viernes, 15 de marzo de 2013

ANNA KARENINA



La adaptación de una novela tan mítica como “Anna Karenina” es un reto muy complejo, tanto por el hecho de haber sido llevada al cine en otras ocasiones como por la dificultad de estar a la altura de la obra de Leon Tolstoi. Pero Joe Wright era el director adecuado para afrontar un proyecto así, ya que con antelación se había encargado de trasladar a la gran pantalla con excelentes resultados otras obras literarias como “Orgullo y Prejuicio” de Jean Austen o “Expiación” de Ian McEwan. El realizador inglés es un especialista a la hora de mostrar y analizar los comportamientos de personajes atrapados en las pasiones amorosas y en un enrevesado universo sentimental. En esta ocasión, se centra en la irracionalidad del amor y en el sufrimiento que conlleva. Dos diálogos la definen bien. En el primero, tras pronunciar él un te quiero, ella le pregunta el porqué, a lo que su amante responde que “no hay un porqué en el amor”. En el segundo, la protagonista le suplica a su compañero paz al verse asediada entre su matrimonio y sus deseos y aquél le responde “no puede haber paz para nosotros, sólo miseria o la felicidad más grande”. Con este telón de fondo se desarrolla un largometraje que agradará a quienes gozan con el drama, los que sienten ese placer inconfesable de observar el sufrimiento amoroso, en parte por ese arraigado ideal del romanticismo ligado a la fatalidad y en parte por el ansia de sentir de una forma tan arrebatada. 

No obstante, la película cuenta con un hándicap que puede desagradar incluso al público más predispuesto a disfrutar con su trama y es que la narración no es nada convencional. Wright se decanta por mezclar el teatro y el cine y, sin disimulo, combina la filmación en exteriores con el rodaje en un teatro. Utiliza el levantamiento del telón para los cambios de ambiente. En ocasiones, comienza una secuencia en unas cuidadas localizaciones para terminarla en un escenario desnudo. O mezcla ricas coreografías musicales con solitarios primeros planos de los actores. En definitiva, coloca a los espectadores ante un sistema de filmar tan extraño que es posible que no les convenza si sólo aspiran a ver imágenes tradicionales. A ratos recuerda al “Moulin Rouge” de Baz Luhrmann y no precisamente porque comparta el ritmo desenfrenado del “can can” ni el alocado espectáculo visual, sino porque opta por una atmósfera de irrealidad para contar una historia que supuestamente requería de un mayor realismo para resultar creíble. Sin embargo a mí me agradó. De hecho, una de sus secuencias de baile es de las más hermosas que he visto nunca en pantalla. Por lo tanto, aunque su peculiar estilo le impida alcanzar el calificativo de sobresaliente, logra el notable con holgura. 
El cineasta ya había manifestado en títulos anteriores -si bien en pequeñas dosis- su decidida apuesta por introducir elementos musicales que ayudaban a alejar las imágenes del ámbito de la realidad. Por ejemplo, la utilización del sonido de una máquina de escribir en la banda sonora de “Expiación” no dista mucho del ritmo armónico de poner sellos a unos papeles en “Anna Karenina”. Y es que al artista hay que dejarle el margen necesario para crear e innovar. De lo contrario, todas las manifestaciones artísticas terminarían por ser uniformes y la noción misma de arte quedaría aniquilada. 
A todo lo anterior hay que sumar la presencia de Keira Knightley, razón más que suficiente para comprar una entrada. Extraordinaria actriz que despunta dando vida a personajes de época. Su recreación de mujer socialmente humillada, rechazada y despreciada por una platea y unos palcos a rebosar no tiene nada que envidiar a las de Michelle Pfeiffer en “La edad de la inocencia” y Glenn Close en la última escena de “Las amistades peligrosas”. Es el espejo perfecto de la tragedia humana. Forma por tercera vez un excelente dúo con Joe Wright que espero que se repita en el futuro porque juntos hacen buen cine.

Trailer en castellano


Trailer en versión original


Datos del film:
Película: Anna Karenina.
Dirección: Joe Wright.
País: Reino Unido. Año: 2012. Duración: 130 min. Género: Drama, romance.
Interpretación: Keira Knightley (Anna Karenina), Jude Law (Alexei Karenin), Aaron Johnson (Wronsky), Kelly Macdonald (Dolly), Matthew Macfadyen (Oblonsky), Olivia Williams (condesa Vronskaya).
Guion: Tom Stoppard; basado en la novela de León Tolstoi.
Producción: Tim Bevan y Paul Webster.
Música: Dario Marianelli.
Fotografía: Seamus McGarvey.
Montaje: Melanie Oliver.
Diseño de producción: Sarah Greenwood.
Vestuario: Jacqueline Durran.

Premios y nominaciones:
Oscars: Ganador del Mejor Vestiario (4 nominaciones)
Globos de Oro: nominada a la mejor banda sonora original
Premios BAFTA: Mejor diseño de vestuario. (6 nominaciones)

2 comentarios:

Meg dijo...

Estoy muy reacia a ver la peli. Primero quiero leer el libro, ella no me convence nada para el papel, y esa mezcla de cine-teatro no sé si me gustará...Un abrazo!

Gerardo Pérez Sánchez dijo...

Reconozco que la narrativa mixta "teatro-cine" es inusual y, por eso, no suele convencer a todos. De todas formas, si te gustaron "Expiación" u "Orgullo y prejuicio" no te defraudará. Ni ella ni el film. Si, por el contrario, esos títulos no te agradaron, déjala pasar. Ya vendrán otros films que te atraigan más.