viernes, 23 de septiembre de 2011

COLOMBIANA



El interesante cineasta francés Luc Besson tiene predilección por personajes femeninos con una fuerte personalidad que, soporten o no el protagonismo de un film, lo marcan puesto que permanecen en la retina del espectador por encima de cualquier otro. Suele regalarles frases brillantes en el guión, les concede innumerables escenas de acción y las convierte en el centro neurálgico de un buen puñado de importantes secuencias de sus películas. Quien haya visto la muy recomendable Leon: El profesional entenderá lo que me refiero. Natalie Portman centra toda la atención frente al principal papel masculino. Cintas como Juana de Arco, Nikita: dura de matar o, incluso, El quinto elemento muestran la preferencia del realizador parisino por las féminas duras y con carácter, logrando además aunar de forma sorprendente la comicidad grotesca con el drama sutil, la acción desmedida con una ternura que desarma, el desmadre con sus pretensiones más poéticas y místicas. Ese estilo peculiar e intransferible le ha supuesto notables éxitos de público y numerosos reconocimientos en su país natal, traducidos en un premio César y a múltiples nominaciones al máximo galardón de la cinematografía gala.
Pero cuando Besson se limita a escribir y producir, dejando la dirección en otras manos, buena parte de su sello personal se pierde por el camino. Colombiana, pese a salir de su puño y letra y estar producida por él, tiene detrás de la cámara a Olivier Megaton, responsable, por ejemplo, de la tercera parte de la saga Transporter. Y el cambio se nota. Colombiana es solamente un largometraje de acción, correctamente realizado, que plasma dignamente la tensión de la historia, pero que carece de la mínima pizca de ingenio o de brillantez que a buen seguro poseería si Besson hubiera tomado el timón de la filmación. Por alguna razón que se me escapa, ha decidido cambiar radicalmente esta faceta, encaminándola hacia proyectos de corte infantil como Adèle y el misterio de la momia o los cuatro títulos de animación de Arthur y los Minimoys. Los más pequeños han salido ganando con el cambio, ya que son productos de mejor calidad que los habituales pero, por el contrario, todos los demás hemos salido perdiendo, ya que llevamos más de una década sin ver un destello de aquel artista que comenzó a asombrarnos a finales de los ochenta con El gran azul.
En cualquier caso, la película promete acción y cumple su promesa. Situada en esa zona intermedia entre la buena y la mala calificación, es probable que su objetivo de ser un mero entretenimiento quede garantizado para los amantes del género. La actriz Zoe Saldana destaca indiscutiblemente al frente del reparto y toda la trama se construye en torno a ella. Sus acompañantes aparecen desdibujados en forma de personajes, no ya secundarios, sino perfectamente prescindibles. El español Jordi Mollá insiste en interpretar un papel casi calcado a los de Dos policías rebeldes II y Blow aunque, en esta ocasión, con peor fortuna.

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