Hace pocos meses se estrenaba en España Los hombres que no amaban a las mujeres, adaptación cinematográfica de la primera entrega de la saga Millenium, fenómeno literario que, por lo inesperado y original de su propuesta, ha sorprendido y arrasado en las librerías. Los libros que componen la trilogía de Stieg Larsson han ocupado simultáneamente los números uno de ventas durante meses y sus versiones para la gran pantalla llegan también a las salas de proyección con breves espacios de tiempo entre estreno y estreno, si bien estas producciones se han podido ver exclusivamente en Europa. En Estados Unidos ni siquiera han iniciado su carrera comercial y tan sólo se ha exhibido el primer film en el Festival de Cine de los Hamptons. Sin embargo, en el viejo continente su repercusión ha sido muy elevada, llegando a recaudar más de setenta millones de dólares en su exhibición en las salas europeas. Se trata, por lo tanto, de un éxito de público motivado por el fervor que suscita la obra literaria del malogrado escritor sueco, cuyos réditos económicos son muy superiores a los cinematográficos -en este mes de octubre se estimaban en veintiún millones los libros vendidos, cifras estratosféricas cuando se trata de fenómenos literarios-, con independencia del resultado en taquilla que pueda obtenerse cuando se estrene en el resto del mundo.
La joven Lisbeth Salander se está convirtiendo en uno de esos personajes que triunfan debido a su especial magnetismo y a la contundencia de su carácter. En La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina pasa a ser una fugitiva buscada por la policía de Estocolmo, que la relaciona con el asesinato de dos colaboradores de la publicación Millenium inmersos en una investigación sobre el comercio sexual en el país nórdico. El editor jefe de la revista, coprotagonista de la historia, no cree en la culpabilidad de Salander y trata de encontrarla antes que los propios agentes. El gancho de esta joven es de tal magnitud que hace de ella la verdadera protagonista de la trama, incluso con una mayor presencia que en Millenium I. Asimismo, ahonda en su carácter violento y vengativo, fruto de una terrible infancia, y es obvio que los espectadores que disfrutaron con la primera entrega no se sentirán defraudados con este segundo trabajo, ya que comparte con su predecesora el mismo esquema y una puesta de escena muy similar. Pese a relatar determinados sucesos de plena actualidad sigue las reglas del thriller clásico.
En este caso, el director es sueco -Daniel Alfredson- y sustituye al danés Niels Arden Oplev detrás de la cámara. También se hará cargo del siguiente título La reina en el palacio de las corrientes de aire. No obstante, quien más destaca por méritos propios es la actriz Noomi Rapace, que da vida a Lisbeth Salander con gran soltura y solvencia. Repite personaje en la citada tercera parte, que se estrenará en Suecia, Dinamarca y Noruega el próximo veintisiete de noviembre y que llegará a las carteleras españolas previsiblemente en pocos meses. La asociación entre el cine y la literatura está dando excelentes resultados a las productoras y, en apenas un par de semanas, asistiremos al estreno mundial de la continuación de la otra gran saga literaria de los últimos años, la formada por las novelas a medio camino entre el vampirismo y el romanticismo salidas de la pluma de la escritora Stephanie Meyer, que se inició con Crepúsculo y que continuará con Luna nueva.
La joven Lisbeth Salander se está convirtiendo en uno de esos personajes que triunfan debido a su especial magnetismo y a la contundencia de su carácter. En La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina pasa a ser una fugitiva buscada por la policía de Estocolmo, que la relaciona con el asesinato de dos colaboradores de la publicación Millenium inmersos en una investigación sobre el comercio sexual en el país nórdico. El editor jefe de la revista, coprotagonista de la historia, no cree en la culpabilidad de Salander y trata de encontrarla antes que los propios agentes. El gancho de esta joven es de tal magnitud que hace de ella la verdadera protagonista de la trama, incluso con una mayor presencia que en Millenium I. Asimismo, ahonda en su carácter violento y vengativo, fruto de una terrible infancia, y es obvio que los espectadores que disfrutaron con la primera entrega no se sentirán defraudados con este segundo trabajo, ya que comparte con su predecesora el mismo esquema y una puesta de escena muy similar. Pese a relatar determinados sucesos de plena actualidad sigue las reglas del thriller clásico.
En este caso, el director es sueco -Daniel Alfredson- y sustituye al danés Niels Arden Oplev detrás de la cámara. También se hará cargo del siguiente título La reina en el palacio de las corrientes de aire. No obstante, quien más destaca por méritos propios es la actriz Noomi Rapace, que da vida a Lisbeth Salander con gran soltura y solvencia. Repite personaje en la citada tercera parte, que se estrenará en Suecia, Dinamarca y Noruega el próximo veintisiete de noviembre y que llegará a las carteleras españolas previsiblemente en pocos meses. La asociación entre el cine y la literatura está dando excelentes resultados a las productoras y, en apenas un par de semanas, asistiremos al estreno mundial de la continuación de la otra gran saga literaria de los últimos años, la formada por las novelas a medio camino entre el vampirismo y el romanticismo salidas de la pluma de la escritora Stephanie Meyer, que se inició con Crepúsculo y que continuará con Luna nueva.