximo año tiene previstos los estrenos de un drama bélico dirigido por Edward Zwick –realizador de Diamante de sangre y El último samurai- y de una comedia de corte fantástico en la que encarnará al mismísimo Lucifer. Conviene, pues, no perder la pista de este intérprete. El papel de chica Bond es desempeñado a la perfección por la bellísima ucraniana Olga Kurylenko quien, tras esta interpretación, comienza a disfrutar de papeles protagonistas con los que demostrar su verdadero potencial como actriz. Por último, hacer referencia al actor español Fernando Guillén Cuervo, que figura en un pequeño papel como corrupto jefe de policía boliviano.