Juan
Antonio Bayona es un buen director de cine que sabe cómo contar historias por
medio del lenguaje cinematográfico. Porque, aunque parezca mentira, no todos
los cineastas saben hacerlo. Se inició en la profesión a través del género de
terror con “El orfanato” y dio el salto a la industria internacional con una de
las entregas de la saga “Jurassic World”. Ninguno de ambos títulos me interesó
demasiado, pero sí el resto de su filmografía, que le acredita como un
realizador capaz, honesto y hábil con los relatos complejos y emotivos. Sus
trabajos en “Lo imposible”, “Un monstruo viene a verme” y, ahora, “La sociedad
de la nieve” demuestran que se desenvuelve bien tanto en las cuestiones
técnicas como en las artísticas, logrando narraciones coherentes y sólidas.
Hasta la fecha, y a la espera de posteriores entregas de premios, ha ganado dos
Goyas como mejor director.
El
principal problema de “La sociedad de la nieve” estriba en el conocimiento
previo de su trama, respecto de la que ya se han rodado más películas y
documentales, perdiéndose de ese modo parte de su frescura y emoción. En el año
1993 acudí a las salas de proyección a ver “¡Viven!”, de Frank Marshall, (protagonizada
por un joven Ethan Hawke y que, en su versión original, contaba con la voz de John
Malkovich como narrador), y la sensación de estar contemplando lo mismo me ha
acompañado en varios tramos del metraje.
Además,
su extensa duración, próxima a las dos horas y media, aunque resulta adecuada
para describir la magnitud de la tragedia durante los meses transcurridos entre
el accidente aéreo y el rescate, provoca cierto hartazgo a causa de la
acumulación de penurias y la reiteración de la lucha contra el frío y el hambre
de los supervivientes. Al margen de estas consideraciones, la cinta combina con
destreza el drama, la emoción, la debilidad, la resistencia y la superación de
unos hechos reales que, en su momento, conformaron una de las noticias más
relevantes de su época.
A finales
de 1972, un vuelo de la Fuerza Aérea Uruguaya, fletado para trasladar a un
equipo de rugby a Chile, se estrella en un glaciar en el corazón de los Andes. En
un principio, tan sólo veintinueve de sus cuarenta y cinco pasajeros sobreviven
al accidente. Atrapados en uno de los entornos más inaccesibles y hostiles del
planeta, se ven obligados a recurrir a medidas extremas para mantenerse con
vida. Algunos no lo consiguen y, pese a resistir al impacto de la nave, no
superan las condiciones climáticas ni las carencias del inhóspito lugar. Ante
semejante tesitura, los más fuertes inician un camino a pie en busca de ayuda.
El film
ha optado al galardón a mejor película de habla no inglesa en los Globos de Oro,
que finalmente ha ido a parar a la francesa “Anatomía de una caída”, y acumula trece candidaturas en la
inminente edición de los Goya, incluyendo película y dirección. Asimismo, ha
sido la designada por la Academia de Cine español para representar a nuestro
país en los Oscar de Hollywood. Se trata de una obra muy cuidada, no sólo en el
aspecto interpretativo, sino también en su presentación visual. Y, pese a la barbarie
de las vivencias que refleja, se alza como un largometraje bonito y emotivo,
constituyendo una digna representación de nuestra cinematografía.
Si bien
el elenco de actores apenas se conoce, llevan a cabo sus actuaciones de manera
creíble y adaptada a la tragedia vivida. Entre los diversos reconocimientos
recibidos por “La sociedad de la nieve”, figura la labor de Michael Giacchino,
compositor de la banda sonora. Ganador de la icónica estatuilla dorada por la
música de “Up”, ha compuesto melodías para la factoría Pixar, “Rogue One: Una
historia de Star Wars”, “The Batman” o “Star Trek: Más allá”. Con esta
colaboración para J.A. Bayona aspira a los Critics Choice Awards, los Satellite
Awards y los Premios Goya, habiendo sido galardonado en los Hollywood Music In
Media Awards.
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