El escritor británico de origen japonés Kazuo Ishiguro logró con su tercera novela, además del reconocimiento literario mundial, colarse por la puerta grande en el mundo del cine. En ella se basó Lo que queda del día, magnífico largometraje que en el año 1993 obtuvo ocho nominaciones a los Oscar, incluyendo el de mejor película. La cinta contaba la poco convencional historia de amor entre un mayordomo y un ama de llaves de una gran mansión inglesa en una época marcada por la Guerra Mundial. La singularidad de la relación plasmada en imágenes quedaba patente en el reflejo de la constante renuncia del protagonista a sus propios sentimientos. En 2005 el novelista publicó Nunca me abandones, cosechando igualmente un cúmulo de alabanzas y excelentes crítica y que también ahora se adapta a la gran pantalla. El nipón nuevamente recrea una historia de amor marcada por las dificultades, el dramatismo y la abnegación así que, en muchos aspectos, guarda similitudes con su anterior obra llevada al cine.
Está rodada con un estilo narrativo pausado en el que en muchos planos priman los silencios a los diálogos, lo que los personajes callan a lo que dicen. Por ello es probable que desagrade a aquellos espectadores que reclamen un mayor nivel de acción y de ritmo. Además, el profundo dramatismo que caracteriza el destino de los protagonistas y sus sufrimientos amorosos influye en que el público menos propicio a ver situaciones desoladoras quede a buen seguro descartado para poder disfrutar con este film. Sin embargo, habrá un grupo más o menos numeroso (la “inmensa minoría” a la que aludía una antigua campaña de publicidad de La 2) que podrá sentirse conmovida e, incluso, identificada con una trama que hurga en los amores no correspondidos, en los correspondidos pero no llevados a la práctica y en el paso del tiempo como factor que determina la vida pero no la intensidad de los sentimientos puros.
Para sacar adelante tan complejo proyecto se ha optado por Mark Romanek, destacado profesional del ámbito del videoclip musical. De hecho, el Museo de Arte Moderno de Nueva York alberga dentro de su colección permanente algunos de sus trabajos para artistas como Madonna. En su faceta de realizador cinematográfico rodó hace casi una década la película Retratos de una obsesión, con Robin Williams al frente del reparto. En el apartado interpretativo, Nunca me abandones se asienta sobre el trío formado por los jóvenes actores Keira Knightley, Carey Mulligan y Andrew Garfield. Ellas ya han sido nominadas a la estatuilla dorada a la mejor actriz por sus respectivas interpretaciones en Orgullo y prejuicio y An Education. En cuanto a su compañero, destacó por sus papeles de La red social y Leones por corderos. Se trata de un elenco artístico que cuenta en su filmografía con títulos sobresalientes y que a buen seguro nos seguirá deleitando en el futuro.