Desde el
viernes 29 de agosto, la cartelera española ha estado presidida por una nostálgica
mirada hacia el pasado. En algunas salas del país se volvió a proyectar
“Tiburón”, de Steven Spielberg, con ocasión del 50 aniversario de este clásico
que ha marcado tendencia e influido notablemente en la cinematografía
posterior. Otros cines rescataron también “Nueve reinas”, la excelente película
argentina de Fabián Bielinsky protagonizada por un portentoso Ricardo Darín, celebrando
en este caso los veinticinco años de su estreno. Por último, y como supuesta
“novedad”, ha llegado a las pantallas “Los Rose”, una nueva versión de “La
guerra de los Rose”, dirigida en 1989 por el cómico y artista Danny DeVito, con
Michael Douglas y Kathleen Turner al frente del reparto. El citado trío venía
por aquel entonces de encadenar dos éxitos notables: “Tras el corazón verde” y
“La joya del Nilo”.
Personalmente,
cada vez disfruto más revisando clásicos y volviendo a ver títulos antiguos y,
tanto “Tiburón” como “Nueve reinas” representan dos excelentes muestras al
respecto. No puedo decir lo mismo de “La
guerra de los Rose”, que en su momento visioné ya con indiferencia. Desde
luego, no aprecio necesidad alguna de filmar de nuevo esta historia ni de
actualizarla, pero lo cierto es que, un cuarto de siglo después, las
desavenencias matrimoniales de la pareja se transforman nuevamente en imágenes.
Dudo que dejen huella ni en quienes asistimos a sus desventuras en los ochenta
ni en quienes presencien sus peleas en la actualidad.
Asume la
dirección Jay Roach, que debutó en la comedia disparatada (suya es trilogía
formada por “Austin Powers: Misterioso agente internacional”, “Austin Powers:
La espía que me achuchó” y “Austin Powers en Miembro de Oro”, así como “Los
padres de él” y su secuela, “Los padres de ella”). Después trató de dar un giro
artístico, con propuestas como “Trumbo: La lista negra de Hollywood” o “El
escándalo (Bombshell)”. Desconozco si ahora, con este último proyecto, ha
pretendido retornar a la comicidad y al desenfado o realizar un análisis
sarcástico de las miserias humanas. Sea como fuere, mi indiferencia hacia el
amor transmutado en odio del matrimonio protagonista permanece inalterable. Más
allá de puntuales escenas logradas y de concretos diálogos con chispa, considero
los ciento cinco minutos de proyección repetitivos y algo insulsos, pese al
empeño de los actores por dotar de intensidad a sus trabajos y reflotar así el
resultado al final.
Esta
reflexión sobre el devenir de nuestra cartelera precisa una enumeración de los
“remakes” que la han copado. La anterior semana se inauguró con “Agárralo como
puedas”, aspirando a repetir el éxito de su antecesora de 1988. Previamente fue
el turno de “Sé lo que hicisteis el último verano”, otra repesca del film de
1997, y de “Los cuatro fantásticos”, con varias versiones rodadas en décadas
pasadas. A ello se añade la concatenación de sucesivas partes de distintos
proyectos, demostrando que la originalidad de la industria norteamericana decae
hasta límites alarmantes.
Ante
semejante panorama, recurrir a clásicos que fueron referentes originales,
valientes y arriesgados constituye la mejor opción. Sirva como ejemplo “Tiburón”,
si bien existen otras muestras de una época pasada en la que los cines recibían
propuestas innovadoras y diferentes con las que sus autores aportaban visiones
personales y auténticas.
El elevado
nivel profesional del tándem formado por Benedict Cumberbatch y Olivia Colman
no deja lugar a dudas. Él, nominado a dos Oscars por sus interpretaciones en “The
Imitation Game (Descifrando Enigma)” y “El poder del perro”, posee un destacado
currículo en el que también destacan “El mauritano”, “Agosto”, “1917” o “12
años de esclavitud”, además de encarnar al “Doctor Strange” en numerosas
entregas de la factoría Marvel. Ella obtuvo asimismo una estatuilla dorada de
Hollywood por su actuación en “La favorita” y fue candidata por “El padre” y
“La hija oscura”. Ha participado en largometrajes como “Langosta” o “El imperio
de la luz”, además de dar vida a la reina Isabel II de Inglaterra en la serie
de televisión “The Crown”.