El
Séptimo Arte no suele manifestarse de forma demasiado optimista con el futuro
de la raza humana. La gran mayoría de películas que se localizan en las
próximas décadas o siglos reflejan un mundo devastado y agónico. Entre el
cúmulo de desastres que asolan nuestro porvenir en este planeta, se encuentra
la guerra entre seres humanos y ordenadores. Recuerdo perfectamente el día en
que vi por primera vez “Terminator 2”. Se estrenó el cinco de diciembre de 1991
en los laguneros Cines Aguere y, en mi opinión, constituye la mejor muestra del
serial y un referente del enfrentamiento con las máquinas, junto a la obra
maestra “Blade Runner”. Ahora, amparada en el oxímoron de la denominada
“Inteligencia Artificial”, llega a las pantallas “The Creator”, último ejemplo
de esa visión pesimista de un tiempo venidero, decidido a reiterar errores y a evidenciar
que, mal que nos pese, nuestra especie tampoco demuestra ser especialmente
inteligente.
El joven
cineasta británico Gareth Edwards, tras iniciar su carrera profesional en el
campo de los efectos visuales, dio el paso a la dirección, siendo su
largometraje más logrado y conocido hasta la fecha “Rogue One. Una historia de
Star Wars”, notable “Spin-Off” de la célebre saga galáctica. Aunque con peor
fortuna, fue también el responsable de “Monsters” (2010), donde se relata una invasión
alienígena a la Tierra, y de una versión actualizada de “Godzilla” (2014). Edwards,
por lo tanto, se especializa en el género de ciencia ficción, con sus catástrofes
y calamidades asociadas.
No puede
negarse su dominio de los aspectos técnicos y visuales. Hasta resuelve con
acierto la cuestión del “clímax” y el ritmo narrativo. Su principal problema
radica en la trama, el guion y la construcción de los personajes. Transmite la
sensación de que con “The Creator” pretende abordar demasiados temas e,
incluso, demasiados estilos, dando como resultado un film excesivamente
heterogéneo y no siempre hilvanado con acierto.
Gigantescas
computadoras y programas informáticos han ido controlando los puntos
estratégicos de la vida planetaria, sometiendo a su merced a la raza humana.
Tal es así que una Inteligencia Artificial ha detonado una cabeza nuclear por
lo que, a partir de ese momento, la humanidad deberá luchar por sobrevivir. Un
ex agente de las Fuerzas Especiales es reclutado para localizar al “Creador”,
la fría mente que se oculta detrás de esa avanzada IA. Pero dicho creador ha
adoptado la apariencia de una inocente niña. Será entonces cuando Joshua habrá
de decidir si ejecutarla o permitir la extinción de su propia especie.
Con un
metraje superior a las dos horas, la acción y la recreación visual sostienen la
narración. Durante un considerable tramo de la proyección ofrece un entretenimiento
básico, pero efectivo, siendo sus referencias a otros títulos las que terminan
operando como un lastre ya que, ante esas comparativas, sale perdiendo. En todo
caso, como espectáculo se torna atractivo y exhibe una trabajada recreación.
John David
Washington, hijo del célebre actor Denzel Washington, encabeza el reparto. Ya se
ha hecho un hueco en la industria gracias a sus interpretaciones en “Tenet”, “Infiltrado en el KKKlan” y “Malcolm
& Marie”. Logra conectar con la cámara y su presencia en los planos irradia
protagonismo. Tras haber intervenido en la extraña, rocambolesca e imaginativa
propuesta de “Tenet”, supongo que habrá considerado “The Creator” un melodrama
convencional. Sea como fuere, ejecuta un papel ajustado a las necesidades de la
historia. Junto a él figura el magnético Ken Watanabe (“Origen”, “Batman
Begins”, “El último samurái”), mientras que la debutante Madeleine Yuna Voyles da vida a
la niña. Les acompañan Gemma Chan (“Crazy Rich Asians”), Allison Janney (“Las
horas”, “Criadas y señoras”) o Marc Menchaca, visto en varias temporadas de la
serie de televisión “Homeland”.
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