Hace ya tres años que la novela “La soledad de los números primos” cayó en mis manos y la devoré con inusitado placer. Me pareció emotiva, realista, contundente, valiente y original. Desprendía verdad, por mucho que estuviera revestida y adornada de mil y una ficciones. Destilaba esa clase de autenticidad que liga al autor con su obra, conectándola aún más con el lector. Además, combinaba la ambigüedad, la inseguridad y el enorme potencial de las letras con la exactitud, el misterio y la magia de los números. Ambos universos me atraen sobremanera, de modo que lo tenía todo para gustarme y así fue. Me encantó. Esta primera incursión literaria del italiano Paolo Giordano me descubrió a un escritor interesante y espero ansiosamente leer “El cuerpo humano”, su recién publicado segundo libro.
La historia de Mattia y Alice es un compendio de tristezas hilvanadas a través de las distintas épocas de sus vidas, de la niñez a la adolescencia y de ésta a la juventud, siempre sobre el trasfondo de la soledad. Ese tipo de soledad que se siente pese a estar acompañado y que nace del saberse incomprendido y desubicado en un entorno hostil. Lo expresaba muy bien el personaje de Sean Penn en “La delgada línea roja” a la pregunta de si se sentía solo: “sólo cuando hay gente”, respondía.
“La soledad de los números primos” hace referencia a una fábula matemática según la cual los números primos impares nunca están juntos aunque, a veces, se encuentren muy próximos (como el once y el trece o el diecisiete y el diecinueve). Hay otra cifra entre ellos que les impide el contacto. Mattia y Alice son la metáfora de esos números primos que, debiendo estar unidos, no lo están. Pero, por regla general, las adaptaciones cinematográficas de novelas destacadas suelen estar llenas de peligros y, especialmente, de dos. El primero, no lograr reproducir aquella interconexión que los lectores sostuvieron con la obra. El segundo, no aportar ninguna novedad interesante o creativa por parte del cineasta que trascienda a la herencia del material publicado. En esta película, ninguno de los dos han sido solventados con acierto, de modo que decepcionará tanto a quienes disfrutaron con la lectura como a los que no hayan leído el relato original. El largometraje les resultará lento y desprovisto de los auténticos significados con los que Giordano dota a los números y a las palabras. Si se eluden los simbolismos y se evitan las metáforas, sólo queda un tenue retazo del mensaje que la literatura sí fue capaz de transmitir. Insuficiente para quienes, como yo, albergaba notables expectativas y deficiente para quienes, no conociendo la historia previamente, asisten a su conversión en una trama que no mantiene el mismo nivel de interés durante las dos horas de proyección.
Todos los actores son desconocidos para el público español, a excepción de Isabella Rossellini, hija de la gran actriz Ingrid Bergman y del director Roberto Rossellini y en cuya filmografía figuran títulos como “Amor inmortal”, “La muerte os sienta tan bien”, “Corazón salvaje” o “Terciopelo azul”.
Trailer en versión original
Datos del film
Película: La soledad de los números primos. Título original: La solitudine dei numeri primi.Trailer en versión original
Datos del film
Dirección: Saverio Costanzo.
Países: Italia, Alemania y Francia. Año: 2010. Duración: 118 min. Género: Drama, romance.
Interpretación: Alba Rohrwacher (Alice), Luca Marinelli (Mattia), Martina Albano (Alice de niña), Arianna Nastro (Alice adolescente), Tommaso Neri (Mattia de niño), Vittorio Lomartire (Matia adolescente), Isabella Rossellini (Adele).
Guion: Paolo Giordano y Saverio Costanzo; basado en la novela de Paolo Giordano.
Producción: Mario Gianani, Philipp Kreuzer y Anne-Dominique Toussaint.
Música: Mike Patton.
Fotografía: Fabio Cianchetti.
Montaje: Francesca Calvelli.
Diseño de producción: Marina Pinzuti Ansolini y Rinaldo Geleng.
Vestuario: Antonella Cannarozzi.