viernes, 6 de septiembre de 2013

CRUCE DE CAMINOS (The Place Beyond the Pines)


En la película “Reality Bites” el personaje interpretado por el actor Ethan Hawke decía: “La vida no tiene sentido. Es una lotería en la que te puede tocar vivir una tragedia absurda o escaparte por los pelos”. “Cruce de caminos” trata de esas personas que han tenido mala suerte en tan peculiar sorteo. Es un tratado sobre la marginalidad y la soledad de unos individuos cuyas existencias no les dan razones para sonreír o, si lo hacen, es a través de una mueca fingida y fuera de lugar. En ese sentido, el realizador Derek Cianfrance permanece fiel a un estilo que ya marcó en su anterior trabajo y que lo lanzó a la fama (“Blue Valentine”), valiéndole a su protagonista Michelle Williams una nominación al Oscar a la mejor actriz. Demostró su versatilidad tras la cámara para abordar el drama humano con soltura y profesionalidad. 
La cinta presenta tres partes bien diferenciadas. La primera está protagonizada por Ryan Gosling en el papel de un vulgar y marginal delincuente al que su habilidad conduciendo motos a toda velocidad no le servirá para evitar un destino de desdicha y pobreza. Padre de un bebé, aunque separado de la madre del niño, su historia abarca prácticamente la primera hora de proyección. El inconveniente es que su interpretación recuerda excesivamente a la más acerada de “Drive” pero sin la originalidad y mayor capacidad cinematográfica de ésta, lo que, junto a una narración excesivamente lenta, lastra un comienzo que podría resultar prometedor. 
La segunda corre a cargo de Bradley Cooper, el agente de policía que persigue al maleante. Aquí el film da un giro radical y se centra en una trama de corrupción policial y de ambiciones políticas que se extiende a lo largo de cuarenta y cinco minutos. La tercera y última, transcurridos quince años desde los hechos narrados hasta entonces, está dedicada a los hijos de los protagonistas, que estudian en el mismo instituto. Su relación, basada en el consumo de drogas y en las típicas juergas de adolescentes desnortados, se verá afectada cuando conozcan las circunstancias que relacionaron a sus respectivos progenitores en el pasado. 
Como aspectos positivos citaría la credibilidad del relato, la correcta interpretación de los actores y la coherencia que desprende todo el largometraje. Sin embargo, señalaría como defectos su excesiva duración (dos horas y veinte minutos), un estilo visual demasiado lento que invita al tedio en algunas escenas y una cierta pretensión filosófica cuando, tres lustros después, se produce ese cruce de caminos entre los descendientes, y que provoca una sensación (no sé si buscada o no) de cierta incomprensión. Está destinada a los amantes del drama sin edulcorantes y de la plasmación realista de las miserias humanas. Lejos, por tanto, de un tipo de acción basada en los efectos visuales y el exceso de intensidad, tan habituales en el cine actual. Y es que, a día de hoy, el reflejo realista de lo cotidiano constituye la excepción a la regla. 
En todo caso, Derek Cianfrance se reafirma como cineasta y, si bien creo que “Blue Valentine” continúa siendo su mejor título hasta la fecha, mantiene una línea similar que presupone que sus próximos proyectos serán dignos ver. El más inmediato será “Metalhead”, la historia de un batería de heavy metal que pierde la audición y se ve obligado a adaptarse a su nuevo mundo de silencio. Un viaje introspectivo a la vorágine de los sentidos muy en la línea de un director interesado en situar a sus personajes al borde del drama.

Trailer en castellano

Trailer en versión original

Datos del film

Película: Cruce de caminos (The place beyond the pines).
Dirección: Derek Cianfrance.
País: USA. Año: 2013. Duración: 140 min. Género: Drama, thriller.
Interpretación: Ryan Gosling (Luke), Bradley Cooper (Avery Cross), Eva Mendes (Romina), Ray Liotta (Deluca), Rose Byrne (Jennifer), Bruce Greenwood (Bill), Ben Mendelsohn (Robin), Dane DeHaan (Jason).
Guion: Derek Cianfrance, Ben Coccio y Darius Marder.
Producción: Lynette Howell, Sidney Kimmel, Alex Orlovsky y Jamie Patricof.
Música: Mike Patton.
Fotografía: Sean Bobbitt.
Montaje: Jim Helton y Ron Patane.
Diseño de producción: Inbal Weinberg.
Vestuario: Erin Benach.

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