El
director neozelandés Taika Waititi posee un particular sentido del humor con el
que impregna sus películas. Su trabajo más celebrado, “Jojo Rabbit”, da buena
cuenta de ello. No sólo le valió para recibir el Oscar por su guion adaptado,
sino para dar a la comedia una vuelta de tuerca. Practicó idéntico toque
humorístico en la anterior entrega del héroe de Marvel, Thor (“Thor: Ragnarok”)
y en la posterior “Thor: Love and Thunder”. En no pocas ocasiones resulta
difícil confirmar si esas pinceladas de sátira y gracia constituyen una
genialidad o un absurdo. En mi caso particular, puedo, a lo sumo, reconocerle
esa habilidad para introducir la burla y la ironía con sentido en apenas un
puñado de secuencias. Sin embargo, para un largometraje, dichos toques
hilarantes suponen un bagaje insuficiente. Y aunque “Jojo Rabbit” sobresalga en
su currículum, si se analiza el conjunto de su trayectoria, el resultado se
torna más bien pobre.
Ahora
presenta “El peor equipo del mundo”, sobre la historia real del entrenador de
fútbol holandés Thomas Rongen y, pese a las buenas intenciones que se le
presuponen, resulta decepcionante. Más allá de la benevolencia de su moraleja,
la narración cinematográfica refleja precariedad. Evidencia que se deja
arrastrar por soluciones convencionales y facilonas y termina por asimilarse a
cualquier vulgar telefilme de sobremesa. Asimismo, cae en la cursilería
sentimental y en la simpleza cómica.
Tras
obtener los peores números de su carrera y perder por 31-0 frente a Australia,
el equipo nacional de la Samoa Americana decide probar una nueva estrategia
contratando a un técnico de los Países Bajos con la intención de cambiar su suerte
y conseguir clasificarse para el Mundial de 2014. Se trata de Thomas Rongen,
futbolista en los inicios de su carrera y posteriormente entrenador. Llegó a
ser el responsable de los Sub-20 de los Estados Unidos, pero las malas
estadísticas le condujeron a la Selección de Fútbol de la Samoa Americana,
incapaz de ganar ningún partido desde 1983. Tras apenas unas semanas en el
cargo, logró quebrar aquella mala racha venciendo a Tonga por 2-1 y finalmente perdieron
la soñada clasificación mundialista por un solo punto.
El mismo
relato fue filmado por Mike Brett y Steve Jamison en el documental "Next
Goal Wins", elegido el mejor en los Premios del Cine Independiente
Británico. Ahora desemboca en la gran pantalla, pero la transición de su
formato a la ficción no ha funcionado. Entiendo el interés por su contenido,
pero como película no mantiene el aliciente, ya que se muestra artificiosa y adolece
de la energía necesaria.
A su
favor juega el hecho de contar en el reparto con uno de los actores más interesantes
del panorama actual, Michael Fassbender, nominado a dos Oscars por sus
actuaciones en “12 años de esclavitud” (secundario) y “Steve Jobs” (principal).
Más allá de sus participaciones en las sagas de ciencia ficción de “X-Men” y
“Prometheus” o “Alien: Covenant”, sus papeles en “Macbeth” de Justin Kurzel,
“Jane Eyre” de Cary Joji Fukunaga, “Un método peligroso” de David Cronenberg o
“Shame” de Steve McQueen avalan su talento interpretativo. Ignoro las razones
por las que se involucró en este proyecto, pero, desde luego, no le servirá
para elevar su nivel profesional. Recientemente intervino en “The Killer” de
David Fincher, demostrando que otro Fassbender es posible.
Le
acompañan Elisabeth Moss (“El hombre invisible”, “El cuento de la criada”) y el
propio realizador Taika Waititi, un habitual de los títulos que él mismo rueda.
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